Ambos se despiertan por la mañana, Matías le da un tierno beso que pronto lleva sus manos al cuerpo de Charlize y dándole una buena despedida a su manera, para que no se le olvide que es suya.—Creo que me iré más seguido de viaje —le dice ella mientras el agua de la ducha cae por su cuerpo.—No te lo recomiendo, porque así como tú te vas con las malas influencias que son esas mujeres, yo me quedo con sus maridos.Los dos se ríen, Matías se coloca un poco de champú en la mano y comienza a lavarle el cabello a su princesa, ama hacer eso, en especial porque ella se deja sin problemas.Salen pronto, se visten para ir a sus trabajos y Matías se va a preparar el desayuno, mientras Charlize se seca el cabello. Cuando sale un delicioso olor a panqueques la hace cerrar los ojos y gemir un poco, toma asiento enseguida y Matías le deja un plato con el delicioso desayuno.—Tú me vas a poner gorda —le dice con la boca llena de comida.—¿Tú crees? Con todo el ejercicio que hacemos —le dice con voz
Charlize se queda dormida en cierto punto, a lo lejos escucha la conversación de las mujeres y las risas, hasta que la despiertan, se ajusta el cinturón y escucha al piloto decir que están a veinte minutos de aterrizar en Las Vegas.Ella mira a su madre con los ojos abiertos y todas gritan al mismo tiempo.—¡Bienvenida a tu verdadera despedida de soltera!No se lo puede creer, su madre seguramente les dijo que no les diría la fecha de matrimonio, solo para que no hicieran esto.Una vez en tierra, se pone de pie y se encuentra con el mediodía de la ciudad que las espera para aquellos desastres. Cada una con un estilo por completo diferente, pero peligroso, van subiendo a la Van que las espera para llevarlas al hotel.Por supuesto, es blindada, dos vehículos más las escolta y eso es porque pueden ser locas, pero eso no quiere decir que pasen por alto lo importante que son cada una a su estilo.En ese vehículo van las empresarias más importantes de Nueva York y las esposas de hombres pod
Luego de terminar con sus cosas de mujeres, todas se van a la suite para prepararse para aquella noche, la idea es ir al casino un par de horas, en una super lujosa limusina y luego irse a un antro de esos en donde hay privados para la gente que se lo puede permitir… pero solo para bailar, nada más.Lo que ellas no saben es que en el piso de abajo acaban de llegar aquellos hombres celosos que van a reclamar lo que es suyo, pero no de la manera que ellas podrían esperar, sino de una muy particular.—¿Ya tienes el itinerario de las mujeres? —le pregunta Gerard a James saliendo de la habitación, arreglándose la pajarita de aquel traje negro de tres piezas que a cada uno le queda de infarto.—Completo… —dice con aquella sonrisa maliciosa.—Bien, ¿y nosotros?—Ok —dice James y todos se acercan a él—. Esto es lo que pasará…Y en lo que ellos escuchan el plan de James con sonrisas oscuras, por el ascensor van bajando aquellas mujeres dispuestas a divertirse en el casino, en cuanto las puerta
John se queda con un brasier en la mano, Gerard con una boa de plumas rojas por el cuello, Dan con una mujer bailando frente a él y James con una bailarina sentada a horcajadas sobre él.Cada una de las mujeres se acerca a sus esposos, furiosas, enojadas, al borde de una explosión de ira.Amy le quita el brasier a John y lo toma de una oreja. Luz le quita la boa a su esposo y se la deja en el pecho descubierto a su dueña con brusquedad, y se para frente a Gerard con las manos en la cintura.Keylen le aplica una llave a Dan, pero este se libra y se la echa al hombro, pero James… ese está perdido.Puede ser que Elizabeth tenga libertades, pero él no, porque nunca dejó de ser su esclavo, así que, cuando llega hasta esposo, este solo traga grueso… o eso le hace creer.—¡¿Qué mi3rda estás haciendo, Knox?! —le dice dándole una bofetada y James se para enseguida, pero su expresión que era la de un hombre que ha sido descubierto, cambia por completo al de uno molesto.—Vinimos a Las Vegas a t
