Bennett.Su lengua libra una lucha con la mía dentro de su boca, sus uñas me arañan el cuello y mis manos tensan su cabello, separándonos.—¿Cómo detengo las ganas que te tengo, niña? —No las detengas y muéstrame lo que tienes. —desafía y me cuestiono hasta la existencia misma si hago lo que ella cree.Es pequeña, inmadura y una serpiente venenosa de la que quiero probar su letalidad. —No sabes lo que acabas de provocar.—¿De verdad? Sus piernas se enredan alrededor de mi cuerpo, magreo el culo que me tiene tan duro que duele. Sus gemidos mueren en mi boca. Recorro cada rincón de su cavidad con mi lengua hasta que la suya la enreda en ese deseo que me ha poseído desde que la conocí en ese club. —Te voy a montar tantas veces que llorarás al no teneme dentro de aquí. —la presiono para que sienta la dureza que me provoca. —Te voy a taladrar el coño con mi polla, con la polla de este comandante al que odias. —¿Te vas a follar a la niñita que odias?. —inquiere lamiendo sus labios.
Zarya ¡Maldit0 hijo de puta! Lo maldigo mientras me veo en el espejo. Tengo marcas hasta en el cabello.Esconderlo será más difícil de lo que pensé.Parece que me atacaron con saña. Aunque así lo sentí, su manera de follarme y tomarme fue tan intensa que perdí la cordura. Sus manos, su boca y su grosor me llevaron a la locura. Me maquillo el cuello, el pecho y los hombros para ponerme la blusa. La entrepierna me arde con cada paso que doy y sopeso la idea de llevar unos Converse a la oficina, pero mi extenso gusto por los tacones, me lo impide.Me pongo el blazer y arreglo mi cabello de tal forma que me cubra las marcas en un caso que el maquillaje no funcione. Satisfecha con la imagen bajo hasta la sala donde Markov va saliendo con una maleta. De nuevo se va. —Tengo que ir a Kiev. —me dice con una galleta en la boca. —¿Volverás rápido? —lo saludo con un beso en la mejilla, pero al estirarme siento una punzada en mi centro que me hace poner mala cara. Razones para matarlo me s
Damien.. El avión aterriza y salgo subiendo al auto que me espera para llevarme al sitio al que tengo que ir. Está cayendo una llovizna que no me detiene, me comuniqué para avisar que vendría y llegar tarde nunca me ha gustado. El auto se desplaza por la carretera en la que circulan pocos vehículos a estas horas. La propiedad salta a la vista y ya hay alguien esperando con un paraguas para que entre. El sujeto con rasgos parecidos al tío Dmitry sale a la vista y me dedica el saludo que los krieger nos dan al alto mando. Somos familia, pero se rehúsan a dejar de lado el puesto que tenemos y nos tratan con el respeto debido para el Don o Boss. —Enzo. —muevo la cabeza recibiendo el saludo cuando estira su mano. Nuestro saludo siempre será agarrando hasta el codo como familia, más allá de los cargos.—Don. —su mirada verdosa es signo distintivo de Dmitry Smirnov. —Supongo que saben a lo que vengo. —suelto su brazo y asiente.—La corporación está jodiendo por todos lados. —contesta c
Zarya.Las reuniones deben ser precisas en cuanto comiencen. No andarse por las ramas. Eso es lo que hacemos junto a Damien quien está al otro extremo de quien nos divide frente a la gran mesa con cada uno de los cabecillas más importantes de la organización. Húngaros, franceses, italianos, americanos, ingleses, alemanes, griegos y rusos llenan la mesa principal siendo los más reconocidos. Lorand Horváth con su descendencia, Francesco Rizzo con la suya, el tío Andrey, el tío Dmitry con la propia y el gran Dante Mikhailov en medio de nosotros dos. Todos guardan silencio en tanto mi vista se pasea entre los presentes —Esto es algo que se ha venido posponiendo por meses. —comienza mi padre y no hay uno solo que no preste atención. —Cuando decidí que era hora de dejar el puesto lo haríamos de inmediato, pero nos detuvo el que la nueva contienda empezara.Me remuevo, Damien se mantiene imperturbable. —Aunque si nos basamos en ello, esto podría durar más y los puestos deben ser reconoc
