Kalil.
—Kalil, por favor… —intervino Alinna viniendo hacia mí.
Entonces cuando estaba a unos pasos coloqué de golpe mi palma para que no se acercara, y luego la miré fijo como si quisiera matarla con mis manos.
—Morirás Alinna, tu pena será la muerte aquí mismo en el palacio, y no te salvarás de ello, por nada del mundo.
Su rostro se puso pálido y lívido, sus labios se abrieron para decir algo, pero fue interrumpida por su padre Bilal.
—Majestad, ¿Qué está diciendo? —dijo colocándose delante de su hija como si eso fuese a protegerla.
—Su hija será acusada de traición Señor —dijo Basim en tono fuerte y claro, entonces el hombre titubeo varias veces viendo a Dima muy asustado.
Recorrí el escenario, Hanna miraba a mi madre como si esto fuera un mal sueño, a lo que mi madre le cambiaba el rostro en varios colores.
—Majestad… ¿Por qué se acusa a Alinna de traición? —pregunto su padre nuevamente haci
Kalil. La vibración constante del cuerpo de Saravi me hizo despertar de golpe. En eso me levanté de un solo tirón, fijando mis ojos en ella. Estaba convulsionando, estaba prendida en fiebre y sudaba muchísimo. Tomé su cuerpo torpemente muy nervioso aparentándolo contra mí mientras grité lo más fuerte que pude. —¡Janí! Nadie se asomó, acomodé el cuerpo tembloroso de Saravi rápidamente y me disparé hacia la puerta. Justo cuando la abrí, Janí venía corriendo hacia a la habitación y se sorprendió al verme dentro de ella. —Majestad… —No hay tiempo Janí, algo le pasa —dije señalándole. Janí se hizo a un lado de mi cuerpo para ir rumbo a la cama de Saravi. Luego de verla, fue otra vez hacia la puerta y le dijo a un lacayo. —Llame urgente a los médicos del palacio ¡ahora mismo! Sus palabras nerviosas del hombre solo aceleraron mi ritmo cardiaco. Entonces fue hasta la cama colocándose de
Saravi. —¿Saravi? Hija… ¿Me escuchas? La voz insistente de Jemina hace que apreté el tacto que sostiene mi mano. Una sensación como si fuese a caerme me invade por completo y el picor de mi garganta me genera una tos al instante. Abro mis ojos de golpetratando de tomar un poco de aire, pero el dolor en mi costado me hace doblarme sin poder liberar la tos de forma sencilla. —Tranquila, poco a poco —vuelve a decir Jemina agitada. «¿Mi madre está aquí? Estoy soñando». Seguramente seguía en el sueño. Uno muy irreal. Apreté mi mano contra mi costilla hasta que pude toser más cómoda. Pero la sensación que tenía en la garganta era extenuante. Sentía arena dentro de ella. —T-Te… tengo sed… —pronuncié con la voz ronca y seca. Parpadeé varias veces, mientras la mujer temblorosa, acomodaba una almohada para que pudiera sentarme más cómoda en la cama. El dolor que tenía en m
Saravi. Mis ojos se llenaron de lágrimas,¿Por qué se tuvo que llegar hasta este punto? —¿Puedo pasar? —la pregunta dispersó mis sentimientos encontrados. Parpadeé varias veces y asentí en dirección de Jemina. Ella se acercó un poco dudosa y se sentó en el sofá en el cual la había encontrado cuando desperté. Ella no dijo nada por largos minutos, solo pude ver como su garganta se tensaba. —Me impresionó verte aquí —comencé a decir—. No viniste cuando regresé de Yomal hace un tiempo. Negó. —No sabía qué decir… —¿Qué decir? —pregunté—. No tenías que tener algo preparado, estaba apareciendo después de un año… mi padre… —No soy como tu padre —interrumpió mirándome fijo.Allí estaba ella, esa era la verdadera Jemina. —Lo sé, madre… solo esperé que… —Ese ha sido el problema entre nosotras dos Saravi —corto nuevamente, muy decidida por hablar—. Tú siemp
