Kalil.
«La paciencia es un regalo», de hecho, al tiempo trae buenos resultados, creería que los mejores si de verdad se piensa con cabeza fría y no se deja llevar por las emociones, a la final estoy convencido de que sería mucho mejor sus frutos. Pero momentos como este, no me resulta apetecible esperar, momentos como este, el éxtasis te vuelve tan loco y te hace sentir tan bien, que todo se olvida, inclusive ni siquiera piensas que luego obtendrás otra cosa más, que este mismo instante.
Yo estaba luchando, eso era cierto, pero después de mi arrebato por la tarde la sensación en mis labios había sido devastadora hasta el punto de no concentrarme en sí quiera una palabra en la reunión.
Todas las miradas eras de incógnitas en mi dirección, incluso sonreí al ver la cara del imbécil de Omer, porque él sabía que algo estaba pasando, y debía prepararse para ello.
Pero no verla en la cena hizo inestable mi existencia de nue
Kalil.Paso un trago forzado llenándome de paciencia.—Mi amor…—Kalil… —ella refuta de nuevo y quitando mis manos de su rostro—. No sabes nada de mí, ni yo misma sé. En este último tiempo he estado sola, y el rey de Yomal me ha tendido la mano de una forma que jamás podría agradecer.Me despego de su tacto rápidamente, mientras la ira comienza a circular por mis venas. Me quema y me duelen mucho sus palabras.—No sigas… —le pido áspero.Ella asiente espaciando más nuestra distancia.—Yo jamás podría hacer una cosa de estas —ella quiere explicarme su situación desconociendo lo que pasa en ella, odiándose por tener este tipo de sentimientos por una persona que piensa, no conoce—. Yo no podría vivir de esa manera.Paso mis manos por e
“Si no sabemos hacia dónde vamos, terminaremos en cualquier otro lugar.” YOGI BERRA Saravi. Me sentía enferma, tenía una debilidad en todo mi cuerpo y el ánimo por los pies. La noche había sido eterna para mí desde que el rey salió de mi habitación. No quería aceptar que, desde que su mirada enojada se deslizó por mi rostro y pronunció esas palabras, algo dentro de mí se había desgarrado de inmediato. Aparte de que no pude conciliar el sueño durante toda la noche, guardaba una culpa enorme sobre mis hombros. Tenía tres días aquí en Angkor, y parecía que un montón de años pasaron sobre mí durante este tiempo y en este lugar. «¿Cómo podía sentirme así con un hombre que apenas conocía? ¿Por qué el corazón era de esa manera? ¿Por qué no simplemente se alegraba con lo que había elegido?» Reprimía los ojos cada vez que un recuerdo volvía a mi cabeza, anoche fue el momento donde experimenté m
Saravi. —No me importa si usted está de acuerdo o no, nos iremos mañana. —¡Es mejor que se calmen ya! Los sonidos de las voces agudas comienzan a apacentarse en mi cabeza, reprimo los ojos varias veces, y lentamente los abro temiendo por un dolor de cabeza que aparecerá en cualquier momento. El médico, que desde que llegué parece estar cuidándome, esta frente a mí con un pañuelo cerca de mi nariz. El olor aunque no es desagradable, es muy fuerte. El hombre hace un ademán a los presentes y todos hacen silencio. No me desmayé, pero el mareo fue tan fuerte que por unos momentos todo lo vi negro, me había estrellado contra Omer, y este de inmediato fue un soporte para no irme al suelo ante mi debilidad. Ahora estaba sentada en un sillón en medio del pasillo. —Señorita Nahid, ¿me escucha bien? Asiento débilmente. Entonces él quita el pañuelo y me da una taza con una bebida caliente. —Tómela, le ayudará con
Kalil.Describir cómo me siento ahora sería imposible. Pero si debería utilizar una palabra diría que… desesperación es lo que siento.La rabia que me consume por los hechos de Alinna no son peores que mi inestabilidad ahora que Saravi piensa que le he mentido, su mirada me lo dejó muy claro, ella debe estar pensando que estoy jugando con ella y que por supuesto estoy loco.Sentí mucho miedo cuando ella posó su mirada en mí cuando volvió en sí después de su mareo, me había aterrado entender que no quería nada de mí después de escuchar Alinna mintiendo en mi cara. Pero definitivamente lo que terminó por matarme fue cuando dijo que iría con su prometido a preparar las cosas para el viaje.«¿Qué podía hacer?»Era imposible retenerla aquí
