Saravi.
Mi corazón quería desfallecer cada vez que recordaba el rostro de Kalil al despedirse de mí. Opté por ser lo más fuerte que pude. Dejarlo en la condición que estaba simplemente no era el mejor plan. Pero necesitaba de forma urgente terminar con todo esto. Tenía una experiencia anterior, no concluir mi situación con Mishaal de cierta forma acrecentó la dificultad, así que ahora no era diferente, incluso, eran reinos vecinos y no por mi culpa y los malos entendidos ellos iban a comenzar una enemistad.
«Un pueblo no debe pagar los problemas de sus gobernantes».
Quería la paz.
Por otro lado, podría decir que mi viaje estaba siendo muy ameno. Tenía a Nadia y a mi padre, quienes me colocaron al día de muchas cosas que han sucedido en este año. Hicimos varias paradas, llevamos alimento a nuestras bocas y algunos bocadillos para el viaje y continuamos por largo rato.
Sentía una opre
Omer. Apreté mis puños contra el escritorio, mientras el ardor en mis ojos me martirizaba hasta el cansancio, la furia consumía hasta el último poro de mi cuerpo, y estaba a punto de estallar, sin embargo, me controlé, debía hacerlo, necesitaba seguir el plan. Saravi sería mía, y ella misma seria quien regresaría hasta mi lugar. Así que solo debía tener paciencia. Comenzaría a escribir las cartas, sabía que esto llevaría tiempo, pero, seguiría todo de acuerdo lo que pensé. Esperaría la carta de Alinna Menen, donde con su puño y letra daría testimonio y aseguraría que lo que iba a escribir hacia otros reinos era cierto. Ella no sabía el por qué usaría su testimonio, era muy tonta para comprender el trasfondo de todo. Así que me senté en el escritorio, y comencé a redactar cada una de las líneas haciendo un llamado de guerra hacia mis pueblos vecinos. Y con una sonrisa en mis labios, solo imaginé lo que en unas
Saravi. —Señor… Me despegué de Kalil, pero tomé su mano. —General. —Las personas que fueron llamadas para la reunión de ayer, fueron instaladas en una casona cerca mientras pasa la ceremonia. Quería preguntarle, ¿quiere cancelar la reunión? —No… en cuanto se haga la ceremonia a mi padre, me reuniré con todos. Mi ceño se frunció. —¿Es tan importante? —le pregunté mientras él fijaba los ojos en Basim. —Saravi, hay cosas que debemos hablar, así que por favor dame tiempo y te explicaré la razón de esta reunión ¿de acuerdo? Asentí. —Deberías descansar… —dijo continuando y separándose de mi lado para colocarse al lado de Basim—. Yo debo encargarme de muchas cosas ahora, y antes de que digas nada, tienes un día entero sin dormir. No me estaba gustando el tono, ni la incertidumbre que estaba sintiendo. No solo la muerte de Umar era extraña en el palacio. Pareciera que algo más e
Kalil. No he tenido vida. Así se resume todo este tiempo, a pesar de que las cosas han mejorado. No puedo dejar de pensar en ese día, me es imposible concentrarme en cualquier cosa después de esto, y aunque me esfuerzo mucho por recordar, nada viene a mi mente. Solo rezo, rezo porque esto no sea verdad, porque aun cuando trato de entender, jamás en mis cinco sentidos hubiese tocado a Alinna, simplemente no lo hubiese podido hacer. Todo esto sumado a la muerte de mi padre, sé que la relación, no fue la mejor, pero Umar era un muro para mí, aun y cuando su forma de gobernar era contraria a la mía, puedo afirmar que aprendí mucho de él. La cabeza me daba vueltas, todos los días trataba de parecer normal y hacer frente a todo el trabajo de mi país, pero por las noches cuando Saravi me abrazaba, la conciencia me pesaba mucho. Y odiaba sentirme así. Nadie sabrá de esto
