No entiendo que es lo que sucede exactamente, no comprendo porque me afecta tanto sus palabras, no es la primera vez que un hombre piensa en mí solo por un interés sexual o algo parecido a interés y no por amor.
Pero, este me está afectando más y lo peor es que básicamente no tengo a donde ir. Porque a donde me marche, los pensamientos sobre mi jefe no cesan y es eso lo que odio, porque si antes quería irme, ahora no quiero hacerlo.Quiero quedarme y demostrarle que no estará dentro de mí, por más que quiera realmente tenerlo en mi interior, porque lo deseo, pero, mi orgullo me impide aceptar esto. — Shantelle, espera un momento. — dice mi jefe agarrando mi brazo y yo me libero de su toque.— Mantengamos la distancia, señor. — Lo siento, Shantelle. — dice cuando avanzo hacia el ascensor, pero, no me detengo — Fui un maldito imbéIntento calmarme, porque sé que desesperando con un pequeño en casa, no es buena idea. Así que, rápidamente tome una ducha y pienso sobre lo que debo hacer a continuación.Mi jefe lo había dicho antes, me quedé a cargo de Taddeo y lo que menos deseo es irme a urgencia por un pequeño con un pequeño que le importa demasiado lo que me sucede. No quiero asustarlo así.Sin embargo, no he salido de la ducha, cuando alguien golpea frenéticamente la puerta, asustándome.‘¿Un lunático ha entrado a la casa?’ Me pregunto mentalmente colocándome la toalla alrededor de mi cuerpo.—Shantelle, ¿te encuentras bien? — me pregunta mi jefe tocando la puerta frenéticamente.—Espera un momento, yo…—Dime que estas bien, por favor. — implora mi jefe y yo abro la puerta tan rápido como puedo.De inmediato, me revisa como si su mirada fuera un escáner y yo me ruborizo por pensar que me esta viendo todo debajo de la toalla.—¿Te duele? ¿Te sientes mal? ¿Llamo a una ambulancia? ¿Necesitas…?—Seño
Pero, no podría culparlo por su cambio. Ya que, yo también he cambiado y mucho. Ya no soy la perfecta secretaria a sus ojos, si no, que he mostrado mi lado desordenado e infantil. Hemos visto varias partes de nosotros que manteníamos en reserva, que podría decir que después de mí familia y Mary, él es quien más me conoce. Mi jefe es quien más sabe de mí y no sé ha marchado, como mi madre me decía que sería.—Eso ha quedado en el pasado, señor.—No para mí. No debí actuado de una mejor manera y…—Disculpen, ¿debo marcharme o…? — dice el ginecólogo con el ecografo.—Hablemos de esto después, ahora, veamos como está todo y porque estas sangrando. — dice mi jefe—Solo sangre un poco, no es para tanto. — susurro.—Comprobaremos si todo esta bien después de esto. — dice mi jefe extendiendo su mano y ayudándome a acostarme en la camilla.El doctor habla mientras observa todo lo que las imágenes muestra, en vez de ser yo quien pregunte, es mi j
Días después El aburrimiento me está matando en todo el sentido de la palabra. Por culpa de los rumores que han inventado sobre mí, no he podido salir y mucho menos, lo hace Taddeo, ya que, han surgido tantas cosas que han incluso afectado indirecta o directamente a Taddeo.Por fortuna, aunque han hablado que es un hijo ilegitimo, que fue un soborno de mi parte hacia mi jefe y muchas locuras más, a Taddeo, en lo único que le ha afectado, es en no poder salir y a juzgar por lo poco que sé de su vida, ha vivido sin salir la mayoría de esta.Por lo que, en ese aspecto estamos bien, lo malo es cuando sale algo en mi contra, solo así comienza a teclear muchos comentarios en las plataformas donde suben dichos rumores y eso, aunque parece aliviar su enojo, no es saludable en lo absoluto.—Lo sorprendente es que no los insulta usando palabras groseras o vulgares. Él los insulta con tanta educación que no sabes si aplaudir su léxico o sentirse ofendido. — dice el mayordomo.—Intentaré
