- No... Y no quiero que ella y Milena lo sepan. De hecho, nadie puede saberlo. solo te lo digo- Papá... lo siento.- Lo siento, Héctor. Me di cuenta que trabajé demasiado... Y me olvidé de vivir. Y te debo cierta deuda.- ¿Conmigo?- Sé que no fui el padre que esperabas. Cuando tu madre murió, debería haberme quedado a tu lado. Ambos sufrimos, pero me alejé en lugar de quedarme contigo, que eras solo un niño.- ¿Te vas a morir la próxima semana? – pregunté, porque parecía que ya se estaba despidiendo y arrepintiéndose de sus pecados.- No sé cuándo será. Pero como dije, la etapa está avanzada.- ¿No hay nada que se pueda hacer?- No quiero que se haga nada más. Estoy cansada... El otro tratamiento prácticamente acabó conmigo.- Pero... Estuviste bien después.- ¿Permaneció? ¡El cáncer ha vuelto, chico! Me miró a los ojos.No dije nada, de alguna manera me las arreglé para entender lo que estaba pasando en su cabeza.- ¿Qué quieres de mí, padre?- Quiero que te hagas cargo de North B.
- ¡Bárbara Novaes, despierta ya!Abrí los ojos y vi a Ben empujándome, con una cara que no pude identificar… ¿Pánico?Me senté en la cama, inmediatamente:- ¿Se incendió el ascensor? ¿Se desplomó?- Ven conmigo... Ahora mismo.- Ben, ni siquiera me cepillé los dientes. - dije, mientras tiraba de mí, abriendo la puerta del apartamento.- Vamos nena.- Ni siquiera me peiné... ¿Quieres que salga?Cuando me di cuenta estaba bajando las escaleras casi corriendo detrás de él, ya me preocupaba.Mientras salía por la puerta principal del edificio, noté que algunas personas estaban allí de pie, mirando la fachada. Me detuve, sin saber si mirar o no lo que había allí. ¿Qué había hecho Héctor ahora? ¿Poner mi nombre real, para que todos supieran que fueron tus insultos hacia mí? Ese bastardo barato... Quiero decir, no era barato... Era bastante caro, por cierto.Sentí mi corazón latir con fuerza cuando me di la vuelta. Y la fachada estaba toda con flores de colores. Ya no había una “loca descali
Alguien volvió a llamar a la puerta. Ben y Salma me miraron seriamente.- Por cierto, me estoy poniendo nervioso... Muy nervioso. – dijo Ben, ciertamente esperando a Héctor detrás de la puerta.Mi corazón se aceleró y fui, sin apenas sentir mis piernas, hacia allí. Mis dedos tocaron el pomo y tuve miedo de girarlo.Luego me encontré cara a cara con Anon 1.- ¿Anónimo 1? Entrecerré los ojos.- Buenos días, señora Bongiove.- ¿Que haces aquí?Me entregó la caja, que reconocí de inmediato.- El Sr. Casanova lo hizo entregar, con sus saludos.- Dile que... Que... - Dios mío, no sabía ni qué decir. ¿No está tan subestimado como pensaba? ¿Que en el fondo tiene corazón? ¿Que tal vez pueda follármela donde quiera? ¿Qué... pasé la noche sin dormir pensando en su beso?- ¿Quiero decir? Anón me miró.- Gracias. Di gracias.Anón sonrió:- Señora Bongiove, no soy Anon 1. Porque no existe Anon 2. Entonces... Puede llamarme Anon. El otro guardia de seguridad, que acompaña al señor Allan Casanova, es
- Babi... te invito a trabajar conmigo. Ser el responsable de Marketing y Publicidad de Perrone, la empresa vitivinícola más grande del país.- Yo... Puedo dar la respuesta... ¿Por la noche?- ¿Esto es una broma? - Ben entró.- No.- Yo espero. Sin problemas. A partir de hoy, retiro mi propuesta. – Estaba firme.- OK.Se quedaron un rato más, hablando de cosas sin importancia, y luego se fueron. Estaba claro que en realidad fueron allí profesionalmente.- Babi, hoy tengo una ecografía... La primera. ¿Tu quieres ir conmigo?- ¿YO? Sentí que mi corazón se aceleraba. – Claro que sí, Salma.- No puedo creer que Babi conocerá a Maria Lua antes que yo. – Ben estaba molesto.- ¿Por qué no me acompañas, Ben?- Yo tengo que ir a trabajar. No soy el tipo de persona que puede darse el lujo de decir "no" a Sebastian Perrone.- Nunca lo entenderías...- Probar. Me miró serio.Su teléfono sonó. Ben lo sacó de su bolsillo y casi lo deja caer:- Oh... Es él... Thor, Thorzinho, el dueño de todo el put