Saravi. No recordaba desde cuando me había sentido tan bien, ni desde cuando había visto tantas sonrisas en los rostros de las personas que más amaba. Aunque mi madre no había asistido a la boda de la princesa, me sentía a gusto que mi padre viniera muy seguido al palacio y que Nadia se hubiese ajustado a muchas cosas aquí. Llegaría el momento en que tendría que hablar con Jemina, era necesario sanar esa parte de mi corazón; entonces estaría tranquila y disfrutaría esta nueva etapa que me estaba haciendo muy feliz. La ceremonia terminó muy tarde, Kalil y yo decidimos regresar y compartir con la familia, pese a que aún Zura tenía sus reservas en cuanto a mí. Después de unas horas, los novios se retiraron en un carruaje que los destinarían a una casona privada que pertenecía al palacio, y después de ello, estarían por algunas semanas viajando pasando su luna de miel. Kalil y yo caímos rendidos al amanecer, luego de toma
Saravi.Caminé rápido, y Fais me siguió con paso apresurado. Tenía un dolor que no podía soportar, sentía que el cuerpo entero se quemaba lentamente y quería morir.Al llegar a un salón privado, no pude más, me dejé caer mientras lloré amargamente. Mi garganta me estaba matando, sentía una presión sofocante, que por más que expulsara mi llanto no me dejaba de martirizar.Los brazos de Fais me envolvieron al instante y llevó mi cabeza hacia su pecho, no dijo una sola palabra, pero yo tomé su chaqueta para aferrarme a él.Yo simplemente no podía creer que esto estuviese pasando, aun y cuando escuché lo que dijeron y que con su mirada de culpabilidad Kalil me lo confirmara, sentía que esto era una mentira. Kalil no podía ser capaz de hacer algo así adrede, él no era as&iacut
Kalil.—¿Estás seguro de que todo por lo que te culpan pasó? —pregunta Kader frente a mí.Esa misma pregunta me la he hecho cada día que mis ojos se abren, porque sencillamente no recuerdo nada de lo que pasó esa noche. Tengo tanta frustración dentro de mí, y una rabia que me consume por dentro. Tengo tanta rabia con Alinna por aparecer, por estar esa noche, tengo tanta rabia conmigo mismo…—Ni siquiera recuerdo nada —le respondo a Kader malhumorado a la vez que él hace un gesto con su boca—. ¿Dónde están ahora? —pregunto de nuevo en su dirección.Después que Saravi partió con Fais por la mañana estuve al menos una hora escuchando las exigencias de los padres de Alinna para con su hija, mi hermano por supuesto había llegado al enterarse de lo que estaba pasando, y all&ia
Kalil.—Tome esto majestad —dijo una dama ofreciendo una tasa hacia mí, mientras mi madre caminaba apresurada y muy nerviosa.Sujeté la tasa, era café muy cargado. Pero lo necesitaba.Estaba molido, mi cuerpo exhausto no podía siquiera sostenerse de pie. Amanecí en las calles de Angkor junto a los pelotones, pude hacer frente a varios grupos en compañía de Kader, habíamos luchado arduamente por enfrentar con nuestro ejército, todas las desagracias que se estaban suscitando.Tenía algunos rasguños en la cara, y los nudillos rostros, las palmas de las manos me ardían, pues sostuve la espada por mucho tiempo y estaba fatigado, hasta el aire podía quemar mis pulmones del cansancio.Pensé, pensé en Saravi cada vez que hacia frente a un enemigo, descargué mi ira en cada uno de ellos, hasta que mi p
Saravi. Caí al suelo, mientras toda la preocupación y la ansiedad me dieron un golpe en el estómago. Kalil estaba en peligro, nuestro país estaba en peligro,otra vez por mi culpa. Mis lágrimas comenzaron a deslizarse por el rostro, porque el temor me había tomado por completo. Había un hombre en esta habitación conmigo, pero ese no se trataba del Omer a quien yo conocí. Este que estaba frente a mí, era un absoluto extraño. «Un hombre vil, un hombre malo». —Shuuu, no llores cariño, nada te pasará, te lo prometo —dijo acercándose, pero yo me adelanté y me puse de pie asomando mi mano para que no se me acercara. —¿Qué hiciste para que otros reinos se prestaran para este plan tan vil? —pregunté limpiando mi rostro. —Bueno, ya que vivirás aquí de ahora en adelante, y que serás mía, pues pensándolo bien, tenemos que tenernos confianza —dijo con una sonrisa de satisfacción. No