Saravi. Estaba muy nerviosa. Todo dentro de mí gritaba que buscara otra salida, todo dentro de mí hacia contrapeso para que no me levantara de este sillón donde me encontraba sentada. La princesa y su prometido tenían una tensión evidente mientras deslizaban la mirada hacia su rey. Kalil por otra parte parecía como un niño asustadizo, demostraba que algo iba a estallar dentro de él, y también en cualquier momento yo misma estallaría. —Es hora… —anunció Omer tomándome de la mano. Su condición parecía muy apresurada. Omer sentía amenaza en este país, sentía que de alguna forma si no salíamos de aquí, la situación se pondría peor. O quizás solo lo intuía por mí mismo comportamiento. Yo no era la misma para con él. Luego de nosotros, todos se colocan de pie mirándose extrañamente. El peso de mis hombros era demasiado para soportar. Y justo cuando Omer se escabullía un poco, una voz nos detuvo.
Kalil. Mi cuerpo se estremeció al instante, el frío se impregnó en mis huesos mientras trataba de sostener esa mirada que me gritaba que está sufriendo con cada palabra. He vivido las emociones más fuertes de mi vida en estos instantes. Maniobré con un deseo que me sobrepasaba el alma, cuando Saravi decidió que necesitábamos estar a solas, había actuado como un ciego consumiéndome en ella, descargando todo lo que me ahogaba día tras días, y fui libre con ella entre mis brazos. Pero escuchar lo que salió de los labios de Saravi, simplemente me rompió. Necesitaba preguntar de nuevo, quizás había escuchado mal, eso debía ser, necesitaba que esto no fuera verdad. —¿Qué?… no, ¿estabas embarazada? —mi voz sonó inestable, ella bajó la mirada mientras sus labios temblaban asintiendo. —No tienes idea de lo que pensé de ti… Me despego de sus brazos solo para respirar un poco, ahora mismo el aire me falta. Saber
Kalil. Cuando abrí la puerta, el rostro de mi madre apareció, su mirada se giró hacia ella detallándola de arriba hacia abajo mientras hacia una mueca en su rostro.Por alguna razón me dieron ganas de reír al ver su expresión, Saravi era muy evidente, aparte sus labios estaban muy hinchados, debo confesar que fui muy brusco al besarla.—Necesito hablar contigo, Hijo —dijo por fin Zura fingiendo tranquilidad.—Puede ser más tarde madre, ahora debo acompañar a Saravi, nos reuniremos todos en el salón porque ella nos contará lo que ha pasado.Saravi apretó mi mano, dándome señal que estaba incómoda, así que pasé mi brazo por su hombro y uní mi cuerpo al de ella para que se sintiera tranquila, nunca nadie volvería a pasar por encima de ella.Jamás.
Saravi. Relatar mi recuerdo no estaba siendo fácil. Aquellos momentos fueron devastadores para mí, el corazón se me había partido cuando me había separado de Kalil en aquel lugar hace un año ya, yo quería realmente que todo resultara como estaba planeado, yo estaba segura que volvería al palacio. Pero la vida había preparado otro asunto para mí. Mi corazón estaba dividido en dos en este instante, eso no significaba que viera a Omer como un hombre a quien pudiera corresponder mis sentimientos. Yo amaba a Kalil con todo mi corazón y de eso no tenía duda, aun cuando todo este tiempo estuvimos separados, no hubo nada que menguara la intensidad con la que mi alma lo amaba. Antes de recordar sentí un gran rechazo por el padre de mi bebé y me prometí a mí misma jamás retroceder, pero ahora las cosas eran diferentes, sabía quién era yo y a donde pertenecía. Sin embargo, me dolía muchísimo ver el estado de Omer, él estaba sufriendo, é