Emi. - “Buenas tardes, madre, veo que el tiempo sin mí, no te ha mejorado el carácter, sigues siendo la misma, “adorable, abnegada y entregada” madre, la de siempre”- le dije sonriendo burlona, demostrando que su forma de tratarme no me afectaba. - “¡Eres una descarada!, ¿Qué haces aquí? Te has escapado, ¿verdad? Como le ocurra algo a tu hermano por tu culpa…”- la interrumpió el histérico de mi hermano. - “¡No, mamá me ha vendido!, ¡esa m*****a me ha vendido! Han venido a buscarme, para que usar mis órganos, ha vendido mis órganos.”- dijo el estúpido de mi hermano, señalando a la limusina que se veía en la calle. No pude evitar soltar una carcajada. Mi madre me miro aterrorizada, y del terror, pasó a la furia, intentando golpearme mientras me gritaba en italiano. - “Che tu sia maledetto! Avrei dovuto ucciderti alla nascita, non solo mi hai portato via l'uomo che amavo, ma vuoi anche portarmi via il mio caro figlio, ti meriti quello che ti è successo, di essere venduto e maltrattat
Narrador. En unas oficinas, lejos del edificio de apartamentos donde Emilia había tenido su casa, se encontraba el señor Humberto Marchetti, estaba reunido con su contable, cuando en unos segundos, sonó la puerta y su mano derecha entró en su despacho, para hablarle en el oído. - “Señor, la señorita Monti, se ha reunido con su madre y su hermano, mientras discutían ha aparecido el señor Ruyman Bencomo, y se ha llegado a la madre y el hermano de la señorita Monti, y ha acompañado a esta su hotel, rodeada de un fuerte grupo de seguridad.”- esta noticia le produjo dos reacciones, al señor Moretti. Por un lado, alegría porque sabía que esos dos iban a recibir su merecido, a él le hubiera querido darles su merecido también, en más de una ocasión quiso torturarlos y hacerlos desaparecer, pero sabía que tenerlos cercan serviría para volver a ver, de alguna manera, a la tigresa. La segunda sensación fue ira y celos, aunque él no los identificó como tales, el maldito CEO, había conseguido a
Emi.Mire a mi alrededor, mientras sumergida en el agua de la gran bañera tipo yacusi, llena de espuma dejaba que mis músculos se relajasen, tenía una copa de vino junto a la bañera mientras un hilo musical de baladas rock de los ochenta, ambientaba la escena que quise reproducir cuando vi esa gran bañara en esa habitación de lujo del hotel.La verdad es que soy un alma clásica, pese a que tengo veinticuatro años, pero mi padre me anexiono desde pequeña hasta su muerte, en la música, las series y el cine de esos maravillosos ochenta y noventa, para él la mejor época de todas.Me volví, tras su muerte, adicta y firme seguidora de su dotrina, como una forma de compartir con él, eso, ya qué ya no estaba mi lado.Esto hizo que, en mi adolescencia, mis amigos se rieran de mí, y me llamaran “alma vieja”, a mí en el fondo, no me importaba, los insultos en mi casa eran aún peores.Así que cuando vi esa gran bañera inmensa, me sentí como Vivian Ward, en el Hotel Beverly Wilshire, dentro del ya
Ruyman.Al entrar en la suite sinceramente sentía que había vivido el día más largo de mi vida, y eso ya era extraño, ya que en ocasiones cuando había que cerrar tratos o programar funciones, el día perfectamente podía pasar de veinticuatro a cuarenta y ocho horas de manera interrumpida que, a exención de alguna cabezada en el sillón o en la habitación adjunta de mi despacho, eran sesiones maratonianas. Pese a eso, sentía que este día, había sido aún más largo.Mientras me ponía cómodo, una voz cantando, un tanto peculiar, me llamó la atención, llegaba desde el baño, así que me acerqué para ver qué pasaba, temiendo un poco por mis pobres oídos.Fue allí donde me encontré con la segunda visión más excitante y rehabilitadora que había tenido en el día de hoy, y sinceramente, en mucho tiempo. La primera había sido en el camarote de mi jet privado, y aun la guardaba en mi retina.La segunda fue inesperada, ya que me esperaba encontrarme a la diosa mal, deprimida y triste, por lo que había
