(Zhang)—¿Te dije alguna vez cuanto odio estas jerarquías? —preguntó Tyler, al tiempo en que buscaba cortar el sangrado de una de sus heridas.Estábamos siendo atacados y los dos hacíamos equipo para lograr cubrir las debilidades del otro. Venían tantos a atacar que no dábamos abasto. La pelea era muy dispareja. Kal también se hallaba en problemas, pero estaba tan alejado que no podríamos llegar hasta allí hasta vencer al menos la mitad de los que nos rodeaban. Los enemigos parecían ser infinitos.Divisé a Matlek.—Tienes la oportunidad de huir, vivir como la rata que eres, Tyler. —dijo Matlek, al ver como él seguía en la pelea. —Tú no tienes ninguna propiedad que me interese, necesitamos despejar el camino.Eso hizo que Tyler soltara una carcajada sonora.—Por ello te dije que odiaba las jerarquías. Porque no valen de nada. —dijo él, con su tono más relajado, como si estuviera burlándose aún en el momento en el que tenía más desventajas. —Los alfas no sirven de nada, tampoco los beta
(Ema)Los temblores en mi cuerpo a causa del temor que sentía en estos instantes se multiplicaban conforme seguía en mi escondite. No saber que sucedía allí afuera era devastador. No tenía nada con lo cual defenderme. Me hallaba allí, sin armas, sin poder fabricarlas siquiera, con la impotencia a flor de piel. No era para nada justo, esto que me sucedía era una completa locura.Mi vida había cambiado tanto. No podía evitar traer a la actualidad los momentos felices y quedar paralizada ante este horrible futuro que no parecía ver la luz.Vamos, conduce este maldito auto, me dije a mi misma, para salir de la inactividad espantosa en la que me hallaba. No era sencillo como solo arrancar, aunque así lo pareciera. Él valor parecía extinguirse de mi cuerpo. Levanté mi cabeza fuera de la ventanilla, viendo como Zhang, Kal, Tyler y Nat comenzaban a marcharse hacia otro sitio. Estaban siendo perseguidos por una cantidad de lobos abrumadora.Si quería seguirlos ahora era el momento. No tenía ar
(Keira)Llevaba mi vestido de bodas incluso en ese instante. El color de mis lagrimas era rojo, como las flores que traían las damas de honor. Pero mi prometido estaba en el suelo ahora, en el lapso de mi sueño y la realidad, cuando Ema comenzó a despertarme para que los ayudara.Pero no había servido de nada, mis poderes solo repelieron a los enemigos, pero no salvaron al hombre que yo amaba.Iker se retorcía en el suelo, mirándome aún con sus ojos enamorados y brillantes. Eso me hacía entristecer hasta lo profundo de mi alma.Por más que intenté esforzarme porque mejorara con mis poderes, no había ningún cambio. Las muchachas arrojaban los ramos de flores en el aire, los anillos de compromiso brillaban en mis manos, multiplicándose sin sentido alguno. El humo me envolvía. Sin embargo, la vida no volvía a su cuerpo.Solté un grito de horror, desde lo más profundo de mi pecho, desgarrando mi garganta. La guerra se había cobrado la vida de lo que más me importaba.Los lobos tenían rost
(Zhang)Sostenía a Ema entre mis brazos para que no interrumpiera lo que estaba sucediendo, mi instinto de lobo me mandaba a hacerlo, a no dejarla ir. A pesar de que Iker agonizaba y Keira, parecía estar dentro de una alucinación.No comprendía en lo absoluto lo que estaba pasando, intentaba seguir mis instintos para no caer en el pánico atroz.Cuando Keira empujó en el aire a algo que no alcanzábamos a ver, los escalofríos me recorrieron de pies a cabeza. Era maleza, de un color dorado como el sol, eran hojas que caían de la nada misma. Lo que fuera que la estaba atacando, nosotros no podíamos verlo a la perfección. Pero estaba allí, eso era lo más evidente, algo la atacaba.Al segundo empujón, lo que sea que fuera se extinguió y la muchacha cayó al suelo, al lado de su lobo. El humo comenzó a envolverlos, haciéndonos a un lado a los presentes.Caímos hacia atrás. Intenté proteger a Ema para que no se golpeara contra las rocas. Ella me hizo a un lado, con un odio en los ojos que crec
