Terminamos haciendo el amor de nuevo en su despacho, usar ahora esa palabra le ocasionaba una sensación extraña, pero a la vez muy agradable, Reece estaba cambiando mucho y me agradaba que así fuera, aunque no era tanta la diferencia, cuando estábamos con otras personas seguía siendo el mismo imbécil de siempre, pero lo quería así y mucho. Salgo de su despacho para ir por algo de comer, últimamente lo he visto muy estresado, así que quiero preparar algo para él, se lo merece, entro en la cocina encontrándome con Aurora que parece abatida o algo así.—¿Por qué tienes esa cara?—Es la única que tengo —gruño.—Que chistosita estás, ¿Qué pasa?—Nada, no pasa nada.—No soy estúpida Aurora, sé que algo está pasando, últimamente todos están muy preocupados —Suspira asintiendo.—Te voy a decir, pero de mí no salió nada, estás embarazada y no puedes inmiscuirte en las cosas de la organización, debes cuidar de nuestro heredero — ruedo los ojos por sus palabras.—Eso lo sé, mejor dime, ¿Qué pas
La tarde no estuvo tan mal como pensaba, disfruté estar con melisa y me di cuenta de qué no era una mala mujer, solo había tomado malas decisiones en su vida y que con el tiempo le habían cobrado factura, entre ellas estaba haberse enamorado del Boss de la mafia rusa, porque con ello vino tener que dejar a sus hijas abandonadas y perderse de su crecimiento. Salimos de la tienda con miles de bolsas en nuestras manos, en la entrada las chicas ya nos esperaban, pero un mal presentimiento se apoderó de mi cuerpo.—¿Qué sucede niña? —suspiro mirando a Artemisa.—Algo está mal, miren su alrededor —Ellas lo hacen rápido, observándolo fijamente.—¿Qué tiene?, yo veo todo como hace rato —dice mi hermana.—No Green, mira las esquinas de cada tienda, hombres fornidos y de negro que antes no había —asiento a las palabras de Aurora.—Es una trampa, es una maldita trampa.—Tenemos que salir de aquí Artemisa, estoy segura de que vienen por mí, no puedo permitir que nada le pase a mi hijo, no pueden
Gruño con fuerza por el dolor que eso me provoca mientras lo observo levantarse con la mano en su cuello mirándome con profunda ira.—Soy mejor que Artemisa bastardo, recuerda eso cuando me quieras joder, yo no siento una mierda por ti, así que no voy a fallar —sonrío sin dejar de verlo.—Maldita, voy a quebrarte, te lo juro y cuando eso pase me rogarás que te mate.—No eres el primer bastardo que intenta eso, te deseo suerte, porque la vas a necesitar.No dice nada y sale de la celda dejándome con un maldito dolor de espalda que me está matando, desgraciados, voy a cobrarme cada electrocutada cuando me logre soltar. El tiempo se estaba pasando lento, o no sé si era que no podía ni ver la maldita luz del sol y no sabía nada, tenía sed y hambre, parece que el maldito de mi suegro me iba a matar de él hambre, no me preocupa mi estado, yo podría soportarlo, pero mi bebé si me preocupaba, tenía que salir de aquí o no lograría que naciera y eso jamás me lo perdonaría, como puedo intento b
Con desespero la busco por el piso, pero no sé qué mierdas se hizo, las ganas de vomitar se apoderan de mí cuando siento como toca mi vagina sobre mi pantalón, es un asqueroso que voy a matar cuando encuentre lo que busque, nadie me tocará, ningún maldito imbécil va a tocarme. Escucho el sonido de su cinturón y mi desespero se apodera de mi cuerpo, necesito encontrar esa maldita cosa ahora mismo, con fuerza golpeo su entrepierna haciéndolo gritar de dolor.—¡Maldita zorra, lo vas a lamentar¡ —Lo veo acercarse con rapidez hasta donde estoy y golpear mi rostro con fuerza.Gruño con fuerza y escupo mi sangre en su rostro haciendo que rompa mi sostén, dejándome desnuda de la cintura para arriba.—Voy a romperte por todas las malditas partes, perra.—Te van a matar, o puede que yo misma lo haga, bastardo —Suspiro de alivio cuando siento la puntilla en mis manos y sin pensarlo se la clavo en su cuello haciendo que todo mi pecho se llene de sangre y él caiga a mi lado con la mano en su cue
