Me di la vuelta en la cama, todavía con sueño, y abrí los ojos. Bárbara me miró. Parpadeé varias veces y ella sonrió:- Soy yo, "pervertido descalificado".- ¿Bebí demasiado ayer? No recuerdo que vinieras a mi casa.- Por supuesto que no vine contigo. Le pedí a Anon que me recogiera después de que te fueras. Quería sorprenderte. Ella sonrió y pasó sus dedos suavemente sobre mi pecho, haciéndome temblar.Miré mis brazos, confundido y confesé:- Yo... nunca he sido así con una mujer.Se incorporó y vi sus pechos desnudos. Eran tan perfectas, pequeñas, duras y las areolas pálidas, que no contrastaban tanto con su delicada piel.- ¿Qué me perdí exactamente?- ¿No recuerdas nada? – se puso seria. – ¿Es eso lo que significo para ti?- No me...- Tuvimos sexo en el baño... Tres veces. ¿No me recuerdas de rodillas, chupándote hasta correrme? Abrió un poco la boca y se pasó la lengua por los labios.- Bárbara, me vas a destruir... En todos los sentidos. Creo que podría ser... Un poco adicto a
- Eso no significa que estemos comprometidos... Estoy comprometido con otra mujer.- Y yo el amante fiel.- Estoy cansada, Cindy. Hablamos más tarde... Necesito poner mi cabeza en orden.Ella se fue, furiosa. Terminé de ducharme y cuando llegué a la habitación ya no estaba.Me cambié de ropa y miré el reloj. Tendría que correr para llegar a la mansión a tiempo. Mi padre odiaba los retrasos.Primero saqué la caja del armario y la toqué con los dedos, como si palpara la piel de Bárbara.Cuando bajé, Nicolete ya me estaba esperando, con un termo de café sin azúcar. Empecé a beber mientras ella me arreglaba la corbata.- Dime luego lo que quería. Me dio un beso en la mejilla.Le entregué la caja en la mano, que ella abrió:- ¿Que es eso? ¿Joyas antiguas? No son de la familia Casanova.- Nic, necesito que hagas dos cosas por mí, muy importantes.- Habla querido.- Primero, necesito que hagas pintar una fachada... Inmediatamente. Pago lo que sea, pero tiene que ser rápido y por un gran prof
- ¿Está seguro? Pregunté, confundido.- Sí estoy seguro.- Pobre Bárbara. - dijo mi padre. – Me dijo que padecía esta enfermedad… Espero que se mejore pronto.- Estas enfermedades de transmisión sexual a veces no tienen cura. Celine seguía pareciendo saber sobre el asunto.- ¿Y qué piensas hacer, Héctor? ¿En cuanto a Barbara y el otro chico? – preguntó mi padre.- Yo no sé.- Bueno, ya que terminaste tu café, vamos a la oficina.Me levanté, alisando mi ropa que tenía ligeramente arrugada.- Cuando bajes, búscame, Héctor. Necesito hablar contigo. – dijo Milena.- OK.Seguí a mi padre hasta el ascensor. Cuando entramos y presionó el botón, sentí un ligero calor recorriendo mi cuerpo y traté de concentrarme en cualquier cosa menos en ella (cualquiera que fuera la persona que estaba tratando de poblar mis pensamientos a tiempo completo) nuevamente.No había ido allí después de eso. Y parece que todo conspiraba para que ella estuviera siempre en mi vida, de una forma u otra. ¿Qué posibilid
- No... Y no quiero que ella y Milena lo sepan. De hecho, nadie puede saberlo. solo te lo digo- Papá... lo siento.- Lo siento, Héctor. Me di cuenta que trabajé demasiado... Y me olvidé de vivir. Y te debo cierta deuda.- ¿Conmigo?- Sé que no fui el padre que esperabas. Cuando tu madre murió, debería haberme quedado a tu lado. Ambos sufrimos, pero me alejé en lugar de quedarme contigo, que eras solo un niño.- ¿Te vas a morir la próxima semana? – pregunté, porque parecía que ya se estaba despidiendo y arrepintiéndose de sus pecados.- No sé cuándo será. Pero como dije, la etapa está avanzada.- ¿No hay nada que se pueda hacer?- No quiero que se haga nada más. Estoy cansada... El otro tratamiento prácticamente acabó conmigo.- Pero... Estuviste bien después.- ¿Permaneció? ¡El cáncer ha vuelto, chico! Me miró a los ojos.No dije nada, de alguna manera me las arreglé para entender lo que estaba pasando en su cabeza.- ¿Qué quieres de mí, padre?- Quiero que te hagas cargo de North B.
