Capítulo 34

Cuando llegue lo primero que hice fue darme una ducha y pedirle a Reece que me dejara ver a mi hija, desde que llegamos a la casa de mis padres no la había visto y me urgía hacerlo, mi hija era lo más sagrado que tenía y el solo recordar que por mi demencia podría haberla perdido me carcome el alma.

Salgo de la habitación para caminar hasta la de ella que no queda muy lejos, cuando llego abro la puerta encontrándome con Luciana y Ariel que juegan con mi hija.

Con paso lento me acerco a ella haciendo que voltee por sentir mi presencia, jadeo llevando las manos a mi boca cuando veo uno de sus bracitos quemados.

—¡Por Dios, mi niña! —Corro para tomarla en brazos y llevarla a mi pecho mientras sollozó con fuerza —. Perdóname mi amor, perdóname, mamá, no quiso hacerte daño —digo sintiendo como el dolor me consume.

—Tranquilízate nena, no fue tu culpa, ella está bien —Niego despegando mi rostro de su pequeño cuerpo.

—No, esto no está bien Luciana, ella pudo haber muerto por mi culpa, yo
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