En ese preciso momento, Matías se preguntaba en qué momento perdió absolutamente el control de su cuerpo y de la situación. Se suponía que él debía estar dándole duro a aquella chiquilla por llevar ese vestido tremendamente provocativo, pero no…Allí estaba, siendo arrastrado por las sensaciones que ella le estaba dando con su boca húmeda y su lengua curiosa, que lamía, reconociendo cada milímetro de su miembro a punto de estallar.Charlize estaba abstraída por completo en aquella tarea de darle placer con su boca, lo estaba disfrutando como loca, sobre todo porque el policía no dejaba de emitir gemidos que salían graves, desde lo más profundo de su pecho.Lame, chupa y vuelve a lamer, mientras sus manos se mueven diestras. En un acto de completa complicidad y confianza, Charlize saca sus manos, que servían de barrera para que aquel miembro no a atorara, las lleva a la pelvis y Matías comienza a moverse solo.Baja la mirada y se encuentra con aquellos ojos llorosos y desafiantes, que
Matías siente a lo lejos un ruido extraño, se levanta con cuidado de no despertar a su princesa y sale a ver qué pasa, olvidando por completo que está desnudo. Cuando llega a la sala, se encuentra a los cuatro hombres allí, muertos de la risa, pero la pierden en el momento que posan su mirada en el policía.—Mi3rda, Matías… —dice Dan.—¿Y con eso haces sonreír a la princesa? —le dice James, Matías se mira y toma un cojín para cubrirse—. Gerard, si tu princesa no se queda embarazada, va a ser un milagro, jajaja.Pero a Gerard no le hace ninguna gracia, en especial porque esté desnudo… sí, puede sonar tonto, pero él esperaba que los dos se mantuvieran célibes.—¿Qué hacen aquí?—Vinimos a raptarte —le dice John—, para ir por un buen desayuno para las mujeres, asumimos que todas están incapacitadas para moverse al menos por las siguientes seis horas.—Doce la mía —dice James levantando la mano y todos se ríen—. Esa mujer me la debía y bien feo.—¿Y mi hermana también está igual? —le dice
Para ese día los planes de las mujeres habían cambiado por completo, ya que sus maridos estaban allí, no podían irse a soltar las bragas por cualquier lado.Así que luego de aquel desayuno tan especial para cada una, decidieron bajar a la piscina y pasar un rato agradable.Al momento de reunirse todos, las mujeres se miraron cómplices de lo que había pasado la noche anterior, se acomodaron en las tumbonas, dejando sus toallas. Cada una fue atendida por su hombre, recibiendo su dosis de protector solar.—¿No es esto el paraíso? —dice Keylen con los ojos cerrados, sintiendo las manos de Dan por su espalda y luego un beso en el hombro.—Pero a ustedes les encanta correr lejos de ellos, no las entiendo —las regaña Charlize.—¿Acaso te vas a quejar de haber hecho lo que hicimos? Porque si es así, entonces tu marido no te dio lo suficientemente duro —le responde Elizabeth, que emite un quejido al acomodarse mejor en la tumbona.Todos se ríen, pero los hombres solo ruedan los ojos, porque es
Oír la palabra «marido» de la boca de Charlize provocó varias reacciones.En Matías una emoción indescriptible. En Gerard, el inicio de un infarto que no terminaría allí. En los demás, una admiración por aquella chiquilla que solo con la voz consiguió apartar a la mujer de Matías.—Eh… disculpe, es que él…—Él nada —dice Charlize caminando hacia Matías, pasando su mano por la cintura y acercándolo con posesión a su cuerpo.Lo gracioso era que así, descalza, era más pequeña que aquel hombre, pero no tenía nada que envidiarle a la bruja frente a ella.—La señorita estaba agradeciendo que recuperara su cartera esta mañana, amor… pero ya lo hizo, así que se va.La mujer asiente rápidamente y se va por lo menos decepcionada, porque esperaba que Matías la invitara a una cita o algo así.Pero lo que dejó allí fue a una mujer hecha una fiera, tremendamente molesta y con las ganas de cortarte la escopeta a Matías allí mismo.—Te traje lo que más te gusta —le dice él nervioso y tomando el vaso