CAP:02

LAYLA;

Al Damian y yo quedarnos solos, este me mira con ira retenida.

—No entiendo que te pasa Layla ¿Por que me haces quedar mal frente a los del consejo?

Dice explotando de ira y yo le miro con el ceño fruncido.

—¿Es lo único que te interesa? ¿El maldito consejo?

Le pregunto sintiendo rabia.

—¿Sabes que Layla? Ya me tienes harto.

Dice mientras me observa a los ojos y lo que veo en su mirada me rompe… Nada, no veo nada del amor que sentía por mi.

—¿Te tengo harto? ¿Dónde está el hombre que me juro amor eterno?

—¿Amor eterno? Eres una ilusa que crees en esa cosa loba.

Habla con cinismo y sonríe de manera leve.

—Ni siquiera para el sexo sirves… ¿Crees que no me doy cuenta las veces que me evades?

Dice y en algo tiene razón, son nulas las veces que me acuesto con él, y cuando insiste tanto le doy una poción de ilusión que me facilitó mi tía Alba y el muy estupido vampiro piensa que tuvimos una noche inolvidable.

—No eres el hombre del que me enamore Damian… No se que ha pasado contigo en estos últimos tres años, eres irreconocible para mi.

Hablo con un suspiro y doy la vuelta para retirarme, este matrimonio lamentablemente no llegará a nada.

pienso mientras siento mi loba triste.

—Tranquila, tú y yo saldremos adelante.

Le hablo a mi loba mientras me dirijo a una de las habitaciones de invitado.

Así como estoy vestida me lanzo a la cama y siento como las lágrimas  calientes mojan mis mejillas .

—No puedes llorar  Layla, eres una mujer fuerte y valiente… Las mujeres no lloran… Las mujeres facturan.

Pienso mientras me río de mi propio chiste. 

De pronto siento como tocan la puerta y el olor de Galed llega a mi olfato.

—Pasa Galed.

Digo lo suficientemente alto para que el escuche.

—¿Necesitas algo señora?

Me pregunta mientras entra a la habitación y asiento.

—Quiero a mi esposo.

—¿Necesita que llame al señor? 

—No, no quiero saber de ese idiota, si no hubiera hecho las prubas para comprobar que en realidad el es Damian… Hubiera jurado que no es el mismo chico de antes.

Digo mientras tomo asiento en la cama y miro a la lejanía.

—No puedo estar viviendo de esta manera, Galed no tengo autoridad en este lugar, soy un cero a la izquerda.

Digo mientras pongo a mi mente a pensar en una solución.

Miro la puerta al sentir el aroma de un vampiro y Galed y yo permanecemos en silencio.

—Señora Layla, el rey requiere de su presencia en este instante.

Dice uno de los guardias y frunzo el ceño.

—Para eso está nuestro enlace, no entiendo por qué no lo usa.

Susurro colocandome en pies para ir a su despacho.

Galed me sigue y se detiene en la puerta para darme privacidad.

Al entrar a su despacho la primera cara que observo es la de la zorra esa.

—Al parecer te empeñas en hacerme la vida imposible ¿No Damian?

Hablo mientras tomo asiento en uno de los muebles y observo a ambos vampiros sentados al lado del otro.

—Es obvio lo que hay entre ellos Layla.

Dice mi loba con dolor, pero mantengo el rostro sereno.

—¿Estás segura de lo que dices?

Le pregunto a mi loba.

—Por supuesto, puedo sentirlo. 

Dice ella y yo me dedico a observar a ambos.

—No seas dramática Layla, Cari solo está ayudándome en este papeleo.

—Mmm, ya veo… ¿Para qué me necesitas?

Hablo con serenidad mientras me observo las uñas… Ahora es Cari… Lindo apodo.

—Hay un pueblo el norte que está dando problemas y como eres la reina necesito que vayas  

a mirar qué está pasando.

Dice muy tranquilo y mira de reojo a "Cari"

—Está bien ¿Cuando tengo que partir? Mañana al amanecer, un grupo de guardias te acompañarán.

—¿Algo más?

Pregunto.

—No, eso es todo.

—Bien.

Es lo único que digo y salgo de ese asqueroso lugar.

—Vamos a preparar nuestras maletas Galed, partiremos mañana al amanecer.

—Si, señora.

Dice Galed haciendo una reverencia.

Mientras camino me quedo muy pensativa… Tiempo atrás Damian me hubiera acompañado porque por nada permitia exponerme  a esta clase de situación y ahora solo me mandas y ya… Estoy segura que debe de ser una trampa… Ya no puedo confiar en él, no es el hombre del cual me enamore… Ese hombre no existe, para mi, mi Damian ha muerto.

Encerrada en la habitación recuerdo todos esos lindos momentos que tuve cuando recién nos casamos, como era feliz y como él me hacía feliz.

Recuerdo todos esos momentos de promesa y recuerdo que prometimos tener hijos después de cinco años de casados porque queríamos disfrutar nuestro matrimonio al máximo… Ser solo los dos por el momento…

Una lágrima rueda por mi mejilla y lo limpio de inmediato.

—Eres una loba fuerte Layla, no puedes llorar por esa basura.

Me digo a mi misma frunciendo el ceño. 

Luego de unas horas y de alistar todo para mañana temprano, escucho la puerta de mi habitación ser tocada y frunzo el ceño al sentir el aroma de Damian.

Al no responder entra como si nada pasara.

—¿Todo bien?

Pregunta mientras observa el lugar buscando lo que no se le perdió.

—Seamos claros Damián ¿Qué quieres?

Le digo cruzada de brazos y él me  mira con una sonrisa cínica en el rostro.

—Te marchas mañana a un largo viaje… ¿No es obvio lo que quiero?

Dice acercándose a mi con coquetería y hago una mueca de asco.

—Lárgate Damian, si quieres sexo ve ha revolcarte con aquella zorra.

—Eres mi mujer y si quiero acostarme contigo…

—¿Qué? ¿Piensas violarme?

Le pregunto alzando las cejas.

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