Briana Cuando Violet estaba de buen humor pintaba hojas de árboles que tenían alguna diferencia del resto. No importaba si no lo tenía, también lo hacía con alguna, si para ella representaba algo o sentía que quería tenerla.Les buscaba una mínima diferencia, no importaba si el resto lo notaba o la creían loca por hacerlo, siempre lo hacía y después de secarse las pegaba en un álbum con la fecha. Llenó la mitad del primero, me lo regaló y me hizo prometerle que lo continuaría hasta llenarlo. Me faltan dos páginas colocando la que sigo pintando. En cada una pongo 6, y se ve hermoso los colores al hojearlo, al menos a mí me lo parece.Le doy la última pincelada a la hoja de frutilla, estaba a lado de la fresa más grande que he visto y me pareció buena idea para ponerla como recuerdo. La pongo bajo una tela metálica que permite el paso del aire, pero evita que el viento la pierda. La dejo pidiéndole a la chica de servicio que la cuide. Estoy en casa de mi padre, porque dijo iba a tene
Briana.—Un gusto verla, señorita Jones. —saluda el muy...—Lo mismo digo. —actúo como si no pasara nada, aún cuando mi corazón está a mil revoluciones por minuto. —¿Le puedo ayudar en algo? Maite se va y el aire se vuelve escaso cuando este imbécil da el primer paso, haciéndome retroceder, viendo a todos lados. —¿Te digo en qué me puedes ayudar, Briana? —se relame inclinando un poco su cuerpo oliendo mi cuello. —Tal como lo recuerdo, dulce...Roza sus labios en mi piel y la corriente eléctrica se extiende. —...como tu coño.Me aparto rápido cuando escucho pasos y este se aclara la voz, viendo el pasillo por donde entra el ministro despidiéndose de la persona que nos entrevistó.—Damien, que bueno que aceptó mi invitación a comer. —se voltea para tomar la mano de mi padre y yo no sé ni como sigo de pie. —Estaba finalizando una reunión, pero es una invitación difícil de rechazar, señor ministro. —contesta de manera formal con la hipocresía que huelo hasta donde estoy. Giro en mi e
Bennett —El ataque de hace unas semanas en los suburbios de Londres está en los medios. —avisa Adam. Enciende la pantalla de la tablet mostrando lo que trae y en efecto, las imágenes de esa masacre saltan a la vista, sangre por todos lados, censuran los cuerpos mutilados y el reportero explica lo que le han informado. —Se lo achacan a la mafia roja, pero esos son sus territorios, sería estupido atacar un sitio que les pertenece. —Para dar una opinión acertada es mejor hablar con los sobrevivientes ¿Se sabe a donde emigraron? —revisa en el aparato que carga negando. —No, dicen que pueda que se hayan integrado a otras comunidades o quizá formaron la suya propia en otro sitio. —comenta No me sirve, pero sí puede ser posible que tengan información que nos sea de utilidad, para descifrar de una buena vez quienes son los responsables de lo que sucede en este enredijo en el que se nos ha implicado también como causantes. Irónico, los civiles nos culpan de algo que tratamos de
Bennett.—Hablaban francés. —continúa. —Repetían una y otra vez una frase que no podría... —Sacrifice pour le bienfaiteur. —habla el niño sentado en el suelo. —Significa...—Sacrificio por el benefactor. —repito, más claro no puede estar, los hijos de perra están provocando estas masacres por alguna razón, porque eso de que es para dejarnos en mal no es suficiente razón. Tienen algo entre manos y tengo que descubrirlo antes de que pararlo sea imposible. Sigo escuchando lo que dicen cuando se suman más y más sujetos que cuentan su propia versión. Algunos hablan de un sello que se parece a otro que vieron, pero que no es el mismo. La misma frase se repite una y otra vez hasta que la noche cae. Tengo que volver, me digo. Pero cuando ponen un plato de comida frente a mí desisto. Lo rechazaría si no fuera porque no recuerdo cuándo fue la última vez que comí. Lo devoro bebiendo más agua y recibo la otra botella pequeña que meto en mi bolsillo, agarro la antorcha que me ofrecen para il