—Necesito que hagas las paces con ellos, de eso depende que La Paz entre nosotros siga como hasta ahora —bufo rodando los ojos.—Estás usando psicología inversa conmigo y eso no va a funcionar, no puedes obligarme.—En realidad si puedo, pero no quiero hacerlo, aunque si no cooperas tendré que hacerlo, solo quiero que tengamos una cena tranquila y que tu padre deje de joder, me tiene harto, es un maldito grano en el culo —río por sus palabras.—Pensé que nadie jodía tanto como tú.—Ja, que graciosa Picola Regazza.—Sí, la verdad es que últimamente estoy muy graciosa y también buena gente, así que voy a bajar, pero si no me siento cómoda me levantaré y largaré y me importa muy poco su maldita guerra —Asiente dejando un beso en mis labios con fuerza.—Te voy a premiar esta noche, cuando todos se vayan.—Deja de pensar con la maldita polla, ¿Quieres? —Niega—No, eso no va a pasar, el solo imaginarme que tendrás en unos meses una gigante panza me pone.—Estás enfermo.—Mucho nena.Acomodo
Me olvido de lo que estaba sintiendo y dejo que los labios de Reece me distrajeran, su boca recorre mi cuerpo haciendo que una sensación nueva se apodere de mi cuerpo, siento que esta vez es diferente, no está ese frenesí que lo caracteriza, ni tampoco la fuerza con la que siempre suele tratarme, no entiendo qué está pasando. Me muevo incómoda haciendo que levante la mirada de mis senos.—¿Qué pasa? —Suspiro sin saber cómo decirlo.—Es solo que siento que algo cambio —levanta una de sus cejas en mi dirección confundido.—¿Qué quieres decir con eso?—No lo sé, no está ese frenesí que cargas siempre, ni tampoco la fuerza con la que siempre me tomas —Sonríe.—Yo sabía que te gustaba que te cogiera como un animal, pero tengo que decepcionarte, estás embarazada Amore mío, no puedo cogerte duro, no quiero dañarlo —Aprieto los labios con fuerza.—Vaya, no pensé que eso te importara.—Soy un hijo de perra, eso jamás lo voy a negar, pero nunca seré un mal padre, me juré que no sería como él m
Terminamos haciendo el amor de nuevo en su despacho, usar ahora esa palabra le ocasionaba una sensación extraña, pero a la vez muy agradable, Reece estaba cambiando mucho y me agradaba que así fuera, aunque no era tanta la diferencia, cuando estábamos con otras personas seguía siendo el mismo imbécil de siempre, pero lo quería así y mucho. Salgo de su despacho para ir por algo de comer, últimamente lo he visto muy estresado, así que quiero preparar algo para él, se lo merece, entro en la cocina encontrándome con Aurora que parece abatida o algo así.—¿Por qué tienes esa cara?—Es la única que tengo —gruño.—Que chistosita estás, ¿Qué pasa?—Nada, no pasa nada.—No soy estúpida Aurora, sé que algo está pasando, últimamente todos están muy preocupados —Suspira asintiendo.—Te voy a decir, pero de mí no salió nada, estás embarazada y no puedes inmiscuirte en las cosas de la organización, debes cuidar de nuestro heredero — ruedo los ojos por sus palabras.—Eso lo sé, mejor dime, ¿Qué pas
La tarde no estuvo tan mal como pensaba, disfruté estar con melisa y me di cuenta de qué no era una mala mujer, solo había tomado malas decisiones en su vida y que con el tiempo le habían cobrado factura, entre ellas estaba haberse enamorado del Boss de la mafia rusa, porque con ello vino tener que dejar a sus hijas abandonadas y perderse de su crecimiento. Salimos de la tienda con miles de bolsas en nuestras manos, en la entrada las chicas ya nos esperaban, pero un mal presentimiento se apoderó de mi cuerpo.—¿Qué sucede niña? —suspiro mirando a Artemisa.—Algo está mal, miren su alrededor —Ellas lo hacen rápido, observándolo fijamente.—¿Qué tiene?, yo veo todo como hace rato —dice mi hermana.—No Green, mira las esquinas de cada tienda, hombres fornidos y de negro que antes no había —asiento a las palabras de Aurora.—Es una trampa, es una maldita trampa.—Tenemos que salir de aquí Artemisa, estoy segura de que vienen por mí, no puedo permitir que nada le pase a mi hijo, no pueden