(Keira)Deslicé mis dedos por mis brazos, para sentir la suavidad de mi piel humana. Era tan tersa, como si estuviera hecha de cera. Mi cabello acariciaba mi espalda, limpio y pulcro, como en el pasado. Miré mis manos, otra vez sonrosadas. El poder se extinguió dentro de mí, el demonio se había marchado para siempre. Sentía una relajación en cada parte de mi cuerpo, mis huesos, mis músculos, todo estaba en paz ahora. Cerré los ojos al escuchar el aullido de Iker. El estaba vivo, era lo más importante.Cuando empujé a mi hermana para pelear esa batalla, sabía que la muerte de mis dones le daría la vida a quien yo más amaba. En el fondo, siempre supe que era eso lo que Kat intentaba sacarme, porque con mi sangre de demonio lograría alcanzar la grandeza del lobo. Pero yo lo iba a entregar por propia voluntad, por amor.El aullido comenzó a llamar a los diferentes lobos de los alrededores, a los cuales había visto pelear en contra de los míos. Abrí los ojos para contemplar la escena de c
(Nat)El color del cobre se mezcló con las vetas de la plata, ese color encandilaba. Esa fuerza brotó por todo mi cuerpo y no disminuyó al arrodillarme ante mi enemigo. Yo había jurado que los mataría a los dos, sirviendo solo a mi manada. Lejos había quedado el tiempo de mi alianza con Kat y Abi. Kat había desaparecido y el cadáver de Abi ahora descansaba en la tierra de aquel predio que vio como un demonio moría. Ella significó mucho para mí, las dos en realidad, fueron el equipo que nunca tuve en la soledad. La muerte de Abigail sería recordada, al menos por mí, por el resto de mi vida.El ritual que Kat intentó hacer se llevó a cabo y también la habría afectado a ella, por lo cual, podía ser una amenaza en algún momento. Pero estaba sola, eso la detendría por algún buen tiempo, o eso quería pensar al menos.Miré como los demás limpiaban y tomé un trapeador para intentar quitar los restos de refresco pegados al suelo.—Iker es un cerdo, mira como ha dejado la casa. —dijo Kal, al ti
(Keira)Esa mañana, desperté como la mujer más feliz que pisara la tierra. Mi corazón estaba en llamas, por el deseo y la pasión que liberaba al estar despertando al lado del hombre que amaba.El no llevaba puesta camiseta, pasé mis dedos por sus nuevos tatuajes. Al cederle el poder que tenía en mi interior, subieron por su cuerpo delicados hilos de plata, que se mezclaron con los tatuajes de tinta complementándose a la perfección. Sus músculos habían aumentado, su piel se había curtido por la guerra haciéndose todavía más atractivo. Mi cabello se enredó entre sus brazos. Él dormía aún, estaba tan agotado a pesar de que habían pasado dos días desde que la guerra terminó. Solía quedarse dormido hasta las diez y luego, retomaba sus energías a la perfección. Aunque yo también estaba cansada, no podía pasar de las nueve, suponía que era la ansiedad. Nuestra boda se llevaría a cabo en unos días, faltaba tan poco y había tanto que hacer. Sumado a que el pequeño que se gestaba en mi interior
(Zhang)Debía ser sincero, en realidad no tenía ni las más mínimas ganas de ir a buscar a Robert y Tania. Pero Ema necesitaba hacerlo y eso era lo único que yo necesitaba para convencerme. Volví a mi cuarto para cambiarme y buscar un abrigo, porque no sabía de cuantas horas sería el viaje. Me detuve en el pasillo para llamar, así anunciaba que necesitaba un auto lo antes posible. Quería uno cómodo para ella. El muchacho dijo que en una hora estaría aquí afuera, por lo que tenía tiempo libre aún.Un escalofrío me recorrió los huesos y quedé paralizado en el medio del pasillo. Quise enfocar mi vista en el perchero y contemplé, que la fotografía situada anteriormente allí tenía un cambio. En ella se veía a la familia de Iker. Pero la madre ya no tenía cabeza, estaba había sido recortada.Miré hacia el frente y contemplé a la pequeña Gala con la tijera en sus manos.—No debes romper cosas, te regañaran. —dije, tratando de no sonar muy severo.Ella no lo entendió y sus ojos se llenaron de