Me abrazó con fuerza para poder entrar en calor un poco, está haciendo un frío de mierda. Observo a todos a mi alrededor haciendo lo mismo que yo y con su arma en mano, esperamos que todo salga como espero o voy a tener que patearle el culo a alguien para quitarme la maldita frustración que tendré.—Dimitri, Aurora y Damion conmigo e Isla, los demás revisen el perímetro y el lugar, estén pendientes si los necesito los llamaré.Asiente y con mi arma en alto camino hasta la parte de atrás de la cabaña, no podemos hacer ruido porque sospecharan que estamos aquí y necesitamos a esa mujer, solo ella puede acabar con esa maldita droga que está causándome problemas y muy grandes. Entramos al lugar viéndolo vacío y lleno de utensilios como si fuera un laboratorio. Camino con todos a mi lado alerta por si aparece algún maldito hombre de Artem. —Esto está muy silencioso, no me gusta para nada.—A ti no te gusta nunca nada —dice Isla —. Prefieres quedarte detrás de un maldito escritorio sin
Isla Esto tiene que ser una maldita broma, ahora apareció otra cosa, ¿Cuándo va a acabar esto?, no puedo creer que tantos secretos se esconden detrás de todo esto, empiezo a creer que alguien muy cercano a Reece lo odia tanto que llegó a hacer todo este teatro. —¿De qué mierdas hablas? Sí, está enojado, solo espero que no mate a la química o quedaremos igual que antes. —Sáquenme de aquí, les diré todo lo que quieran, en esta habitación hay cámaras y micrófonos, los apague, pero no demorarán en encenderse de nuevo. —Suéltala, Aurora, llévenla al auto, hablaremos de todo esto y me vas a decir de una buena vez que es lo que está pasando, me canse de tanto misterio, así que más te vale que hables como un pajarito o voy a cortarte la maldita lengua, ¿Estamos? —Asiente. Salimos de la cabaña y regresamos a Moscú, podía ver el desespero de Artemisa y Reece porque la mujer que iba a nuestro lado hablara, una rara teoría empezaba a formarse en mi cabeza, pero no podía ser cierto, yo vi el
Corro dentro de la casa para guiarme del sonido que no deja de llenar la casa, ¿Dónde estás Reece?, no debí dejarlo solo, pero tenía una expresión siniestra que mejor decidí dejarlo solo, al parecer esto le afectó más de lo que quería mostrar. Llegó a las escaleras que dan al segundo, piso, pero escucho mejor y el sonido viene del sótano, niego porque el condenado no es imbécil, mi marido es muy inteligente, aunque Roce crea que no. Corro hasta la puerta y la abro viendo las escaleras llenas de vidrios y sangre, bajo con cuidado encontrando a Reece golpeando sin piedad un saco de boxeo, sus manos están en carne viva y sus pies heridos por los vidrios en el piso. —Oye, basta, es suficiente —digo acercándome a él, pero sus ojos me observan y lo que veo me deja paralizada.—Vete de aquí, Isla, no quiero cometer una estupidez.—No, no pienso dejarte en este lugar y mucho menos en las condiciones en las que estás.Golpea una última vez el saco y se voltea para tomarme del cuello y lleva
ReceLa tomó de la nuca con fuerza para apoderarme de su boca con mucha posesividad, sé que esto no puede estar siendo fácil para ella, pero ahora mismo necesito agresividad y dominio, enterarme de que mi maldito hermano organizó todo esto me enoja y mucho, lo tuve siempre frente a mis narices y jamás lo vi, pero su burla la va a pagar muy caro, él puede creerse un maldito psicópata si quiere, pero yo puedo ser mucho peor que él.La alzo para que enrede sus piernas en mi cadera y la llevó hasta un viejo mueble que tiene el sótano. La bajo y sin más le rompo la blusa haciéndola jadear por la acción.—Quiero dos de esas mismas, ¿Entiendes? —Asiento sonriendo. —Ahora mismo la ropa será lo último que te importe, voy a coger duro y fuerte, nena, no quiero quejas, tú accediste a esto.—Si, y no las tendrás, deja de tratarme como si fuera una maldita enferma, estoy bien, lo del baño no volverá a pasar. No estoy muy seguro de eso, pero no digo nada y me apodero de su pezón izquierdo chupand
