Subí a la habitación con miles de sensaciones en mi cuerpo, no sabía cómo sentirme después de lo que había pasado con Reece, descubrir que él sentía lo mismo por mí me hacía cuestionarme en sí estaba bien o mal seguir aquí, ahora que estaba en la habitación recordaba lo que me había dicho y no sabía si salir corriendo o simplemente darme una ducha entrar al armario y tomar la ropa interior más sensual que tuviera para darle una sorpresa. Suspirando tomo la segunda decisión entro al baño y tomo una ducha de espumas de casi media hora en la cual no podía dejar de pensar en que estaba enamorada de él, después de cuestionarme una y mil veces lo que estaba pasando, entre al armario tome un conjunto de ropa interior rojo que me hacía ver extremadamente sexy y me senté en la mitad de la cama. No supe cuánto tiempo había pasado realmente, solo sé que el sonido de la puerta siendo abierta me hizo salir de mis pensamientos, observó a Recce entrar por ella cubierto de sangre, jadeo por la impre
Después de esa noche de sexo con Reece vinieron una tras otra, mis sospechas sobre mis sentimientos por él estaban cada vez más claros, no tenía duda de que me había enamorado de él, cada encuentro era más fuerte y apasionado y mis sentimientos por él también, últimamente me estaba sintiendo un poco mal, los entrenamientos de las reclutas de mi organización y de mi hermana empezaron hace una semana, intenté muchas veces asistir, pero mi cuerpo no me lo permitía. Gruño levantándome para ir por séptima vez al baño a orinar y vaciar mi estómago.—Yo no soy experta en estos temas nena, pero estoy segura de que eso es un bebé —Me detengo en la puerta del baño por las palabras de mi hermana que me observa desde el mueble de la habitación.—¿Crees que estoy embarazada? —Levanta los hombros sin interés.—No lo sé, pero todos esos síntomas dicen que si, si quieres voy a una farmacia y compro una de esas caseras, es mejor que salgas de dudas.«Mierda, sé que eso es lo que debe pasar, pero que
—Necesito que hagas las paces con ellos, de eso depende que La Paz entre nosotros siga como hasta ahora —bufo rodando los ojos.—Estás usando psicología inversa conmigo y eso no va a funcionar, no puedes obligarme.—En realidad si puedo, pero no quiero hacerlo, aunque si no cooperas tendré que hacerlo, solo quiero que tengamos una cena tranquila y que tu padre deje de joder, me tiene harto, es un maldito grano en el culo —río por sus palabras.—Pensé que nadie jodía tanto como tú.—Ja, que graciosa Picola Regazza.—Sí, la verdad es que últimamente estoy muy graciosa y también buena gente, así que voy a bajar, pero si no me siento cómoda me levantaré y largaré y me importa muy poco su maldita guerra —Asiente dejando un beso en mis labios con fuerza.—Te voy a premiar esta noche, cuando todos se vayan.—Deja de pensar con la maldita polla, ¿Quieres? —Niega—No, eso no va a pasar, el solo imaginarme que tendrás en unos meses una gigante panza me pone.—Estás enfermo.—Mucho nena.Acomodo
Me olvido de lo que estaba sintiendo y dejo que los labios de Reece me distrajeran, su boca recorre mi cuerpo haciendo que una sensación nueva se apodere de mi cuerpo, siento que esta vez es diferente, no está ese frenesí que lo caracteriza, ni tampoco la fuerza con la que siempre suele tratarme, no entiendo qué está pasando. Me muevo incómoda haciendo que levante la mirada de mis senos.—¿Qué pasa? —Suspiro sin saber cómo decirlo.—Es solo que siento que algo cambio —levanta una de sus cejas en mi dirección confundido.—¿Qué quieres decir con eso?—No lo sé, no está ese frenesí que cargas siempre, ni tampoco la fuerza con la que siempre me tomas —Sonríe.—Yo sabía que te gustaba que te cogiera como un animal, pero tengo que decepcionarte, estás embarazada Amore mío, no puedo cogerte duro, no quiero dañarlo —Aprieto los labios con fuerza.—Vaya, no pensé que eso te importara.—Soy un hijo de perra, eso jamás lo voy a negar, pero nunca seré un mal padre, me juré que no sería como él m