Gruño con fuerza por el dolor que eso me provoca mientras lo observo levantarse con la mano en su cuello mirándome con profunda ira.—Soy mejor que Artemisa bastardo, recuerda eso cuando me quieras joder, yo no siento una mierda por ti, así que no voy a fallar —sonrío sin dejar de verlo.—Maldita, voy a quebrarte, te lo juro y cuando eso pase me rogarás que te mate.—No eres el primer bastardo que intenta eso, te deseo suerte, porque la vas a necesitar.No dice nada y sale de la celda dejándome con un maldito dolor de espalda que me está matando, desgraciados, voy a cobrarme cada electrocutada cuando me logre soltar. El tiempo se estaba pasando lento, o no sé si era que no podía ni ver la maldita luz del sol y no sabía nada, tenía sed y hambre, parece que el maldito de mi suegro me iba a matar de él hambre, no me preocupa mi estado, yo podría soportarlo, pero mi bebé si me preocupaba, tenía que salir de aquí o no lograría que naciera y eso jamás me lo perdonaría, como puedo intento b
Con desespero la busco por el piso, pero no sé qué mierdas se hizo, las ganas de vomitar se apoderan de mí cuando siento como toca mi vagina sobre mi pantalón, es un asqueroso que voy a matar cuando encuentre lo que busque, nadie me tocará, ningún maldito imbécil va a tocarme. Escucho el sonido de su cinturón y mi desespero se apodera de mi cuerpo, necesito encontrar esa maldita cosa ahora mismo, con fuerza golpeo su entrepierna haciéndolo gritar de dolor.—¡Maldita zorra, lo vas a lamentar¡ —Lo veo acercarse con rapidez hasta donde estoy y golpear mi rostro con fuerza.Gruño con fuerza y escupo mi sangre en su rostro haciendo que rompa mi sostén, dejándome desnuda de la cintura para arriba.—Voy a romperte por todas las malditas partes, perra.—Te van a matar, o puede que yo misma lo haga, bastardo —Suspiro de alivio cuando siento la puntilla en mis manos y sin pensarlo se la clavo en su cuello haciendo que todo mi pecho se llene de sangre y él caiga a mi lado con la mano en su cue
RecceMe alejo de ellas para encerrarme en mi oficina, siento como la sangre se me calienta de la maldita rabia que ahora mismo siento, no sé cómo mierdas esto pudo pasar, si se la llevaron sé que fue porque algo la hizo no luchar, Isla es la mujer más fuerte que he visto, aunque no lo quiera aceptar y me enoje cada vez que saque esa fiera que lleva dentro no voy a negar lo inevitable, ella es una leona, pelea con fuerza por lo que le importa y por los que le importan.Entonces lo que Aurora me dijo sobre Azgar cada vez es más fuerte, ella lo consideraba su amigo, ese bastardo nos traicionó, pero cuando lo tenga de frente lo haré sufrir hasta que me suplique que lo mate. Suspiro masajeando mi cien cuando la puerta es abierta de forma brusca, gruño cuando veo al imbécil del Damion acercarse a mí como un maldito toro enfurecido, este condenado hombre está buscando que le pegue un maldito tiro.—¿Por qué mierdas entras a mi oficina así?—¿Tú lo sabías? —Lo observo confundido.—¿De qué
Siento mi cuerpo entumecido y las palizas que me han dado me tienen mal, después de que mate a ese bastardo que quiso violarme me golpearon hasta que no pudieron más, protegí mi abdomen lo que más pude y por ahora nada malo ha pasado. El tiempo se está pasando lento y la posibilidad de que Reece me encuentre cada vez es nula, necesito salir de aquí como sea. Escucho el sonido de la puerta y suspiro levantando la mirada del piso.—Te volvieron mierda, ¿Ahora si vas a doblegarte? —Sonrío observando a Francisco.—Eso no va a pasar por más golpes que mandes a que me den, mate a uno de ustedes, solo necesito recuperarme un poco para terminar con los demás —él gruñe apretando los dientes con fuerza.—Eres un maldito dolor de culo, tendré que matarte antes de lo que pensaba.—No, me prometiste algo Francisco, no puedes tocarla —Alejo la mirada de él para ver a la persona que entra por la celda con una expresión seria en el rostro. Río con fuerza.—Siempre supe que eras un hijo de puta Artem