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Capitulo 4: Dulce infierno

Gregor Thompson

—Te espero en mi local a las 11:00 tengo un par de chicas nuevas que se, podrían gustarte, tus verdaderos gustos, aquellos, antes de que cometieras matricidio — giro los ojos, ya Mathias está dormido, así que salgo para poder hablar mejor al teléfono.

—Tengo mucho trabajo, sabes que… — Me interrumpe

—Desde que te casaste te dedicaste en cuerpo y alma a la empresa y a tu familia, por una noche que te aloques no va pasar nada.

—Joder — Paso la mano por mi cabello, estos días han sido tres veces más estresante, la verdad si me merezco un noche para mí —Esta bien, estaré allí en un rato.

—¡¡Aleluya!!

Corto comunicación y me voy alistar, aviso a la niñera antes de salir, aunque yo sé que ella siempre está atenta a Mathias.

Elijo mi auto deportivo, tengo siglos sin usarlo, no está demás presumir el fruto de mi trabajo por una noche.

Ya casi en media noche y hay un gentío fuera esperando poder entrar, Nathan, mi mejor amigo y dueño me espera fuera.

—El gran Gregor Thompson me hace el privilegio — Le correspondo al abrazo, pasamos de un vez, la música está a todo volumen — reserve un lugar en el área VIP para nosotros, debemos ponernos al día.

Lo sigo, esta área es un poco más suave, hay chicas hermosas por todos lados, ye siento como una presa al ver las miradas lascivas hacia a mi, correspondo un par.

—¿Aun whisky en las rocas o un Martini? — giro los ojos con su clara burla.

—Whisky en las rocas por favor.

Hace señas y las camareras a medio vestir encargadas de atender se acercan de inmediato, una de ellas me guiña, hablamos de todo un poco, siempre estamos en contacto por teléfono, es la única persona en la que confío parte de mis cosas personales, nos conocemos desde niños ya que no solo éramos vecinos, si no que estudiamos juntos hasta la secundaria.

Logro relajarme al tercer trago, es cuando llegan el par de chicas de las que me habló, un par de morenas preciosas.

Me dedico a observar el lugar y veo un rostro conocido, en un principio no la reconozco, baila con una amiga y sonríe haciendo pasos al ritmo de la música, viste un shorts corto de cuero negro con un par de tacones rojos, sus piernas me hacen detallarle un poco más, su abdomen está a la vista y una par de Buenos pechos de tambalean cuando se mueve.

Su rostro se gira lo suficiente para ver qué es la hija de mi niñera, era menor de edad, con esa carita, sin embargo el cuerpo me dice otra cosa, ayer ví su par de atributos y me dije que ahora las chicas se desarrollan un poco antes.

—Si, me parece muy hermosa, y más a tus gustos por supuesto — Nathan interrumpe mis pensamientos extraños sobre la hija de Carla.

—Umm no, no… la conozco, es la Hija de la señora que cuida a Mathias, es solo que pensé que era menor de edad…

—¿Con ese cuerpo?

—Vestia diferente cuando la Vi está tarde — me encojo de hombros.

—Tiene carita de niña buena, podría engañar a cualquiera — la observa y yo lo empujó con el hombro — Ya me llenaste de dudas, si es menor de edad no puede estar aquí, en mi local soy muy estricto con eso.

Se levanta y yo de inmediato lo sigo, joder, no era mi intención estropearle la noche a la chica.

—Buenas noches — ella se gira a el, al escucharlo, ella lo ve de arriba hasta abajo — me permite su identificación.

—¿Qué? — me ve y me reconoce, Pero vuelve a Nathan con curiosidad —¿Por qué?

—Este local está prohibido para menores de edad.

Ella hace un gesto de confusión — Soy mayor de edad.

—Aquí la edad legal para entrar es de 21.

—Si bueno, yo los tengo — Se gira a buscar su bolso en el asiento, sus amigos se acercan a preguntar, su compañera me ve de arriba abajo y me guiña un ojo, luce ebria, para mí sorpresa, su amigo hace exactamente lo mismo — Aquí está mi identificación, es legal como puede ver.

—¿Tu mamá sabe que estás aquí? — pregunto mientras Nathan detalla su ID, ella me ve como si me hubiera salido otra cabeza.

—Eh…. ¿Todo esto es porque mi mama cuida a Mathias? No estoy haciendo absolutamente nada malo, tengo la edad suficiente para estar aquí, así que, ilumíneme, porque estoy confundida.

—Es que te ves un poco más joven, es todo — le dice mi amigo y le entrega su identificación — Discúlpame, tienes un par de tragos para ti y tus amigos— llama a la chica que nos atiende y le dice algo al oído.

—Ya superó a su esposa, eh — observa hacia la mesa en dónde están las dos chicas esperando por nosotros.

—Eso no es de tu…

—Exacto — me interrumpe y se gira dándome la espalda mientras guarda el carnet en su bolso, mis ojos le dan un vistazo a su trasero y baja hasta sus piernas. Soy un hombre de traseros y me gusta lo que veo. Su amiga me atrapa viendo y carraspeo.

—Disculpa — la toco suave en el brazo para que me vea, la música cambia y se vuelve un poco más ruidosa, así que me acerco lo suficiente — No fue mi intención hacerte pasar por un mal…

De pronto se va de manera a abrupta hacia atrás, logro tomarla por la cintura antes de que caiga, ella leva su mano a su cabello y es cuando veo que de ahí hay un par de manos jalando con fuerza, ella grita y se agarra de mi.

—Por está, por está niñata fue que me dejaste, maldito hijo de puta — Una Irina totalmente ebria y fuera de si aparece en mi campo de visión.

Nathan y sus amigos se acercan de inmediato.

—¿Qué carajos?

—Suéltame!

—Suéltala! — grito.

—Ni creas que me vas a sustituir tan fácil, primero la dejo calva.

Hala con más fuerza y yo grito al igual que todos, hasta que su amiga interviene dándole un puño en la nariz a mi ex, lo que hace que pueda liberarse, la abrazo y la cubro con mi cuerpo.

Irina llora y los de seguridad llegan —¿Estás bien? — le pregunto a la chica que está en mis brazos sobándose el cuero cabelludo.

—me arranco cabello — dice con sus ojos aguados.

—Amiga, ¿estás bien? — el chico me la quita de los brazos, y entre el y la otra chica, revisan su cabeza.

—¿Quién mierdas es esa loca?

Paso la mano por mi rostro, que desastre…

—Sáquenla de aquí por favor, tiene prohibida la entrada a mi local permanentemente — Los de seguridad se llevan a Irina mientras patalea y grita, su nariz va sangrando, mi amigo ve su reloj — aún no llevamos ni media botella y ya han pasado un par de locuras eh.

Yo lo ignoro, me preocupa la chica, no pensé que poner mis ojos en ella un par de segundos traería tantas consecuencias.

—¿Tienes enfermería aquí o algo? — pregunto — hay que revisarla.

—No enfermería, Pero en mi oficina hay un botiquín de primeros auxilios.

Suspiro mientras guiamos a ella y a sus amigos al lugar, me ve con reproche, no como en la tarde que me hizo ojito un par de veces.

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