Gruño con fuerza por el dolor que eso me provoca mientras lo observo levantarse con la mano en su cuello mirándome con profunda ira.—Soy mejor que Artemisa bastardo, recuerda eso cuando me quieras joder, yo no siento una mierda por ti, así que no voy a fallar —sonrío sin dejar de verlo.—Maldita, voy a quebrarte, te lo juro y cuando eso pase me rogarás que te mate.—No eres el primer bastardo que intenta eso, te deseo suerte, porque la vas a necesitar.No dice nada y sale de la celda dejándome con un maldito dolor de espalda que me está matando, desgraciados, voy a cobrarme cada electrocutada cuando me logre soltar. El tiempo se estaba pasando lento, o no sé si era que no podía ni ver la maldita luz del sol y no sabía nada, tenía sed y hambre, parece que el maldito de mi suegro me iba a matar de él hambre, no me preocupa mi estado, yo podría soportarlo, pero mi bebé si me preocupaba, tenía que salir de aquí o no lograría que naciera y eso jamás me lo perdonaría, como puedo intento b
Con desespero la busco por el piso, pero no sé qué mierdas se hizo, las ganas de vomitar se apoderan de mí cuando siento como toca mi vagina sobre mi pantalón, es un asqueroso que voy a matar cuando encuentre lo que busque, nadie me tocará, ningún maldito imbécil va a tocarme. Escucho el sonido de su cinturón y mi desespero se apodera de mi cuerpo, necesito encontrar esa maldita cosa ahora mismo, con fuerza golpeo su entrepierna haciéndolo gritar de dolor.—¡Maldita zorra, lo vas a lamentar¡ —Lo veo acercarse con rapidez hasta donde estoy y golpear mi rostro con fuerza.Gruño con fuerza y escupo mi sangre en su rostro haciendo que rompa mi sostén, dejándome desnuda de la cintura para arriba.—Voy a romperte por todas las malditas partes, perra.—Te van a matar, o puede que yo misma lo haga, bastardo —Suspiro de alivio cuando siento la puntilla en mis manos y sin pensarlo se la clavo en su cuello haciendo que todo mi pecho se llene de sangre y él caiga a mi lado con la mano en su cue
RecceMe alejo de ellas para encerrarme en mi oficina, siento como la sangre se me calienta de la maldita rabia que ahora mismo siento, no sé cómo mierdas esto pudo pasar, si se la llevaron sé que fue porque algo la hizo no luchar, Isla es la mujer más fuerte que he visto, aunque no lo quiera aceptar y me enoje cada vez que saque esa fiera que lleva dentro no voy a negar lo inevitable, ella es una leona, pelea con fuerza por lo que le importa y por los que le importan.Entonces lo que Aurora me dijo sobre Azgar cada vez es más fuerte, ella lo consideraba su amigo, ese bastardo nos traicionó, pero cuando lo tenga de frente lo haré sufrir hasta que me suplique que lo mate. Suspiro masajeando mi cien cuando la puerta es abierta de forma brusca, gruño cuando veo al imbécil del Damion acercarse a mí como un maldito toro enfurecido, este condenado hombre está buscando que le pegue un maldito tiro.—¿Por qué mierdas entras a mi oficina así?—¿Tú lo sabías? —Lo observo confundido.—¿De qué
Siento mi cuerpo entumecido y las palizas que me han dado me tienen mal, después de que mate a ese bastardo que quiso violarme me golpearon hasta que no pudieron más, protegí mi abdomen lo que más pude y por ahora nada malo ha pasado. El tiempo se está pasando lento y la posibilidad de que Reece me encuentre cada vez es nula, necesito salir de aquí como sea. Escucho el sonido de la puerta y suspiro levantando la mirada del piso.—Te volvieron mierda, ¿Ahora si vas a doblegarte? —Sonrío observando a Francisco.—Eso no va a pasar por más golpes que mandes a que me den, mate a uno de ustedes, solo necesito recuperarme un poco para terminar con los demás —él gruñe apretando los dientes con fuerza.—Eres un maldito dolor de culo, tendré que matarte antes de lo que pensaba.—No, me prometiste algo Francisco, no puedes tocarla —Alejo la mirada de él para ver a la persona que entra por la celda con una expresión seria en el rostro. Río con fuerza.—Siempre supe que eras un hijo de puta Artem