- Creo que tuve un ataque de ansiedad, junto con el dolor de cólicos y terminé en el hospital... Por culpa de un idiota que me robó la idea en la entrevista de North B. Quiero saber si le creíste a él oa mí.Se tomó un momento para responder, lo que me pareció una eternidad.- Te llamé solo por eso.- No. No me llamaste. Llamado Ben.- No tengo tu maldito número. - Dijo alterado.- ¿Por qué no preguntaste?- Porque pensé que no lo harías. Podría, por supuesto, buscarlo en mi propia empresa. Pero realmente no quería que siguiera así: yo usando mi poder para averiguar sobre ti.- Realmente no lo haría.- Vale, Bárbara... hoy estoy bastante ocupado. Vamos a lo que importa.- Hablar pronto.- Llamé para decir que voy a rehacer la selección.- Entonces, ¿estoy fuera?- No. Te llamaré cinco de nuevo. Y haremos otras pruebas.- Héctor, no lo voy a rehacer. ¿Crees que se me ocurren ideas como cambiarme las bragas?- ¿De verdad quieres que te imagine cambiándote las bragas? Lacy... Tiny, tiny
Cuando entré a la habitación donde se iba a realizar la ecografía, pude pararme al lado de Salma. El lugar era agradable y tenuemente iluminado. A su lado, una mampara, donde seguramente aparecería el bebé. Y debajo de un equipo, con una silla donde creo que estaba el lugar del médico.Apenas entró el médico saludándonos, Salma me tomó la mano y sentí un ligero temblor y sudor en ella. Debo estar nervioso. Porque estaba muy nervioso.El médico le estaba explicando algunas cosas a las que yo no podía prestar atención. Pero escuché cuando me explicó que ya conocía el sexo.Tan pronto como encendió la pantalla y pasó el dispositivo sobre el gel untado en el vientre de Salma, pudimos ver la imagen en la pantalla.Ese pequeño ser dentro de ella ya tenía forma. El cuerpecito descansaba como si yaciera en el vientre de la pequeña madre. Tenía brazos y piernas pequeños y la cabeza era un poco desproporcionada con el cuerpo. Entonces ella se movió y yo salté, sobresaltado, sintiendo mi corazón
- Por Heitor Casanova.-Salma...- Babi, no te cierres a los sentimientos. No todos son como Jardel.- Salma, soy Heitor Casanova. Me hizo arrestar, pintó con aerosol nuestra fachada, ordenó al guardia de seguridad que me obligara a salir de Babilonia... Y simplemente no me creyó, con respecto a lo que pasó en la selección. Y... Dios, lo odiaba tanto... Y nunca quise un hombre como él.- Bebiste, te metiste donde no podías, invadiste su privacidad, que es algo que siempre le preocupó. Arruinó su auto nuevo. Y sabes que vendiste el abrigo solo para molestarlo. Sólo que a él no le importaba. Por el contrario, fue allí y recuperó su abrigo, aunque no lo necesitaba. Fuiste a su casa... A provocar. Sabía que era la mansión Casanova. ¿Y crees que “él” hizo cosas detestables?Bajé la cabeza y después de un rato dije:- Yo no creo en los cuentos de hadas, Salma.- No es un cuento de hadas... Después de todo, el príncipe no haría arrestar a la princesa... Tampoco pintarían su fachada con spray
Eran pasadas las 10 de la noche cuando sonó el timbre. Salma ni siquiera se había ido a trabajar todavía y Ben y yo estábamos decidiendo qué cenar.Ben fue a contestar y yo seguí mirando el menú de las tele-entregas de la vida.- Babi, hay un Anon en nuestra puerta. gritó, agarrando la manija, la puerta entreabierta.Me mire sorprendido:- ¿Anónimo 1? ¿Qué paso? - Me dirigí hacia la puerta. – ¿Quieres entrar?- No, señora Bongiove, gracias. Vine a traerles esto... A pedido del Sr. Casanova.- ¿Padre o hijo? Ben preguntó con curiosidad.- Héctor Casanova. - él explicó.Tomé el sobre y lo abrí. Mi corazón casi saltó de mi boca y comencé a dar saltos.- ¿Qué es? – Salma vino a nosotros.- Una entrada VIP, dije “VIP” al concierto de Bon Jovi. Primera fila... ¿Alguna idea? Abracé a Anon con fuerza y le di un beso. – Dile al Sr. Casanova que lo amo.- Está bien, Sra. Bongiove. Buenas noches.Se volvió hacia las escaleras y me detuve frente a él, impidiéndole salir:- Entiendes que era una b