Emi. - “Se puede saber en que estás pensando, es que más idiota, estúpida no puedes ser, ¡Oh dios! ¡Qué vergüenza!” me repetían a mí misma mientas desnudándome me metía en la duchar para quitarme la sensación de calor, y alteración de mi cuerpo. Fuera un lesionado Perseo, estaba maquinado como matarme eso seguro, cuando nos reuniéramos. Pero no pude evitar mi reacción fue instintiva, mientras todo ardía de deseo, y otras sensaciones que nunca había sentido, mientras mi cuerpo desnudo se rozaba con el duro y tenso cuerpo del maldito tentador Ruyman, él se mostraba como indiferente, y me regañaba por… ni siquiera sé por qué me regañaba. Comencé a hablar en alto conmigo misma en italiano, como me ocurría siempre que estaba estresada. - “Toda la culpa la tiene él, sino no me hubiera tocado, si no se riera de esa forma, tan… tan…”- - “Sexy, tentadora, atractiva, cautivadora, pecaminosa…tienes donde elegir descarada, ¿Qué culpa tiene él que te tienta tanto que a la primeras de cambio
NarradorMientras Andrómeda dormía en los brazos de su Perseo, el señor Marchetti, estaba ya en su despacho, en Chicago, comprobado en su programa si las especificaciones de la mercancía vendida hoy se estaban cumpliendo, en especial estaba interesado en la ubicación de su mercancía estrella del evento.Miró la pantalla, y sin poder evitarlo, arrojó su copa bourbon contra la chimenea haciendo que se estrellase en millones de partes, los cristales cayeron por totas partes, el suelo, la alfombra y dentro de la chimenea encendida, una llamarada flotó en el aire cuando el licor, hizo contacto con el fuego, que se extinguió rápidamente.No podía mirar hacia otro lado, mientras veía que los dos iconos que representaban la tigresa y su comprador, el altanero de Ruyman Bencomo, estaban unidas casi una encima de la otra, no había que ser un genio para saber que significaba eso, pensaba el jefe mafioso, el muy maldito de Bencomo, le estaba robando la virginidad a la que mujer, que era suya, y e
Ruyman.Mientras me duchaba, con agua fría por segunda vez hoy, más frustrado me sentía, tenía que hacer algo para que mi familia no se entrometiera, ¿les habría parecido poco lo que habían hecho, para intentar que yo buscara mujer?Ahora que la tenía no pararían hasta que yo no le pusiera un anillo en su dedo anular y firmara un certificado de matrimonio, lógicamente ya mi madre se encargaría de realizar una gran celebración de boda para que toda la sociedad supiera que la manipuladora Diane Pelayo, también conocida como señora Bencomo, se había salido con la suya.Luego emprendería otro tipo de acoso, el que recibiría Andrómeda, para que le diera nietos pronto. Mi hermano y yo teníamos una teoría, ya que no entendíamos la obsesión de mi madre en que dejáramos embarazadas en seguida a nuestras esposas en cuanto las tuviéramos, o en el caso de mi hermana, que se realizara como mujer trayendo descendientes de su atractivo, y prodigioso marido, a este mundo.Estos últimos adjetivos dedi
Emi.Dentro del baño, después de recibir otra descarga de alteración de hormonas femeninas, por culpa de ese hombre que me esperaba detrás de la puerta. Me vestí rápido, necesitaba estar con otras personas, que me sirvieran, mejor dicho, que le sirvieran de escudo a ese hombre de mí, porque si seguía diciéndome esas cosas que me decía, pronto iba ceder a la tentación, y conocería a mi futura suegra, teniendo sexo pecaminoso y seguramente muy satisfactorio, con su hijo, delante de ella. - “¿Pero que le dan de comer a esta familia?, ¡por dios!, es intensa, a más no poder.”- pensé, tomé aire para tranquilizarme y abrí la puerta.En un segundo el aire me ahogo, y comencé a toser de forma descontrolada, mientras una imponente y hermosa mujer acompañada de otra que era la versión más joven que ella, apartaron a mi futuro esposo aun lado, y comenzó a abrazarme de forma efusiva, mientras, la versión más joven trataba de calmar la efusividad de la madre.Porque de una cosa si estaba segura, e
