Bennett En una cosa tiene razón Vera, sólo en eso le doy la razón al igual que Zarya a quien observo. Lo que tanto profesan como amor no se hizo para mí, porque esa cursilería barata de cartitas de rosa y palabras tontamente empalagosas me parecen inservibles y sin nada de provecho. Lo mío por la mujer que tengo enfrente es mayor a eso. Amor, es una palabra tan pequeña e insultante para lo que en verdad creó en mi pecho, que aún no puedo descubrir la magnitud total de ello. Observo a Briana que me da una mirada fugaz antes de enfocarse en la cosa con pañales que tiene en los brazos, lo cual me remueve algo en el pecho al darme cuenta que es otro Evans en el mundo. Uno más. Me cuestiono si un día decidiese crear algo con mis genes y mi respuesta se da por sí sola al clavar la mirada en la mujer de ojos azules que tomo de la mano. No quiero compartirla con nadie, esa es mi respuesta decisiva. Con nadie que la separe de mí. La hago caminar lejos del edificio que deben limpiar, no
Bennett.—Come. —desliza el plato con macarrones iguales a los que degusta. Solo que en menos cantidad en mi plato que en el suyo. Pareciese que quien no comió en días fue ella y no yo. Mezquina. —Me esforcé porque tuvieras algo que comer, valoralo. —agrega dándome una mísera parte y aún así quiere que se lo agradezca la muy...Ya ni sé cuántas veces la he visto cocinar. La vida es tan impredecible que nunca me imaginé que aquella niña que vi con flores en el pelo cual planta decorativa, la chica que se colgó de los brazos de dos tipos en la fiesta de Laurence esa noche y quien me sacó de quicio en ese club como la intolerante loca que es, me haría comida. —Casi te lo terminas todo así que es más por tí que por mí. —exclamo sin quitar la mirada de la comida. —¿Esa cantidad no es una exageración? —cuestiono señalando su plato con la mano que sostengo el vaso. —Puedes terminar con ella, pero ¿no crees que es demasiado?¿Dónde le cabe tanto?—No te metas con mi comida, Soberbievans —a
Bennett.Un cuerpo diminuto se mueve a mi lado cuando despierto sin abrir los ojos.su mirada penetrante la siento estudiar como si fuese su trabajo en la vida. Me analiza por varios segundos sin moverse, pero es fácil darse cuenta cuando una persona como ella no aparta sus ojos de alguien. Suelta un suspiro hondo que saca todo ese sentimiento hacia mí con el que se ahoga, subiendo mi soberbia de tener a la mujer más buscada de Rusia nadando en el amor que profesa. —Aparte de enamorada también maquinas como matarme mientras duermo. Nunca cambiarás, serpiente. Le hago saber que estoy despierto. —Eres insoportable. —murmura queriendo escapar de mis brazos, pero sigo sosteniéndola. Mal por sus planes, la tengo de varias maneras encadenada a mi.—Y así sigues amándome, niña. Tanto que estás pensando en cuán débil eres por estar en mi presencia. —suelto abriendo los ojos para verla directo a los suyos. —No eres la Boss, ni la serpiente rusa. Mucho menos la entrenadora de voiny ada o los
DamienLa reunión está comenzando a verse casi completa con todos los asistentes, unos tras otros desfilan por el lugar al llegar. Americanos, suizos, alemanes, suecos, coreanos, checos e innumerables más. Cada uno de ellos toma su lugar en lo que parece una convención de gobierno, pero en realidad son los que están detrás de cada uno de ellos. Las miradas se posan en la mujer a mi lado y percibo cierto temor de su parte, pero prefiere enfocarse en nuestra hija que requiere más atención que alguien a quien puedo poner en regla para que dejen de susurrar estupideces o irrespetar a quien deben idolatrar. Mi hermana llega, más descansada y más recuperada. Todos actúan del mismo modo al verla. Al parecer no está tan tensa como antes, lo que quiere decir que sus ideas están ya resueltas. Es mejor para que no interfiera en su mandato.El tiempo que no estuvo al frente le está pasando factura, pero no se dan cuenta de que a un Mikhailov no se le puede arrebatar lo que es suyo. Nunca lo ha
