Briana.—Un gusto verla, señorita Jones. —saluda el muy...—Lo mismo digo. —actúo como si no pasara nada, aún cuando mi corazón está a mil revoluciones por minuto. —¿Le puedo ayudar en algo? Maite se va y el aire se vuelve escaso cuando este imbécil da el primer paso, haciéndome retroceder, viendo a todos lados. —¿Te digo en qué me puedes ayudar, Briana? —se relame inclinando un poco su cuerpo oliendo mi cuello. —Tal como lo recuerdo, dulce...Roza sus labios en mi piel y la corriente eléctrica se extiende. —...como tu coño.Me aparto rápido cuando escucho pasos y este se aclara la voz, viendo el pasillo por donde entra el ministro despidiéndose de la persona que nos entrevistó.—Damien, que bueno que aceptó mi invitación a comer. —se voltea para tomar la mano de mi padre y yo no sé ni como sigo de pie. —Estaba finalizando una reunión, pero es una invitación difícil de rechazar, señor ministro. —contesta de manera formal con la hipocresía que huelo hasta donde estoy. Giro en mi e
Bennett —El ataque de hace unas semanas en los suburbios de Londres está en los medios. —avisa Adam. Enciende la pantalla de la tablet mostrando lo que trae y en efecto, las imágenes de esa masacre saltan a la vista, sangre por todos lados, censuran los cuerpos mutilados y el reportero explica lo que le han informado. —Se lo achacan a la mafia roja, pero esos son sus territorios, sería estupido atacar un sitio que les pertenece. —Para dar una opinión acertada es mejor hablar con los sobrevivientes ¿Se sabe a donde emigraron? —revisa en el aparato que carga negando. —No, dicen que pueda que se hayan integrado a otras comunidades o quizá formaron la suya propia en otro sitio. —comenta No me sirve, pero sí puede ser posible que tengan información que nos sea de utilidad, para descifrar de una buena vez quienes son los responsables de lo que sucede en este enredijo en el que se nos ha implicado también como causantes. Irónico, los civiles nos culpan de algo que tratamos de
Bennett.—Hablaban francés. —continúa. —Repetían una y otra vez una frase que no podría... —Sacrifice pour le bienfaiteur. —habla el niño sentado en el suelo. —Significa...—Sacrificio por el benefactor. —repito, más claro no puede estar, los hijos de perra están provocando estas masacres por alguna razón, porque eso de que es para dejarnos en mal no es suficiente razón. Tienen algo entre manos y tengo que descubrirlo antes de que pararlo sea imposible. Sigo escuchando lo que dicen cuando se suman más y más sujetos que cuentan su propia versión. Algunos hablan de un sello que se parece a otro que vieron, pero que no es el mismo. La misma frase se repite una y otra vez hasta que la noche cae. Tengo que volver, me digo. Pero cuando ponen un plato de comida frente a mí desisto. Lo rechazaría si no fuera porque no recuerdo cuándo fue la última vez que comí. Lo devoro bebiendo más agua y recibo la otra botella pequeña que meto en mi bolsillo, agarro la antorcha que me ofrecen para il
Narrador omnisciente Los pelotones marchan bajo el sol incandescente que se cierne sobre ellos. Quienes están decididos a mantenerse en las filas de la que consideran, la mejor central militar en Europa.Nombres y apellidos que son temidos y de los que desean formar parte.Mientras tanto, se lleva a cabo una reunión sobre lo acontecido referente al sargento Jefferson Maddox y que no les gusta mencionar. A nadie le conviene que los medios se enteren sobre un oficial, con ese cargo, que haya estado involucrado en un atentado al comandante Evans, peor aún que este haya sufrido un segundo ataque del que se niega rotundamente a dar información que pueda tener.Todos de alguna manera están nerviosos, no les resulta fácil dar a conocer datos que los desprestigien más de lo que ha venido sucediendo. En tanto, el comandante se adentra a las instalaciones del comando donde un golpeado equipo lo espera. George con puntos en el hombro, hematomas por todos lados, al igual que Kelly y Adam, quie