Salimos del sótano y nos encontramos con todos en la sala, la casa estaba libre de micrófonos y cámaras, Dimitri se había encargado de eso. Prendo un cigarro mientras observo a todos que no dejan de mirarme. —Dejen de verme, parecen pendejos, estoy bien —digo jalando a Isla para que se siente en mis piernas. —Sí, sabemos que los estás, los gritos de ambos se escuchaban por toda la casa —dice Dimitri haciéndome reír.—Cierra la boca, no quiero esa imagen en mi cabeza —ruedo los ojos por las palabras de Damion. —Bueno, no estamos aquí para eso, quiero que todos se alisten, mañana partimos a Italia, no me quedaré más tiempo aquí, regresaré a mi casa.—Dijiste que no pisarías esa casa jamás, ¿por qué quieres volver?—Porque es nuestro territorio madre, donde todo empezó y será también donde mataré a Roce, no tengo más nada que hacer en Rusia, ya tengo lo que buscaba —beso el hombro de Isla —. Así que todos regresaremos, menos tu Dimitri. —¿Me quedaré aquí? —niego. —No, te quiero en
Isla Observó el plano del burdel en el que tienen a la hija de la química, no será nada fácil entrar, está custodiado por casi un ejército de los matones de Artem, pero tenemos una ventaja y es que yo conozco esos bastardos mejor de lo que ellos creen.—Podemos entrar por el conducto de ventilación, mientras Dimitri y Damion pueden estar dentro vigilando al proxeneta de las chicas, creo que es la mejor solución —digo mirándolos a todos. —Roce suele vigilar ese lugar, sé que todos lo queremos muerto, pero no podemos hacerlo de esa manera, sería muy bueno si se controlan en ese aspecto —dice la médica mirando a Reece.—No soy estúpido, mujer, sé que no es el momento ni el lugar para hacer algo como eso, lo quiero solo para mí para poder torturarlo como se me plazca.Observó a Artemisa y sus ojos se ponen llorosos, sé que para ella no debe ser fácil tener que ver cómo sus hijos se cazan entre ellos mismos, pero ni siquiera yo podre detener a Reece, esta dolió y enojado, la forma en com
Llegamos al final del pasillo y veo la puerta que tanto esperábamos encontrar, sin más la abro, pero una bala que roza mi oreja hace que la cierre con rapidez. —No estamos solos, cinco hombres abajo con arma nueve milímetros, ¿Cómo rayos vamos a entrar? —Reece carga su arma y me sonríe. —Como siempre lo hemos hecho, Amore Mío, luchando, de frente como los malditos hijos de puta que somos, cuando te diga vas a abrir la puerta, contaremos hasta cinco y la volverás a cerrar, ya tuvieron que dar el aviso de nuestra visita, no tenemos mucho tiempo.Asiento haciendo lo que me dice. Abro la puerta y Reece dispara matando a dos de ellos con un tiro en su cabeza, cierro la puerta y hago lo mismo, esta vez disparando yo mientras nos refugiamos en la puerta para que no nos den. Aurora termina con el último que queda y con rapidez bajamos los escalones encontrando un lugar lleno de jaulas en las que tienen a las niñas.—Esto es una porquería, son unos asquerosos de mierda, no tiene más de ocho
Recce Observó el rostro de la niña que duerme en la cama de la habitación que ocupa mi madre en la casa de Damion y no puedo dejar de verla porque el parecido es impresionante, creo que estoy viendo a mi propia madre cuando apenas tenía ocho años. Roce en serio que si está enfermo, más de lo que pensaba. —Es escalofriante el parecido, ¿cierto? —Asiento. —No quiero imaginar el martirio que tuvo que vivir esta pobre niña a manos de ese maldito enfermo de m****a, tenemos que ayudarla a superar todo esto mamá, no será fácil para ella, sé lo que es vivir un infierno como ese. —Yo me haré cargo de ella. Ahora necesito que te concentres en acabar con ese maldito, jamás tuvo que tocarla, no voy a perdonarle eso. Un hombre como Roce es un peligro para la sociedad, debe exterminarse aunque sea mi propio hijo. —Arregla todo para que se vayan a España, cuando esté todo mejor las iré a buscar —Asiente besando mi frente. —Cuídate mucho hijo, y si necesitas de mi ayuda deja el orgullo a u