Damien. —Quiero ofrecer disculpas aquí frente a todos por...Su voz se quiebra al ver la señal de Briana para los voiny ada que obedecen colocándose a cada extremo del árabe. —Quiero un amparo... hacer uso del exilio que...—Denegado. —suelto con mi hija en un brazo. —Agradece que no sabía, ni tengo conocimiento de lo hiciste realmente, aunque puedo darme una idea, pero como mi esposa lo dijo, puede hacerlo sola. Briana me mira por encima del hombro en lo que todos callan. —El destierro puedo aceptarlo sin pedir nada más para...Entre los dos voiny lo fuerzan a caminar, este se mueve mirando a mi dirección y al de todos los que podrían hacer algo para abogar por él, pero ninguno se inmuta. —Tengo claro que no sabías de quién era la hija que crecía en mi vientre, pero eso no quita que quisiste obligarme a ir contigo. —mis ojos se clavan en el tipo que ahora es puesto de rodillas frente a Briana. —Soy un príncipe, en mi cultu... —No puede hacer eso. No era parte de la dinastía cu
Damien.Si la vida recompensa, creo que denomino esto como eso.Es una jodida hermosura que me descolocó desde el primer segundo que la vi. Desde ese día, ha cambiado, pero esos cambios solo la han hecho ver más segura. No teme a nada de lo que ve, y han pasado de verla como alguien común a reconocerla como una fuerza imparable. Si un día acude a ellos por un favor, no será un favor, sino una orden directa de la mujer que tiene a sus pies al Don de la 'Ndrangheta.Cuando digo que la fierecilla es alguien a quien temer, me refiero a que es una guerrera completa, digna de ser vista como una deidad. Le ha dado a su esposo más motivos para amarla, como yo lo hago. Su sonrisa es lo único que necesita para dejarme como un idiota embelesado por su presencia. Quizá no se detecte un paro cardiaco, pero así lo siento cada vez que la veo. Su mano reposa sobre la mía, controlando mis latidos con una simple acción, lo que la cataloga como una mujer de poder.Yo domino clanes, hombres que darían su
Briana Volver a moverme sin tener limitaciones o una argolla en mis muñecas se siente verdaderamente genial. El aire acariciando mi rostro y más cuando de salir junto a mi hija se trata. Es increíble para mí. La sostengo, mientras Damien me ayuda a subir a la camioneta para luego acomodar a mi hija en el asiento. —Si termino rápido te alcanzaré en ese sitio —avisa depositando un beso en mis labios. —No aseguro nada, pero te llamaré en ambos casos.—No es necesario, lo entiendo. —me pongo la chamarra sobre el vestido blanco que uso, en lo que él me acomoda el cabello que queda atrapado entre las telas. —Estaré bien, amor. Solo creo que te extrañaré. Suelta un suspiro hondo escondiendo la sonrisa que logro ver. No puedo evitar enamorarme de este tipo cada vez que lo veo, es que su rostro, la forma en que me mira, la actitud que toma conmigo y ese físico de no comer un solo mal alimento me pone peor que asmático en maratón. Mira a su derecha frunciendo el cejo lo que activa mi lado
Bennett Explícitamente me fui involucrado en una situación en la cual nadie recibirá explicaciones sobre lo hecho o ocurrido, pero tampoco dejaré que sigan sacando conclusiones estúpidas a base de las suposiciones de un imbécil, que ya me tiene hasta la coronilla con la sarta de tonterías que suelta para ganar más atención de los medios, agarrándose de mi imagen La rabia me consume, no tolero siquiera la compañía de alguien y Adam no ayuda en nada al ir masticando demasiado fuerte. Aprieto los dedos alrededor del volante, tratando que sus chaplaqueos dejen de darme martillazos en la cabeza, pero este no pretende detenerse por lo visto.Toma el móvil tecleando y el sonido de las teclas es peor. —¿Puedes dejar de hacer ruido? —bramo enojado a lo que me mira confundido. —No estoy haciendo nada prácticamente, Bennett, más que respirar. —dice con obviedad. —Pues no respires. —escupo. —Cuando me descubras como se hace eso, me explicas, genio. —se molesta enfocándose de nuevo en lo su