RecceMe alejo de ellas para encerrarme en mi oficina, siento como la sangre se me calienta de la maldita rabia que ahora mismo siento, no sé cómo mierdas esto pudo pasar, si se la llevaron sé que fue porque algo la hizo no luchar, Isla es la mujer más fuerte que he visto, aunque no lo quiera aceptar y me enoje cada vez que saque esa fiera que lleva dentro no voy a negar lo inevitable, ella es una leona, pelea con fuerza por lo que le importa y por los que le importan.Entonces lo que Aurora me dijo sobre Azgar cada vez es más fuerte, ella lo consideraba su amigo, ese bastardo nos traicionó, pero cuando lo tenga de frente lo haré sufrir hasta que me suplique que lo mate. Suspiro masajeando mi cien cuando la puerta es abierta de forma brusca, gruño cuando veo al imbécil del Damion acercarse a mí como un maldito toro enfurecido, este condenado hombre está buscando que le pegue un maldito tiro.—¿Por qué mierdas entras a mi oficina así?—¿Tú lo sabías? —Lo observo confundido.—¿De qué
Siento mi cuerpo entumecido y las palizas que me han dado me tienen mal, después de que mate a ese bastardo que quiso violarme me golpearon hasta que no pudieron más, protegí mi abdomen lo que más pude y por ahora nada malo ha pasado. El tiempo se está pasando lento y la posibilidad de que Reece me encuentre cada vez es nula, necesito salir de aquí como sea. Escucho el sonido de la puerta y suspiro levantando la mirada del piso.—Te volvieron mierda, ¿Ahora si vas a doblegarte? —Sonrío observando a Francisco.—Eso no va a pasar por más golpes que mandes a que me den, mate a uno de ustedes, solo necesito recuperarme un poco para terminar con los demás —él gruñe apretando los dientes con fuerza.—Eres un maldito dolor de culo, tendré que matarte antes de lo que pensaba.—No, me prometiste algo Francisco, no puedes tocarla —Alejo la mirada de él para ver a la persona que entra por la celda con una expresión seria en el rostro. Río con fuerza.—Siempre supe que eras un hijo de puta Artem
No seguimos hablando porque llegamos a la parte de arriba donde todo es un caos, balas y heridos por todos lados, los hombres de Reece y mi padre peleen contra los de Francisco, pero yo necesito hacer algo antes, así que me detengo cuando Reece nos quiere sacar de la casa.—No, no pienso irme hasta que no vea con mis propios ojos a tu maldito padre muerto, ese bastardo me debe mucho —Él me observa y aprieta la quijada con fuerza.—¿Te tocó?, ¿ese cabrón lo hizo? —No digo nada, recordar eso es asqueroso —¡Maldito, desgraciado, lo voy a matar! —dice alejándose y dejándome sola.—¡Reece, no, no puedes hacer eso! —digo caminando para alcanzarlo, lo veo detenerse para voltearse y verme con furia.—¡¿Por qué no?!, ¡Es un bastardo que no debería estar vivió, toco lo que es mío, te lastimo!—¡Lo sé, y créeme que quiero verlo muerto, pero ese derecho es mío, no tuyo, él es mío! —gruñe tomando su móvil para llevarlo a su oreja.—¿Dónde estás?, ven ahora mismo, tenemos cosas que hacer —Cuelga cl
Corro como puedo de nuevo a la casa, no quedan hombres y los pocos qué hay están vueltos mierda y no lucharán. Entro a la sala y busco con la mirada a Roce, lo veo detrás de una columna con la mano en su abdomen, corro hasta él y cuando me ve ríe.—¿Qué haces aquí?, sí que estás loca —dice haciendo una mueca de dolor.—Yo no abandonó a mi gente, así que levántate, nos vamos —Rece llega junto a Dimitri para ayudarlo a levantarse. Con cuidado lo hacemos y todos juntos caminamos hasta la puerta, pero el maldito de Azgar aparece disparando.—¡Cúbranse, ese bastardo se escapó¡—dice Dimitri haciendo gruñir a Reece.—¡Te ordené que lo sacaras de aquí, ¿Por qué mierdas no lo hiciste? —Me jala para que nos cubramos de las balas.—Lo dejamos en la camioneta, tuvo que escapar, ¡Maldita rata! —Dimitir le dispara, pero el bastardo se esconde a tiempo.—¡Ninguno va a salir vivo de aquí, ¿te contó tu zorra como me la cogí, Reece? —Aprieto las manos con fuerza por sus palabras.—¡Voy a matarte Azgar