- ¿Quieres suicidarte? Yo pregunté.
Volvió la cabeza hacia mí y no dijo nada.
- ¿Me ignorarás? - Insistí.
- Vete, inquietante.
- ¿Perseguir? - Me reí. – ¿Te parezco angustiado?
- Posee...
- Um, apesto, ¿no? Recordé sus palabras. Pero creo que podría ser una droga mejor que su whisky, comandante desclasificado.
- ¡Fuera de aquí! ¿Ni siquiera puedo soñar en paz?
Lo tomé del brazo y lo obligué a girarse hacia mí.
- Esto no es un sueño, descalificado. Vamos.
- Te odio. - Dijo, en voz baja.
- Lo sé... No lo dejaré morir aquí.
Se rió irónicamente:
- ¿Crees que me mataría... por ti? – casi se cae hacia mí cuando vino una ola más fuerte.
Me agarré a su cuerpo y comenc&ea
- Vale, gracias por contestar en el nombre de Dios. Por cierto, creo que sigues siendo mi dios... Sólo griego. Cuando estoy a tu lado, es como si nada más existiera, solo tú y yo.Puso su dedo en un panel de la puerta, haciendo que se abriera automáticamente.- Vale, ¿debería cortarte el dedo cuando necesite entrar? ¿Es eso? - Empecé a reír.- ¡Yo soy Dios! Gritó, abriendo los brazos cuando entró y las luces se encendieron automáticamente.Me quedé justo cuando la puerta se cerró, observando todo lo que me rodeaba, tratando de no maravillarme con la vista. El lugar era simplemente gigantesco. Un salón con sofás en forma de L y moqueta blanca (sí, ¿quién, en su estado normal, pondría moquetas blancas en el salón, para que los demás las pisen con los zapatos?). Como el espacio era grande, la habitaci
- Líbrame de Heitor Casanova... Amén – se echó a reír – ¡Chúpame! – el tono era serio.- ¡Estúpido! – Lo empujé al baño – Solo cuando te lo mereces. Y te lo mereces... Ay, si te lo mereces. - dije en voz alta, observándolo caminar prácticamente desnudo, sin poder trazar una línea recta con sus pies.El baño era tan grande como el dormitorio.- Joder, ¿por qué un baño tan grande? – Fui a la ducha, abrí la ducha mientras él presionaba el botón de la bañera, que comenzó a llenarse – Dudo que haya vapor aquí si me ducho – risas – No tendrías una sauna gratis con yo, descalificado.Se metió en la bañera, ignorando la ducha helada que acababa de abrir.Nos miramos, cada uno en un rincón, como si no pudiéramos a
Héctor abrió los ojos y me miró, tomándose su tiempo, haciendo que cada minuto pareciera una hora:"Puedes..." dijo con voz débil.Me acerqué a él, lentamente, sabiendo que tal vez sería el último beso, la última vez, como siempre fueron nuestros encuentros: una incógnita, una mezcla de emociones y sentimientos siempre al límite... Así que cada segundo necesitaba ser puesto a prueba. buen uso.Me arrodillé y toqué su cuello, sintiéndolo estremecerse bajo mi toque. Sonreí y llevé mis labios a los suyos, cerrando los ojos y dejando que el momento me llevara al cielo, que era como me sentía cuando estaba a su lado.Los labios de Héctor rodearon los míos, chupándolos suavemente. Sentí sus manos recorriendo mi espalda, resbaladizas con espuma, y estaba completamente excitada.Ese beso se sinti&o
- Puedo hacer lo que hace la rubia peróxido - dijo - De hecho, cualquiera puede. ¿Quién no baila sobre un palo?- Tú - se rió - ¿Recuerdas que dije que cuando haga esto debo tenerla hospitalizada?- Ponme entonces, descalificado. – Fui hacia la barra de pole dance, completamente confundido, una explosión de emociones dentro de mí, tratando de entender cómo no sabía quién era mi amiga Salma, ya que tenía una hija con ella.Se sentó en la cama, curioso, con los ojos siguiéndome.- Vamos a jugar un juego - dije - Hago una pregunta y cada respuesta que das, si eres honesto y de acuerdo a lo que quiero saber, me quito una prenda... Y bailo para ti.- ¿Quién dijo quiero que me bailes, descalificado?- ¡Yo digo! – lo señalé – ¡Nadie deja de tener sentimientos profundos tan rápido, maldita