Terminamos haciendo el amor de nuevo en su despacho, usar ahora esa palabra le ocasionaba una sensación extraña, pero a la vez muy agradable, Reece estaba cambiando mucho y me agradaba que así fuera, aunque no era tanta la diferencia, cuando estábamos con otras personas seguía siendo el mismo imbécil de siempre, pero lo quería así y mucho. Salgo de su despacho para ir por algo de comer, últimamente lo he visto muy estresado, así que quiero preparar algo para él, se lo merece, entro en la cocina encontrándome con Aurora que parece abatida o algo así.—¿Por qué tienes esa cara?—Es la única que tengo —gruño.—Que chistosita estás, ¿Qué pasa?—Nada, no pasa nada.—No soy estúpida Aurora, sé que algo está pasando, últimamente todos están muy preocupados —Suspira asintiendo.—Te voy a decir, pero de mí no salió nada, estás embarazada y no puedes inmiscuirte en las cosas de la organización, debes cuidar de nuestro heredero — ruedo los ojos por sus palabras.—Eso lo sé, mejor dime, ¿Qué pas
La tarde no estuvo tan mal como pensaba, disfruté estar con melisa y me di cuenta de qué no era una mala mujer, solo había tomado malas decisiones en su vida y que con el tiempo le habían cobrado factura, entre ellas estaba haberse enamorado del Boss de la mafia rusa, porque con ello vino tener que dejar a sus hijas abandonadas y perderse de su crecimiento. Salimos de la tienda con miles de bolsas en nuestras manos, en la entrada las chicas ya nos esperaban, pero un mal presentimiento se apoderó de mi cuerpo.—¿Qué sucede niña? —suspiro mirando a Artemisa.—Algo está mal, miren su alrededor —Ellas lo hacen rápido, observándolo fijamente.—¿Qué tiene?, yo veo todo como hace rato —dice mi hermana.—No Green, mira las esquinas de cada tienda, hombres fornidos y de negro que antes no había —asiento a las palabras de Aurora.—Es una trampa, es una maldita trampa.—Tenemos que salir de aquí Artemisa, estoy segura de que vienen por mí, no puedo permitir que nada le pase a mi hijo, no pueden
Gruño con fuerza por el dolor que eso me provoca mientras lo observo levantarse con la mano en su cuello mirándome con profunda ira.—Soy mejor que Artemisa bastardo, recuerda eso cuando me quieras joder, yo no siento una mierda por ti, así que no voy a fallar —sonrío sin dejar de verlo.—Maldita, voy a quebrarte, te lo juro y cuando eso pase me rogarás que te mate.—No eres el primer bastardo que intenta eso, te deseo suerte, porque la vas a necesitar.No dice nada y sale de la celda dejándome con un maldito dolor de espalda que me está matando, desgraciados, voy a cobrarme cada electrocutada cuando me logre soltar. El tiempo se estaba pasando lento, o no sé si era que no podía ni ver la maldita luz del sol y no sabía nada, tenía sed y hambre, parece que el maldito de mi suegro me iba a matar de él hambre, no me preocupa mi estado, yo podría soportarlo, pero mi bebé si me preocupaba, tenía que salir de aquí o no lograría que naciera y eso jamás me lo perdonaría, como puedo intento b
Con desespero la busco por el piso, pero no sé qué mierdas se hizo, las ganas de vomitar se apoderan de mí cuando siento como toca mi vagina sobre mi pantalón, es un asqueroso que voy a matar cuando encuentre lo que busque, nadie me tocará, ningún maldito imbécil va a tocarme. Escucho el sonido de su cinturón y mi desespero se apodera de mi cuerpo, necesito encontrar esa maldita cosa ahora mismo, con fuerza golpeo su entrepierna haciéndolo gritar de dolor.—¡Maldita zorra, lo vas a lamentar¡ —Lo veo acercarse con rapidez hasta donde estoy y golpear mi rostro con fuerza.Gruño con fuerza y escupo mi sangre en su rostro haciendo que rompa mi sostén, dejándome desnuda de la cintura para arriba.—Voy a romperte por todas las malditas partes, perra.—Te van a matar, o puede que yo misma lo haga, bastardo —Suspiro de alivio cuando siento la puntilla en mis manos y sin pensarlo se la clavo en su cuello haciendo que todo mi pecho se llene de sangre y él caiga a mi lado con la mano en su cue