Bennett.Miro la cicatriz en mi mano con esa promesa que hice de cuidar cada puto día que su rastro, hasta ahora jamás ha sido encontrado alguno. Dándole paso libre a mi alma. Ese encuentro en donde al fin pude decir que carajos siento por ella. Siempre prendido de esa belleza impoluta que posee, radiante y difícil de no ver.—¿Sigues ahí? —me devuelve al día en que decidí que lejos no la quería jamás, firmando ese documento que la convierte en lo que ahora es. Ella en Londres, yo en Francia. Solo avisando que ya lo era, sin darle tiempo a que se negara, porque ya era mía. —Para tu desgracia sí. —contesto masajeando mi sien. —Algo así quiero para mi boda con cierto imbécil. —comenta. —Pero sucede y acontece que solo tengo esa. —¿Y yo que tengo que ver con eso? Arreglatelas como quieras, tienes la mitad de mis posesiones a tu disposición, no sé qué más buscas. —No es dinero lo que quiero, idiota. Sino una fotografía igual, necesito recuerdos bonitos para documentar y contarles a n
Bennett. —Conduce. —le lanzo las llaves a Enzo que sube en el asiento del piloto, lo hago en el de copiloto a tiempo que Kelly en el asiento trasero. —¿Ruta? —Gira en dos cuadras. —dirige Kelly con el iPad en las manos. Tengo GPS en cada uno de mis autos y este lleva uno de ellos. Lo seguimos a toda prisa con la decisión de si no quiere, lo voy a obligar así sea arrastrado, pero de que será el candidato que necesito peleando en esas elecciones, lo será. Fácilmente podría serlo yo, pero es algo que no me llama la atención. Además estoy seguro que si alguien se me acerca en esas giras que deben hacerse, soy capaz de meterle un balazo. Y mis balas son de un material sofisticado para gastar su letalidad en porquerías.Por media hora no lo perdemos de vista hasta que se detiene frente a un edificio. —¿Que ese no es el apartamento de su...—Como sea. Trae las esposas, unas cadenas y un sedante. —demando y Kelly me mira mal, en lo que Enzo y yo entramos al sitio aprovechando que alguien
Bennett.Escucho mi celular timbrar, pero no le pongo cuidado para salir con el arma en alto, los tipo enmascarados me apuntan, ladean su cabeza sin emitir un solo sonido, como si escanearan mi complexión o estudiaran mis movimientos. Actúan en conjunto, a un mismo ritmo. —¿Van a seguir con sus coreografías o van a decidir disparar? —ladro enojado. Lo que hacen me descoloca, pero no dejo que lo vean, pues bajar sus armas es lo último que creí harían. Las dejan caer al suelo, pero no los sigo. Un segundo más para que un látigo me dé en las manos, arrebatando el arma que suelto. La señal de que quieren una pelea cuerpo a cuerpo me parece ridícula, lo que me indica dos posibles opciones. Esto no es un ataque como los anteriores sino que buscan otro objetivo. Sea quien sea que lo propició, está observando desde una de las camionetas. Preveo a uno de ellos lanzarse y lo esquivo a tiempo que otro me toma del hombro, pero es mi puño el que lo recibe. El siguiente intenta tomarme des
Bennett. El bullicio que se forma en cuanto entro a la sala es una completa molestia. Todos capturan mi imagen cada segundo, mientras en mi mente los mando a explotar con un solo click.Enzo, Kelly y Adam se me suman respaldando mi presencia, aunque no lo necesite dejan ver al apoyo en todo momento. Espero que Zarya continúe dormida, tal y como la dejé en el dormitorio. Cosa que debería estar haciendo en lugar de presentarme a esta ridiculez, pero lo hice por algo y es dejar claro de una buena vez lo que ha pasado y seguirá siendo parte de la realidad. Todas las cámaras me enfocan, las miradas están clavadas en mi puesto y espero poder comprimir las ganas de volarle los sesos a todos de una buena vez.Kelly es quien empieza a hablar, dando la bienvenida a cada uno a su manera haciendo énfasis en mis reglas, solo tres preguntas serán respondidas, después que se den los datos del tipo que ahora yace encadenado en el sótano del padre de Zarya. La información se empieza a mostrar desd