Es tan molesto cuando cosas como estas me pasan delante del hombre que me gusta, pero, las cosas son así, ya no hay manera de retroceder el tiempo y es por eso, que trago duro. —Señor…—No necesitas disculparte o hablar de más por algo que lógicamente habías pensado y deseado. Mejor, concentrémonos en el trabajo. El problema es grande en la empresa y necesito de ti ayuda. —Lo mejor es que consiga una secretaria pronto.—Lo haré, pero, con lo que sucedió la última vez, debo tomar con calma a quien escoger para reemplazarte. Por eso, estoy pensando en que seas tú quien la escojas y mientras eso pasa, me ayudes con las cosas en el almuerzo. — dice mi jefe y yo muerdo mi labio inferior.—¿Cómo puede estar tan tranquilo con lo que le he dicho, señor?—Te complicas mucho con las cosas, Shantelle. Somos adultos.‘Ojalá pudiera tomar más cosas con la misma calma que mi jefe. Pero, claro, él no es el que está avergonzado.’ Me digo mentalmente.—Y por ser adultos, sabemos que t
Intento procesar lo que sucede, porque mi jefe se marchó dejándome con un sinfín de pensamientos que se enredan entre sí. Preocupada, caminó de un lado al otro deseando saber que hacer a continuación y si fue buena idea aceptar dicha locura.—Seguramente acepté, porque estaba débil… de su beso. — susurro y cubro mi rostro avergonzada.No sé que hacer y ya es demasiado tarde para arrepentirme y decirle que cancelo lo que he dicho, sobre todo, cuando no quiero cancelarlo.Porque esa es la realidad no quiero cancelar algo, lo que deseo es controlar la vergüenza que tengo, porque realmente me siento demasiado avergonzada de lo que acaba de suceder con mi jefe.Respiro profundo y sabiendo que no puedo quedarme quieta, comienzo a caminar por la propiedad, intentando calmarme, porque no es propio de mí, regresar tan avergonzada por un beso.‘No fue un beso, fue el beso que mi jefe me dio’ me recuerdo mentalmente.—Necesitas calmarte, Shantelle. No le des demasiada importancia a eso.
Sabiendo que no puedo huir de mi jefe y que tengo mi escudo al estar Taddeo presente, me siento en la mesa donde los dos hombres no se han sentado, esperando que yo llegue y lo haga primero.— No necesitan esperarme, para sentarse. — digo, recordando que desde que regresé del hospital por un sangrado, los dos han estado más atentos a mi salud y siempre comemos juntos. Bueno, la única comida que no compartimos es el desayuno, porque el señor se levanta temprano y Taddeo es tan cómodo durmiendo conmigo que me es imposible levantarme temprano como lo hacía en el pasado cuando trabajaba como su secretaria.Pero, en el almuerzo o cena, siempre está mi jefe. Trabajamos un poco antes de la comida y cenamos hablando del día a día de cada uno de nosotros. Hoy no es distinto, comienza a Taddeo hablando de lo molesto que son los comentarios en la red y la información que ha conseguido sobre nuevos descubrimientos.Yo hablo de los videojuegos y lo que he hablado con Taddeo el día de hoy, porque
Retrocedo de inmediato, porque sé que es mucha responsabilidad cuando no hay un amor que te haga arriesgar tanto. Por lo que, trago duro e intento mantenerme calmada ante el rechazo que voy a darle.— Señor…— No quiero que te sientas presionada, Shantelle. Pero, sería bueno que miraras a tu alrededor y todo lo que has hecho.— Señor, necesito que entiendas.— No, Shantelle. Eres tú quien debe entenderlo y dejes de temer. Shantelle, ya actúas como la madre de Taddeo, estas pendiente de él, lo acompañas, eres su aliada ante cualquier cosa que necesitas y siempre piensas en su bienestar.— Bueno, las niñeras…— No, las niñeras solo se limitan a cumplir con su trabajo y marcharse. Aunque hay niñeras agradables que quieren a los niños, la conexión no es igual, porque desde antes de que lo trataras como tu propio hijo,
Al no tener como defenderme para no verme tan avergonzada y tímida, me dispongo a colocarme el cinturón de seguridad con manos temblorosas y mirar al frente para no enfrentar a mi jefe, por lo menos, no visualmente.— ¿Entonces?— No es nada, Taddeo. — responde mi jefe a la pregunta de Taddeo, para después encender el auto.Taddeo no hace más preguntas, por lo que, suspiro aliviada, para después, implorar porque algo incomodo o vergonzoso no suceda el día de hoy.‘La visita a la empresa con Taddeo aquella vez, no fue muy agradable. Espero que esta no sea así.’ me digo mentalmente.el auto avanza y justo cuando la gran puerta se abre. Varios autos nos esperan y escoltan hasta la empresa. Aunque no hay un solo periodista, nadie se acerca a nosotros a excepción de los autos que nos protegen, por lo que, me siento un poco más cómoda.— Los period