Kalil. Cerré la puerta de la habitación y caminé como si mis pies no estuviesen tocando el suelo. «Estaba feliz. Pleno. Y si muy enamorado, enamorado hasta la médula». Aspiré el aire varias veces mientras caminaba. Recosté la cabeza hacia atrás y comprimí los ojos mientras susurré: —Gracias… Era afortunado como ninguno. Pero la comodidad y la paz solo me duraron escasos minutos. Llegué a la parte trasera del palacio donde la madre de Alinna lloraba desconsolada junto a su esposo que la sostenía por los hombros. Una fila de generales y guardas estaban esperando por mí junto con Fais que se encontraba al final de la fila. Así que después de mi llegada, Basim trajo a Alinna muy cerca de mi lugar. Una sensación de vacío se gestó en mi cuerpo al verla. Ella estaba… Ni Siquiera podía describirlo.Esamujer, no era Alinna. Ella parecía perdida en sus pensam
Saravi. Me senté fatigada, tratando de acompasar la respiración al esfuerzo que había hecho para con mi hijo. Así que dejé que Kalil se hiciera cargo ahora. Zaid corría apresurado por el jardín.Este era su juego favoritodesde que cumplió los tres años, le encantaba que su padre fuera tras él, hasta tomarlo de forma brusca y levantarlo en sus hombros. Todos reímos luego de su carcajada que procedió cuando Kalil lo levantó, ver esta escena me llenaba hasta los huesos cada vez que ocurría. Zura, Kader, Hanna y Basim estaban compartiendo el momento como una gran familia, con expresión de felicidad en sus rostros, después que los niños habían llegado, definitivamente ellos cambiaron tanto, que solo tenían ojos para ellos. Zaidera nuestro primer hijo, el primogénito, muy parecido a Kalil.Naimera el segundo. Tenía un año y medio y ahora mismo estaba en las piernas de N
Kalil.Ya no sé qué es perder el control…¡Todo es tan distinto! ¡Me siento tan diferente!La tenue luz de la lámpara refleja de forma limitada mi rostro cansino, ese que trato de esconder cada día de mi vida. Me cuesta tanto todo ahora… me cuesta sonreír como antes, también llorar como antes.Mi corazón se apaga en cada instante, es como si desacelerara su curso, como si una oscuridad apremiante comenzara a apoderarse de él; como si el dolor que siento en el pecho hiciera metástasis para impregnarse en todo mi cuerpo, cumpliendo con su propósito.«Matarme, matarme lentamente por dentro».Por más que trato de cerrar los ciclos en mi vida, por más que quiero dar una orden a mi mente, esta no parece comprender mi estado de aflicción, esta parece alimentarse con mi desasosiego enferm
Saravi (Nahid).Las fiestas de fin de año están en su etapa de apogeo, aunque no salgo mucho del palacio por circunstancias más que expuestas, Samira me ha alentado para conocer un poco más de mi propio pueblo —Yomal—, por supuesto, pese al rostro largo que puso Omer al saber la noticia de mi salida.“La cuidaré con mi vida”: dijo Samira un montón de veces antes de partir, su entusiasmo me contagió por completo, de hecho, quiero ver aquellas bufandas tejidas de las que tanto habla a diario.Salir del palacio de cierto modo alivianó cierta tensión que tenía en el pecho, no sé cómo explicar aquella sensación que a veces viene y va dentro de mí; tampoco puedo describir a ciencia cierta de que se trata, pero me gustaría mucho saber por qué me pasan estos sucesos.El carruaje que nos
Kalil.Ha llegado el último día de fin de año, el palacio se ha puesto en movimiento desde temprano, porque al caer la noche, este mismo lugar estará repleto de gente.«Es nuestra costumbre», el rey da unas palabras mientras toda la gente que desea, entrará en los alrededores del palacio; básicamente muchas de ellas quedan por fuera, pero la monarquía atiende a todas estas con un banquete y algunos obsequios por familia.Mi madre y Hanna me están volviendo loco con los preparativos, tanto, que ahora mismo he perdido más de una hora en un salón, mientras un sastre toma mis medidas; ellas por el contrario están perdidas parloteando de todos los eventos que se avecinan en algunos días.La verdad no sé exactamente los detalles de su conversación, mi mente está muy lejos de aquí, necesi