De todas las irresponsabilidades que Armand había hecho esta era la peor; pasó de largo a la guardia de la entrada el hombre a gritos intentaba detenerlo, le valió, se montó en la moto y arrancó ¿Qué acaso Armand no había escarmentado? No tenía ni dos meses aun, cuando le había rescatado el pellejo de ese fisiculturista al cual se había pretendido coger y que no era el problema, el problema era que el dichoso musculoso era un condenado menor de edad, había gastado una enorme cantidad de dinero para que todo eso no saliera a flote y ahora tuviera que lidiar con esto.
Lo primero que vio al llegar fue el BMW de su hermano menor estampado contra la corteza de un árbol, el cofre estaba completamente destrozado, las grandes cantidades y las enormes cantidades de policías y paramédicos acordonaban el lugar, fue detenido en su momento. La esquina del lado contrario d
Era de madrugada cuando él regreso al apartamento, tenía la esperanza de poder despertar a Madison y comenzar a pedir clemencia pero cuál fue su respuesta al encontrar su cama vacía y sin parte de sus pertenencias ¿De verdad se había ido? Entonces fue presa del miedo ¿y se regresaba a Tokio? No, ella no lo podía hacer, se verían delatados y todos sus planes o más bien dicho, los planes de él en estudiar la carrera que él quería se iban a ir por el caño, no, ella no podía regresar, no así y no de esa forma, respiro profundo e intento calmarse, seguramente se había ido con alguna amiga ¿pero cual amiga? Él no le conocía ninguna, no a excepción de Nancy que saber algo el día de su pelea con Ezra, sí, ella era clave de todo esto y necesita hablar urgentemente con ella,–Cálmate Asher… &nd
Se vio ahora rodeado por Samuel y Sergio sin embargo antes de que fuera alcanzado, lanzo el balón de lado derecho, todos los rostros se giraron para ver a quien se lo había lanzado y palidecieron al ver a Carl que con una cara de autosuficiencia arrojo el balón directo al aro que entro limpio. Gritos de euforia, aplausos y vitoreadas se escucharon con fuerza.El equipo de Ezra había ganado. Los capitanes del equipo se estrecharon la mano y el contacto fue desecho cuando al moreno lo cargaron los miembros de su equipo. Toda la gente de las gradas comenzó a bajar para festejar con el equipo y Ezra en el aire busco a Madison entre el gentío, hasta que más allá, casi en la entrada de los vestidores la vio acechada por aquel maldito sujeto y para colmo de sus males, Madison le sonreía, un instinto asesino nació en su interior cuando el cabrón la abrazo y ella sin ningún recató
Salieron de la bodega como si nada, con sus manos entrelazadas y mirando al frente, ella sumamente roja de la cara y él con aquella sonrisa de autosuficiencia poco creíble, hasta que de frente se toparon con un hombre alto y de melena plateada que al divisarlos de más cerca se dirigió hasta ellos.–Asher… –murmuro Madison al verlo acercarse.–Ese cabrón… –dijo Ezra apretando la quijada.–Madison, tenemos que hablar –Asher se había plantado firme frente ambos de verdad que parecía cansado y algo frustrado –¿pero qué te paso? ¿Por qué estas toda magullada? –entrecerró los ojos en dirección al moreno.–Eso a ti no te importa –siseo Ezra.–Tenemos que hablar –volvió a repetir intentando ignorar su mala
¿Qué es el amor? Es pasión, es obsesión, es no poder vivir sin alguien, es cuando se olvida el intelecto y se escucha al corazón; eso era lo que ambos sentían ahora. ¿Desde qué punto dejo de ser un juego y se convirtió en su mundo? ¿A partir de donde se sintió plenamente suya? Madison reconoció que Ezra era ahora el dueño de su corazón, el conquistador de su alma y el ladrón de sus sueños, el moreno fastidioso y acosador se había convertido sin querer en parte de su existencia, por su parte Ezra estaba descubriendo un sentimiento que le daba miedo sentir pero que ahora mismo explotaba a todo sentido: el verla, el acariciarla, el saberla cerca era motivo suficiente como para dar empicada a todo lo demás, ahora sabía que no podía vivir sin ella ¿miedo? Si pero a perderla y ese un lujo que no se daría ahora que estaba tocando el cielo
–Ezra… hay algo que quiero decirte –le escucho decirle mientras se acomodaba arriba de su pecho.–¿Qué?La escucho hablar, sin interrumpirla en ningún momento, la mayoría de lo que ella le dijo ya lo sabía, tampoco estaba molesto por ratificar lo que ya imaginaba con respecto a sus sentimientos por el imbécil de Asher pero cuando ella al final le dijo te quiero se quedó en blanco. La corriente eléctrica que sentía al besarla, ahora la sintió pero en su cuerpo, algo que describió como un tipo de energía que subía y bajaba de su cuerpo en un choque electrificaste, su pecho se expandió y sus sentidos se agudizaron ¿había escuchado bien? ¿Madison le quería?, sí, tardó en responder, pero porque de verdad estaba procesando lo que escucho, se sintió un reverendo imbécil cu
Hoy tenía que quedar todo claro, no podía permitirse perder otro día más, así que aceleró el paso y se permitió voltear a ambos lados antes de entrar. Perfecto, no había nadie.–Sabía que vendrías –le dijo la mujer que sentada en la cama veía por la ventana –tardaste.–No estoy aquí por lo que piensas –comenzó a decirle con fuerza, cerrando la puerta con seguro cuando entro de lleno a la habitación –el trato se acabó.El rostro de Naomi se volteó hacia él, mirándolo con una total sorpresa poco creíble.–¿Cómo dices? –adujo con incredulidad –creó que escuche mal Ezra.–No, escuchaste bien –dijo el moreno al acercarse más –se cancela todo. No quiero seg
La curiosidad siempre fue una de sus principales características en su personalidad, algo que siempre la acompañaba en todo momento y juraba ahora morirse de la misma; con los ojos vendados y guiada por la mano de su novio Madison caminaba tambaleante sin ser consciente del lugar en donde estaba.–Aquí –le dijo la voz de Ezra muy cerca de su oreja –quédate aquí.–Oye…–Shhh… –silencio desesperado –cuenta diez y al terminar te quitas la venda.–Ezra… –sin duda sonaba más que insegura.–Solo haz lo que te digo, cuenta diez.Madison suspiró resignada, se cruzó de brazos y aspiró hondo.–1… 2… –comenzó a decir la pelinegra con pereza –3… 4…&
XOXOX–¡EzMAdi! –grito Armand al verlos entrar a la casa –¡Por Dios que bueno que llegaron! ¡Es hora de irnos! –agrego antes de que alguno de los dos resoplara.–¿A dónde? –indago Madison confundida.–¡A la playa! –exclamo Armand con un tono meloso.–Tú estás en sillas de ruedas –replico Ezra al acercarse a la cocina –ni siquiera vas a poder andar brincando –abría la puerta del refrigerador en búsqueda de algo apetecible.–¡Ash! ¿¡Que no vez que tú odioso hermano se muere de soledad en esta inmensa casa!? –Madison sonrió de lado al sentarse en uno de los sillones mientras observaba la discusión familiar –¡Hace calor Ezry! ¡Quiero mojarme! Es fin de semana.<