Emi.Tras la ducharme, vestirme, con una camisa de botones blanca y una falda larga y suelta a juego, me dirigí al salón donde el servicio de habitaciones había dejado un buffet completo. Había de todo un poco, las carnes más deliciosas, verduras, frutas, diferentes aperitivos, y una buena selección de dulces y tartas. También había diferentes bebidas con alcohol o sin él, zumos de fruta, champan, vinos distintos, ninguno bajaba de dos mil dólares la botella, lo sabía por mi tiempo que trabajé como camarera en un restaurante de dos estrellas Michelin, a tiempo parcial.- “Pero ¿cuántas personas vamos a cenar?”- me pregunté en alto, pensando que estaba sola.- “Tú y yo, ¿o no te parece suficiente?”- dijo Perseo entrando por la puerta provocando que casi se me salta el corazón del pecho, por lo inesperado de su aparición, iba vestido también con una camiseta de algodón blanca y unos vaqueros negros ajustados, estaba deseable, con el pelo aun húmedo, peinado hacia atrás.- “¡Por dios, P
Ruyman.- “¿No estarás nervioso?”- me preguntó mi hermano por tercera vez en menos de una hora.- “¿Quieres dejar de preguntar? estas siendo cansino, No estoy nervioso, o al menos no lo estaba hasta que mamá metió mano en esta boda, ¿se puede saber por qué ha montado todo esto? Ha traído a la abuela de noventa años desde Canarias, la abuela que no había salido de Tenerife desde que hace más de treinta años. Eso ahí fuera parece una reunión familiar de los Bencomo. Si añadimos que papá, gracias a Duff ha invitado a todos los empresarios influyentes en los cinco continentes, una boda rápida y sencilla se ha convertido, en una boda real por lo menos. Maldita sea.”- le dije moviéndome nervioso de un lado a otro.- “No si se te ve tranquilo, si muy tranquilo”- dijo irónicamente Zipi burlándose de mí. Lo miré con una mirada de advertencia, y como siempre el idiota me ignoró.Es ese momento entró Mary y Ranita, para ponerme aún más nervioso.- “¡Eh!, tú, Zape, me debes una cena, como pago a
Emi.- “Todo está bien, todo va a salir bien, sólo entras ahí recitas lo que el sacerdote te diga, dices, sí a todo y ya, todo estará finalizado.”- mi conciencia me repetía esto una y otra vez, pero mi mente no se convencía.Estaba esperando que pasara algo, que rompiera mi buena suerte, toda mi vida había ocurrido así cuando tenía algo bueno, mi padre, unos estudios, un trabajo decente, hasta un apartamento, llegaba algo que me lo arrebataba.Esta semana todo había sido como un sueño, al principio me resistí no estaba acostumbrada a que nadie se preocupara por mí, a levantarme por las mañanas y que alguien te dijera buenos días, que quieres para desayunar o simplemente “¿Dormiste bien?” Pero en la familia Bencomo eso era natural, me separaron de Perseo, prácticamente desde que pisamos Filadelfia.Una de las cosas que he aprendido de esta familia, es que Diane Pelayo es la auténtica líder, si fuera italiana seria la perfecta mamma, es una autentica fuerza de la naturaleza. Lo primero
Emi.- “¿Se puede saber cuántos empresarios, políticos, celebridades y familiares a invitado tu madre?”- le pregunte a Perseo, mi marido, ya cansada de saludar a más de quinientos invitados.- “No sé porque dudas de la capacidad de tu suegra, tú misma lo sufriste esta semana, esto para ella es pan comido, tiene los correos electrónicos personales de mucha gente influyente y si no los tiene. Howard o Abigail se los consiguen. Ni la casa blanca tiene los contactos que tiene Diane Pelayo.”- me dijo Ruyman cogiéndome de la mano.No sé cómo la princesa Diane organizó todo esto en tan poco tiempo, y como pudieron llegar las invitaciones de la boda a tiempo, pero habían habilitado el salón más grande del hotel estrella de la familia Bencomo en Filadelfia, además de todos los jardines, para los invitados de la fiesta, así por encima habrían más de dos mil invitados, entre los que se encontraba, actores y actrices, cantantes, políticos de ambos partidos, me sorprendí cuando me saludaron y dier