DamienUn leve temblor se instala en mi abdomen, tanto que creo que no podrá calmarse por mucho que lo fuerce. Todo lo que conocí, hoy se desmorona convirtiéndome en un idiota común y corriente que solo espera, apacible. Sin interés en saber si el planeta entero se está yendo al carajo. Sólo un nombre resuena en mi cabeza. El cuello me pica y la cabeza me tira ideas absurdas, que solo multiplican los pensamientos de lo idiota que me estoy viendo en estos minutos. La música da su inicio, haciendo que aquello sofocante se vuelva insoportable. Largo un suspiro, paso el nudo casi a la fuerza dejando la idea de tener agrietada la garganta al momento de tragar.—Tranquilo, el aire sigue en su lugar y tú continúas respirando. —me apoya Zarya de pie a mi lado. Aunque eso sea todo menos algo que usaría para calmar a alguien. —Este vestido me aprieta. —se queja disimuladamente.—Hubieses utilizado otro. —alego.—¿Y perder la imagen de mi cerebro desde que vi este vestido? No, gracias. La bell
Damien. Giro el cuello a mi hermana que se pone en pie. Si lo ve va a abogar por él y en lugar de ayuda, será más empecinamiento de mi padre por matarlo.—Creo que lo vi por allá. —apunto en dirección contraria de la real. —Igual no me hagas caso. Fue hace como diez minutos. —Iré a buscarlo. —al ponerse en pie se niega a moverse, se detiene mirando al frente con un tic en su ojo azul. —¡No puede ser! ¿A qué fecha estamos?—Veintiséis. —contesto sin entender. —¿Qué pasa?—Nada grave. —su nerviosismo contraría su respuesta. —¿Puedes decirle a maya que me alcance en el baño? Llegó un visitante del que no recordaba su visita.Asiento aún perdido.Sus pasos son rápidos al alejarse, pasa a lado de mi padre que la detiene al verla apresurada, pero solo se disculpa para seguir su camino. Busco a Maya con la mirada hasta encontrarla con Briana y la recién llegada Clarisse. Camino hacia ellas saludando a la mujer de cabello rizado, la cual me cuenta sobre el tiempo que pudo hacer para venir.
BennettAl abrir los ojos lo único que puedo ver es la espalda de la mujer que se encuentra con la mitad de su cuerpo sobre mí, en lo que su cabeza la tiene enterrada en una almohada. Busca comodidad en unas posiciones extrañas, aún así no la muevo. Me gusta que sepa que no se debe separar de mí. La necesidad de ella me sobrepasa. No quiero que se aleje. No quiero que su ausencia me obligue a ir por ella, porque es en lo único que pienso cuando no está conmigo. Coloco el brazo bajo mi cabeza, soltando un suspiro por primera vez sin tanto cansancio. Algo hace que sienta calma y prefiero atribuirlo a la falta de problemas, que de por sí, es extraño. Extraño y nada satisfactorio.Las cortinas de la habitación se mueven con el viento que las ondea, es frío y agradable. Un día que deseo que sea calmado por lo menos unas horas. Todas mis esperanzas de que sea de ese modo se van por la borda cuando ambos celulares comienzan a sonar incesantemente. El vibrar es tal que mi mal humor regresa
Bennett. La capilla alberga a cientos de personas que hablan de la decoración, los militares que hay en el lugar e innumerables temas irrelevantes en lo que estoy en el auto, deseando que esto acabe. No sé ni por qué acepté tal cosa si el documento está firmado por los dos. No es más que mero capricho de...—Zarya. —suspiro mirando el reloj. Aarón y Taddeo están dentro del mismo auto fumando a su gusto. —Hay una rubia que no te quita los ojos de encima. —señala Aarón para Taddeo. —Desde hace minutos no deja de observarte. —Esa rubia, aquella pelirroja y la castaña de la esquina. —contesta este despreocupado —Ya vi otras más, y adivina qué, se ven aburridas y con niñas sosas no me voy a saciar. —enciende el aire. —Quiero alguien que me ponga al límite, no que sonría todo el tiempo como payasa fracasada. Expulsa el humo casi en mi cara ganando que lo aniquile con la mirada. —El que no vayas por ellas ya es preocupante —le digo —¿Para cual iglesia te vas a postular? Por qué solo qu