Papá

Si fue lo correcto pagar por la niña, ¡claro que no! Pero por el momento, no teníamos solución y no podíamos pensar con claridad.

- Creo que diez millones de norianos serían suficientes - dijo Breno - Podríamos comprar una casita en un barrio mejor... Tal vez un coche o una moto potente. Anya siempre quiso tener tetas – miró a la mujer, sonriendo – Y creo que realmente lo necesita. Además de ser pequeño, uno es más grande que el otro.

- ¡Vaya, cosas extremadamente necesarias! – No me contuve – Y entonces, ¿qué van a reclamar? La casa necesita mantenimiento, el auto tiene que ser cambiado por uno más nuevo, el trasero también se cayó... ¿Por qué no te operas y cambias tus cerebros enfermos? - Exploté.

- Bárbara... - Héctor tocó mi brazo, acariciándolo suavemente, mientras me miraba - Déjame decidir, por favor.

- Esto nunca terminará, ¿verdad? – pregunté, mirando en su dirección.

Los ojos de Anya entraron en los míos. Ella no necesitaba responder. Creo que todos sabíamos que seríamos ch
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