ZaryaColoco el cartucho y disparo para probar su eficacia, confirmando que funcionan perfectamente. Cada detalle pensado para evitar que haya algún defecto. Creado tal cual se plasmó. La dejo a un lado tomando la siguiente en la que está vez utilizo las 306 ZD que creó mi padre, desatando la serie de balas que impactan en una plancha de blindaje que atraviesa sin importar que sea de los mejores. No ha salido de nosotros y no saldrá porque solo nos pertenecen, como lo dispuso el último korol. Mi hermano pone otra caja sobre la mesa con armas de alto nivel, su imagen da la idea de lo letales que son y nadie puede cuestionar tal cosa debido a lo que han causado. Saca la AK-630M-2 Duet que comienza a armar sobre una plataforma firme, esforzandose en que no se mueva para que quede como se muestra. Me acerco a detallar tal cosa, que no es más que un arma de letalidad pura, sin exponerse mucho por la facilidad con la que se puede usar. Es una avanzada ametralladora de 30 milímetros que
Zarya Pongo mi otra mano sobre la suya presionando ese punto que deja las articulaciones dolientes, pero Bennett me atrapa la cintura por lo que me inclino un poco enredando su pie con el mío para después empujarlo. No me suelta y me lleva con él al piso, donde ruedo quitándolo de encima, aunque cuando quiero me parar su mano se aferra a mi hombro poniendo mi cabeza en su cuello. Le doy un codazo en el pecho pero no cede.—Ágil y rápida. —dice cuando me presiona contra él pegando aún más mi espalda a su pecho.—Y también hábil. —saco una mano con la que le golpeo la mandíbula logrando que me suelte para ponerme en pie. Se levanta rápido y acorta el espacio que nos separa. Agarra una mata de mi cabello para ponerme a centímetros de su rostro.—Una maldición, eso es lo que eres. Mis uñas se entierran en su cuello, esa oscuridad que desprende se hace presente y parece aumentar. —Otros huyen de sus maldiciones, tú las persigues. —siseo con rabia. —¿Cuál es el problema contigo?Roza
Narrador omnisciente La rabia que recorre al comandante no se aplaca con nada. Está furioso por lo que su mente máquina y se niega a sí misma la que sucede. El frío clima no ayuda en nada cuando cree que el excesivo calor que siente es por ello, que lo que descifró solo es una jugada de su cabeza, encontrando sentido a todo para, por fin estar a la par de sus contrincantes. El enojo lo corroe y por eso se quita la camisa golpeando una y otra vez el saco de arena que se mueve violentamente. Lanza los puños con ira desmedida con el pecho ardiendo sin importar que su brazo se lastime de la herida que sangra de nuevo. Uno, dos, tres y una serie de golpes impactan contra la lona, sus nudillos se rompen y aún así se detiene porque lo que sabe lo rebasa, lo que tiene lo descontrola y lo que siente lo tira contra las cuerdas. El instinto le dice que sí, la cabeza se lo reitera, pero no tiene cómo probar lo que sabe. La fuerza parece sobrenatural, su control se va al caño dejando que tod
Narrador Omnisciente.La lucha entre Briana y Tommy continúa en un lugar donde todos los autos que pasan prefieren ignorar para no verse implicados en nada.—¡Te dije que pararas! ¡Perdí todo por tu culpa! —Briana mete las manos para evitar el golpe que iba a su cara.—Tommy. Detente. —intenta mediar. —Date cuenta de lo que…—¡Es tu culpa! ¡Tú causas todo! —la toma del cabello para volver a estrellar su mano en su cara. —No fue mi culpa, fue la tuya. —bloquea la cachetada, pero es tomada del cuello con una fuerza que le quita el paso del aire. Entierra las uñas en las manos del tipo que ejerce más presión contra ella. Lanza patadas a los tobillos de Tommy, quien no reacciona debido a la furia que siente por quien cree, es la causante de su desgracia y pérdidas.—No te costaba nada perdonar un error. —pone la otra mano alrededor del cuello de Briana, quien siente que la cabeza le va a explotar, pero no deja de luchar llevando sus uñas a los ojos de Tommy.—Suelta...Los neumáticos de