Sentí mi cuerpo ablandarse:- Necesito una cuchara - dije, sin querer.- Tengo varios... Pero mis manos también pueden hacer eso - me miró. – Quítate las bragas y derrítete en mis brazos, Bárbara Novaes.- Espera... Cuarta pregunta... - Dije con dificultad.- Había tres.- No hago acuerdos.- ¿Y yo no sé esto? - Se rio.- ¿Estás borracho?- No mucho... - Confesó.Lo empujé hacia la cama, mientras él se sentaba.- Las respuestas no fueron exactamente lo que esperaba... Pero me parecieron sinceras.- Fui honesto, incluso con tus preguntas siendo las más locas que me han hecho en mi vida.- Bailaré para ti... En calzoncillos... En la barra del pole dance. – dijo, volviendo a poner la música.Sus ojos no se apartaban de los míos mientras yo bailaba al comp&aacut
- Aquí está la cosa: ya no quiero nada de ti, Bárbara. – dijo serio.- ¿Estás borracho? Pregunté, mientras apoyaba mi cabeza en la almohada, tratando de encontrar una respuesta a todo eso.- Tal vez un poco. Pero sumergirme en la tina me hizo un poco mejor y más lúcido.- ¿Por qué bebes tanto? Lo miré fijamente, abriendo mis piernas, involuntariamente, mientras mis brazos pasaban detrás de mi cabeza.- Porque me gusta. Porque tengo una puta vida que no me deja vivir de verdad.- Sé que no puedo venir aquí de la nada y pedirte que me perdones por las cosas malas que he hecho. Dije palabras horribles para alejarlo de mí. Pasé por momentos difíciles.- “Tú” haces los momentos difíciles – se sentó en la cama, a mi lado – Porque quiere. Porque no quieres ser feliz. Porque crees q
Recogí mi ropa, sintiéndome triste y enojado al mismo tiempo.- Le di una oportunidad a lo que estaba sintiendo y lo destrozaste todo - dijo - Este puto amor no existe. Escribí lo que realmente sentía en ese mensaje.- No tengo dudas... Desde la parte que yo era uno más que pasaba por tu cama. - reí, amargamente, mientras me ponía la blusa.Fui a buscar las bragas, y él pasó su mano sobre ellas rápidamente, antes que yo. Lo miré fijamente, con mi mano hacia él:- ¡Devuélveme!- De ninguna manera. es el quinto Arqueó la ceja juguetonamente.- ¿Lo vas a quemar o lo vas a tirar con los demás? Traté de tomarlo, pero él levantó su brazo con él en su poder, no dándome la oportunidad.- No necesitas mis jodidas bragas. Grité furiosamente, saltando con mis manos tratando de alcanzarlas
Dejó caer los brazos a los costados, rindiéndose. Ya estaba dentro del ascensor. Presioné el botón cuando dijo:- Simplemente no quiero que sufras...- Demasiado tarde. Estoy destruido...- Yo también estoy destruido - dijo antes de que la puerta se cerrara... Para siempre.Anon quería llevarme a casa y me negué. Insistió y lo dejé esperar conmigo hasta que llegó mi taxi.- El señor Casanova me matará cuando se entere que te dejé ir solo.- Envía al señor Casanova al hijo de puta.Se rió y yo también me eché a reír, tocándole el hombro:- Oh, Anon, me gustas.- Usted también me gusta, Sra. Bongiove.- Gracias por no hablarme de Cindy. Ahora sé que no quisiste lastimarme.El no dijo nada. Cuando el auto se detuvo, pregunté, antes de abordar:-