Ruyman.-“Y esto fue lo que, por vuestra locura se buscarme pareja, sucedió”- le dije a los cuatro hombres que tenía delante de mí, mientras cogía una taza café y un sándwich de la mesa de desayuno.Por lo visto como tardábamos mi asistente doméstico, nos trajo el desayuno al despacho, mientras yo les contaba que había sucedido la noche anterior, y como Humberto Marchetti había hecho que firmara el contrato sin leerlo, o más bien como mi estúpido orgullo, me había metido en ese lio.- “Ósea ¿me estás diciendo que esas reuniones de solteros no es otra cosa que trata de mujeres?”- me pregunto mi padre.-“ Si, y eso no pude salir de aquí firme un documento de confidencialidad, si lo rompo puedo perder parte de mi fortuna. Y una parte del grupo C. P.A. pasaría a manos de uno de los mafiosos más peligrosos de Chicago.”- le dije entregándole la ficha que me había enviado mi jefe de seguridad de Humberto Marchetti.- “¿Qué hacia allí, tu futura esposa?”- me pregunto mi hermano, mientras leía
Emi.Cuando me desperté, me encontraba desorientada, lo último que recordaba era estar llorando como una niña pequeña en los brazos de Perseo, después de que su familia me barriera con muestras de amor y cariño que yo no había sentido en mi vida.Estaba preparada para sentir desprecio, violencia, maltrato psicológico, pero no para que se me escuchara, se me atendiera, y desde luego que no estaba preparada para que me dijeran que formaba parte de una familia tan espectacular como la familia Bencomo, una familia que, aunque agobiante e intimidatoria, lo hacían porque se querían unos a otros, para todos, y cada uno de ellos, incluido, el independiente Ruyman Bencomo, la unidad familiar lo era todo. Al pensar en ellos, casi me hace volviera a llorar, pero me contuve, miré a mi alrededor, y me di cuenta de que no estábamos en la casa de Perseo, de hecho, en la habitación, en la que me hallaba tumbada sobre una enorme cama, era totalmente desconocida para mí.El lujo era la tónica destac
Ruyman. Sabía que tenía que despertar a Andrómeda, ya habían pasado la hora y media de más que le había exigido a las azafatas que le ordenaran al piloto que volara antes de aterrizar en Chicago, y todo y cada uno de esos minutos, había sido bien aprovechado. En mi memoria tenía grabado cada gemido, cada temblor, incluso cada movimiento impaciente de la diosa esclava. No quería analizar que era lo que me había ocurrido, mientras la hacía mía, pero sabía que no había sido una más, quizás por eso, decidí dejar esas sensaciones encerradas, hasta que estuviera preparado para enfrentarlas. Pero lo que no podía encerrar, y que ahora me estaba volviendo loco, era el sabor de su piel, el olor de sus senos, la suavidad de su interior, y lo peor de todos, su reacción a mis caricias, a mis besos, a su primera vez, estará como cuando descubres algo que siempre habías deseado, pero ni tú lo sabias. Me encontré de nuevo mirándola dormir, descubriendo en su blanca y desnuda piel marcas que yo, co
Emi.Descubrí lo que era tener dinero, y ser alguien importante, y con influencias, cuando llegamos al aeropuerto.Prácticamente, ni nos revisaron, directamente nos enviaron a la limusina que nos esperaba, junto a la limusina, había una hermosa mulata de pelo rizado y ojos verdes de pie, alucinantes, que vestía con un traje ejecutivo. Iba muy arreglada, mientras sostenía un portafolio y hablaba por el móvil. Cuando nos vio llegar, por un segundo la intuición femenina me dijo que no le gustó verme allí, pero enseguida se recompuso y se mostró seria, e imperturbable.- “Buenos tardes, señor Bencomo. Esta todo como lo ha pedido, se ha gestionado, el hotel The Langham Chicago, tiene la suite presidencial para usted, ¿Tendría que pedir otra habitación, como siempre, para la dama?”- por una extraña razón, que lo mismo podía ser mi imaginación, la palabra dama me sonó como una burla.Decidí ignorarla, mi enemigo era mucho más grande, no me iba a enfadar con una plañidera mujer, con pelo riz