- ¡Bárbara Novaes, despierta ya!Abrí los ojos y vi a Ben empujándome, con una cara que no pude identificar… ¿Pánico?Me senté en la cama, inmediatamente:- ¿Se incendió el ascensor? ¿Se desplomó?- Ven conmigo... Ahora mismo.- Ben, ni siquiera me cepillé los dientes. - dije, mientras tiraba de mí, abriendo la puerta del apartamento.- Vamos nena.- Ni siquiera me peiné... ¿Quieres que salga?Cuando me di cuenta estaba bajando las escaleras casi corriendo detrás de él, ya me preocupaba.Mientras salía por la puerta principal del edificio, noté que algunas personas estaban allí de pie, mirando la fachada. Me detuve, sin saber si mirar o no lo que había allí. ¿Qué había hecho Héctor ahora? ¿Poner mi nombre real, para que todos supieran que fueron tus insultos hacia mí? Ese bastardo barato... Quiero decir, no era barato... Era bastante caro, por cierto.Sentí mi corazón latir con fuerza cuando me di la vuelta. Y la fachada estaba toda con flores de colores. Ya no había una “loca descali
Alguien volvió a llamar a la puerta. Ben y Salma me miraron seriamente.- Por cierto, me estoy poniendo nervioso... Muy nervioso. – dijo Ben, ciertamente esperando a Héctor detrás de la puerta.Mi corazón se aceleró y fui, sin apenas sentir mis piernas, hacia allí. Mis dedos tocaron el pomo y tuve miedo de girarlo.Luego me encontré cara a cara con Anon 1.- ¿Anónimo 1? Entrecerré los ojos.- Buenos días, señora Bongiove.- ¿Que haces aquí?Me entregó la caja, que reconocí de inmediato.- El Sr. Casanova lo hizo entregar, con sus saludos.- Dile que... Que... - Dios mío, no sabía ni qué decir. ¿No está tan subestimado como pensaba? ¿Que en el fondo tiene corazón? ¿Que tal vez pueda follármela donde quiera? ¿Qué... pasé la noche sin dormir pensando en su beso?- ¿Quiero decir? Anón me miró.- Gracias. Di gracias.Anón sonrió:- Señora Bongiove, no soy Anon 1. Porque no existe Anon 2. Entonces... Puede llamarme Anon. El otro guardia de seguridad, que acompaña al señor Allan Casanova, es
- Babi... te invito a trabajar conmigo. Ser el responsable de Marketing y Publicidad de Perrone, la empresa vitivinícola más grande del país.- Yo... Puedo dar la respuesta... ¿Por la noche?- ¿Esto es una broma? - Ben entró.- No.- Yo espero. Sin problemas. A partir de hoy, retiro mi propuesta. – Estaba firme.- OK.Se quedaron un rato más, hablando de cosas sin importancia, y luego se fueron. Estaba claro que en realidad fueron allí profesionalmente.- Babi, hoy tengo una ecografía... La primera. ¿Tu quieres ir conmigo?- ¿YO? Sentí que mi corazón se aceleraba. – Claro que sí, Salma.- No puedo creer que Babi conocerá a Maria Lua antes que yo. – Ben estaba molesto.- ¿Por qué no me acompañas, Ben?- Yo tengo que ir a trabajar. No soy el tipo de persona que puede darse el lujo de decir "no" a Sebastian Perrone.- Nunca lo entenderías...- Probar. Me miró serio.Su teléfono sonó. Ben lo sacó de su bolsillo y casi lo deja caer:- Oh... Es él... Thor, Thorzinho, el dueño de todo el put
- Creo que tuve un ataque de ansiedad, junto con el dolor de cólicos y terminé en el hospital... Por culpa de un idiota que me robó la idea en la entrevista de North B. Quiero saber si le creíste a él oa mí.Se tomó un momento para responder, lo que me pareció una eternidad.- Te llamé solo por eso.- No. No me llamaste. Llamado Ben.- No tengo tu maldito número. - Dijo alterado.- ¿Por qué no preguntaste?- Porque pensé que no lo harías. Podría, por supuesto, buscarlo en mi propia empresa. Pero realmente no quería que siguiera así: yo usando mi poder para averiguar sobre ti.- Realmente no lo haría.- Vale, Bárbara... hoy estoy bastante ocupado. Vamos a lo que importa.- Hablar pronto.- Llamé para decir que voy a rehacer la selección.- Entonces, ¿estoy fuera?- No. Te llamaré cinco de nuevo. Y haremos otras pruebas.- Héctor, no lo voy a rehacer. ¿Crees que se me ocurren ideas como cambiarme las bragas?- ¿De verdad quieres que te imagine cambiándote las bragas? Lacy... Tiny, tiny