Briana. Trago en seco. Me pongo en pie con un frío recorriendo mi espina dorsal. Con disimulo cierro la carpeta mostrando mi mejor sonrisa. —Coronel Thompson ¿Qué hace aquí? —se acerca sonriente. —Si busca a mi padre, no se encuentra en este momento. —Lo sé, me avisó que viniera por unos documentos que dejó olvidados aquí. —deslizo lo que tengo en las manos hasta que quede como estaba. Al menos espero que así lo deje porque al hacerlo de espaldas es difícil saberlo. —Le traigo un café, un jugo, té o un trago. —ofrezco, amable. Trato de respirar lo más normal posible para no quedar al descubierto. —La cafeína no es mi acompañante favorito, el licor no es posible porque estoy en servicio. —señala su uniforme perfectamente planchado. —Un té no me apetece, pero sí acepto un jugo de naranja. —Iré por ello. —me alejo escuchando como rebusca entre los papeles. —Briana. —detengo mis pasos tragando en seco. —Tu celular. Giro viendo el móvil a un lado de las carpetas que él apila en ot
Narrador omnisciente La mañana es fría, con diversidad de emociones rondando en el aire de aquellos presos de lo que quieren soltar o destruir. Zarya se mantiene expectante ante el entrenamiento de los voiny ada que tratan de no desfallecer frente a la máxima líder de la organización que no aparta los ojos de todos ellos, estudiando el aguante de cada uno, pues no se puede permitir elementos débiles que la dejen en una desventaja contra nadie.Supervisa por sí misma los sujetos que serán incluidos en sus propios ejércitos. Los pocos que caen del andamio con cadenas se levantan de inmediato, dando a entender que lo intentarán aún sin las estadísticas a su favor. —¡Otra, otra y otra vez! —demanda uno de los entrenadores. —¡Si caen se levantan y siguen, que del suelo nadie los va a levantar!El sudor los cubre por completo y el temblor de sus cuerpos no les permite decir palabras.—¡Mirada al frente! ¡El dolor será más con el pasar de los minutos! —dirige Markov. —¡Mi abuela cargó a u
Zarya El clima frío lleva mi mente a Rusia, lugar donde quiero volver, me gusta evocar los recuerdos y más si estos son tan lindos. Desde mi niñez asistíamos a lugares de los que mi padre se hacía cargo que estuviesen con vigilancia a más no poder, al principio no lo entendía, hasta que tuvimos que ver con nuestros propios ojos lo que trataba de evitar el korol y tanto le atemorizaba a Dante Mikhailov.Nos prometió que iba a intentar que ocurriera lo menos posible, ya que decir que no sucedería de nuevo sería algo imposible de cumplir. Por esta razón, Damien se propuso ser entrenado aunque mi padre aceptó que fuera solo con él al principio, hasta que mi estupidez pudo más que mi instinto. Y volvió a pasar. Sobrepasé los límites. Me dejé llevar por el placer incomparable que causaba quien se encerraba entre mis piernas, mientras decía que me iba a destruir en cuanto conociera al Boss. El juego se volvió real y ahora siento que…Pasaba tan deseoso como yo de un cara cara y cuando
Zarya. Me veo en el espejo a gusto con la imagen que se refleja. El vestido azul me ciñe la cintura sin llegar a lo provocativo o exagerado, porque no es mi objetivo esta noche. Acomodo mi cabello a un lado, antes de colocar los pendientes oscuros que cuelgan dando el último toque. Miro la marca leve que tengo en el cuello y la maquillo rápido al recordar por quien la tengo. Aún no desaparecen del todo y por alguna razón no quiero que lo hagan. Me prende tener marcas que recuerden algo como eso. Puede ser un tanto masoquista, pero corroboré que lo soy cuando permití que llegáramos a lo que quisimos evitar.Escucho dos autos llegar y me incorporo sacando a relucir la máscara que utilizo cuando quiero que todos hagan lo que quiero. De mujer amable y delicada. Bajo las escaleras con lentitud y una calma que aprendí de mi madre. No hay mejor engaño que el que también nos creemos para que se vea real. Y ahora soy una empresaria joven, con ingenuidad incluida.Markov me alcanza. Damien s