No seguimos hablando porque llegamos a la parte de arriba donde todo es un caos, balas y heridos por todos lados, los hombres de Reece y mi padre peleen contra los de Francisco, pero yo necesito hacer algo antes, así que me detengo cuando Reece nos quiere sacar de la casa.—No, no pienso irme hasta que no vea con mis propios ojos a tu maldito padre muerto, ese bastardo me debe mucho —Él me observa y aprieta la quijada con fuerza.—¿Te tocó?, ¿ese cabrón lo hizo? —No digo nada, recordar eso es asqueroso —¡Maldito, desgraciado, lo voy a matar! —dice alejándose y dejándome sola.—¡Reece, no, no puedes hacer eso! —digo caminando para alcanzarlo, lo veo detenerse para voltearse y verme con furia.—¡¿Por qué no?!, ¡Es un bastardo que no debería estar vivió, toco lo que es mío, te lastimo!—¡Lo sé, y créeme que quiero verlo muerto, pero ese derecho es mío, no tuyo, él es mío! —gruñe tomando su móvil para llevarlo a su oreja.—¿Dónde estás?, ven ahora mismo, tenemos cosas que hacer —Cuelga cl
Corro como puedo de nuevo a la casa, no quedan hombres y los pocos qué hay están vueltos mierda y no lucharán. Entro a la sala y busco con la mirada a Roce, lo veo detrás de una columna con la mano en su abdomen, corro hasta él y cuando me ve ríe.—¿Qué haces aquí?, sí que estás loca —dice haciendo una mueca de dolor.—Yo no abandonó a mi gente, así que levántate, nos vamos —Rece llega junto a Dimitri para ayudarlo a levantarse. Con cuidado lo hacemos y todos juntos caminamos hasta la puerta, pero el maldito de Azgar aparece disparando.—¡Cúbranse, ese bastardo se escapó¡—dice Dimitri haciendo gruñir a Reece.—¡Te ordené que lo sacaras de aquí, ¿Por qué mierdas no lo hiciste? —Me jala para que nos cubramos de las balas.—Lo dejamos en la camioneta, tuvo que escapar, ¡Maldita rata! —Dimitir le dispara, pero el bastardo se esconde a tiempo.—¡Ninguno va a salir vivo de aquí, ¿te contó tu zorra como me la cogí, Reece? —Aprieto las manos con fuerza por sus palabras.—¡Voy a matarte Azgar
Capítulo 1 Reece Golpeo con fuerza el rostro del bastardo que decía ser mi amigo, el maldito traidor que puso en las manos de mi despreciable padre lo que más amaba, joder, no sé cómo puedo decirlo tan fácil, pero es lo que siento, esa condenada chiquilla hizo que la amara.por primera vez sentía de lo que mi madre tanto me hablaba, sabía lo que era amor y no iba a perderlo, todos decían que estaba muerta, yo sostuve su mano cuando todo se derrumbó sobre nosotros, pero algo me decía que no era así, ella y mi hijo no estaban muertos y los encontraría aunque tuviera que acabar con el maldito mundo. —¿Dónde está? —digo, clavando una navaja en su pierna y escuchando como grita como una maldita niña. —¡No sé, yo vi como caí todo sobre ella, no puede estar viva! —gruño apretando mis manos a mis lados.—La torturaste, hiciste que pasara hambre y que uno de tus asquerosos hombres pusiera sus manos sobre ella, vas a pagarme el que la tocaras, te voy a matar tan lentamente que me suplicaras
Cuando me quede de nuevo solo en la oficina no dejaba de pensar en lo que mi madre me dijo, después de que Isla desapareció, cuatro meses después las muertes empezaron, una mujer muy parecida a ella estaba siendo la causante de la guerra, no sabíamos por qué, pero era una mercenaria muy buena, sabia moverse y no dejar ni una huella, mi paciencia se estaba acabando y quería acabar con el maldito mundo, parecía que quien me frenaba siempre era ella y ahora que no estaba me sentía perdido. La puerta vuelve a abrirse, pero esta vez es Dimitri que tiene cara de perro enojado, río escuchándolo gruñir.—Me enferma tener que curar a ese maldito bastardo.—No podemos dejar que muera, no sería una muerte digna para él, aún no acabamos y no pienso dejar que mi juéguete de diversión se muera —bufo sentándose en el lugar en el que estaba mi madre.—Green está con la mujer de Roce, tenemos que hacer algo, la mujer está embarazada y no deja de llorar, mi mujer va a terminar metiéndole un tiro entre