Zarya. —Yo no juego a nada. No digo lo mismo de tí, Soberbievans. —suelto caminando para tomar el aire que siento muy espeso en donde estoy. —Creí que te habías largado ¿Qué quieres? —A tí… Te quiero tras las rejas, Boss. —corrige pasando saliva. Siento sed. El corazón se me quiere salir del pecho. —Sigue soñando, comandante. Tus ojos no verán tal cosa. —me burlo. . Aunque su respiración agitada me hace odiarlo. La sangre me hierve. —Mejor dile a la mujer que tienes ahí que gima más fuerte para que dejes de buscar excusas estúpidas para escuchar mi voz y poder correrte. Gruñe y la molestia que se instala en mi estómago la dejo de lado, porque no voy a andar con escenas ridículas. Pero esto puede más que yo. —No seas ilusa, niña. No es conmigo que está follando. — los sonidos se escuchan lejos. Como si se alejara. —Pero puedo ir por una si lo deseas. Tal vez así me quito estas maldit@s ganas de volver por tí. —oigo los gritos que la mujer da más lejanos y aprieto el aparato en mis
DamienDebo lidiar con saber que tengo que dejar a Briana sola en un sitio donde pueda estar el enemigo me encoleriza. Insisto en que debe abandonar la propiedad, pero Briana se rehúsa, alegando que puede ayudarme más estando aquí que en otro lugar. Me enerva no tener una cadena que la ate a mí todo el tiempo. Es una terca que me saca de quicio, pero que admiro con lo que hace a la vez. A pesar de lo que su padre puede ser no se echa para atrás y continúa con esa necesidad de saber la verdad.Me jode tener que hacerla pasar por esto, no me quiero alejar de ella porque al saber la verdad, tiene claro que pueden haber tres que estamos dispuestos a volarle la cabeza a su padre. Briana se metió hasta lo más profundo de mi ser. Me dio un golpe en la boca callando mis palabras de no dejar que alguien lo hiciera, pero fue su caótica forma de ser y atrabancada actitud lo que neutralizó mi juicio.¿Cómo se puede detener un tornado con las manos? Es imposible y no pude hacerlo con ella. Ahor
El benefactor Permanezco con mi taza de té frente al gran ventanal del edificio. Un suspiro cansado sale sin que pueda detenerlo. Esta mierd@ ya me está hartando con dimes y diretes de parte de imbéciles que no piensan ceder por las buenas. Tal es el caso de ambos comandantes que me tienen hasta la coronilla con su falta de respeto. Detesto que quieran meterse en algo que no entienden y me jode que no sean capaces de rendirse ante un poder superior, como el que tengo aún en las sombras. Creen que por tener una trayectoria como la que tienen tendré lástima de su existencia insulsa y sin sentido. Esconderse a plena vista es algo que aprendí con el pasar de los años. Desde mi inicio no le vi sentido a tener que entregar o quemar dinero que puede servir para impulsar el poder. Poder al que todo el mundo aspira. Me vi entre las filas de las mismas personas que juraban y perjuraban destruir algo que sólo postergaron por años, en los que solo creció, aún con lo poco que se les logra
Briana Unos gemidos me despiertan de golpe cuando oigo algo golpear la pared y varios objetos caer al piso. Un grito, una cachetada y un gruñido ronco. Me levanto y sin importarme con que estoy vestida tomo un candelabro que aprieto con fuerza. Abro la puerta y los ruidos no dejan de oírse. Miro la habitación de mi padre, pero tiene el seguro que le pone del lado de afuera.No ha llegado. Camino por el pasillo y oigo a alguien toser por lo que me apresuro a la puerta de donde salen los ruidos. La puerta está sin seguro.Damien no está cuando se le necesita, carajo.Tampoco tengo el celular en las manos. Tuve que haberlo dejado justo esta vez. Respiro hondo antes de empujar la puerta en medio de la oscuridad cuando estos se oyen más fuertes, enciendo la luz y...Bonnie está de espaldas contra el vidrio de la ventana, siendo sostenida por unos brazos tatuados que la estampan una y otra vez contra el vidrio que creo va a ceder en cualquier momento. Ambos con la ropa hecha añicos y s