- Creo que tuve un ataque de ansiedad, junto con el dolor de cólicos y terminé en el hospital... Por culpa de un idiota que me robó la idea en la entrevista de North B. Quiero saber si le creíste a él oa mí.Se tomó un momento para responder, lo que me pareció una eternidad.- Te llamé solo por eso.- No. No me llamaste. Llamado Ben.- No tengo tu maldito número. - Dijo alterado.- ¿Por qué no preguntaste?- Porque pensé que no lo harías. Podría, por supuesto, buscarlo en mi propia empresa. Pero realmente no quería que siguiera así: yo usando mi poder para averiguar sobre ti.- Realmente no lo haría.- Vale, Bárbara... hoy estoy bastante ocupado. Vamos a lo que importa.- Hablar pronto.- Llamé para decir que voy a rehacer la selección.- Entonces, ¿estoy fuera?- No. Te llamaré cinco de nuevo. Y haremos otras pruebas.- Héctor, no lo voy a rehacer. ¿Crees que se me ocurren ideas como cambiarme las bragas?- ¿De verdad quieres que te imagine cambiándote las bragas? Lacy... Tiny, tiny
Cuando entré a la habitación donde se iba a realizar la ecografía, pude pararme al lado de Salma. El lugar era agradable y tenuemente iluminado. A su lado, una mampara, donde seguramente aparecería el bebé. Y debajo de un equipo, con una silla donde creo que estaba el lugar del médico.Apenas entró el médico saludándonos, Salma me tomó la mano y sentí un ligero temblor y sudor en ella. Debo estar nervioso. Porque estaba muy nervioso.El médico le estaba explicando algunas cosas a las que yo no podía prestar atención. Pero escuché cuando me explicó que ya conocía el sexo.Tan pronto como encendió la pantalla y pasó el dispositivo sobre el gel untado en el vientre de Salma, pudimos ver la imagen en la pantalla.Ese pequeño ser dentro de ella ya tenía forma. El cuerpecito descansaba como si yaciera en el vientre de la pequeña madre. Tenía brazos y piernas pequeños y la cabeza era un poco desproporcionada con el cuerpo. Entonces ella se movió y yo salté, sobresaltado, sintiendo mi corazón
- Por Heitor Casanova.-Salma...- Babi, no te cierres a los sentimientos. No todos son como Jardel.- Salma, soy Heitor Casanova. Me hizo arrestar, pintó con aerosol nuestra fachada, ordenó al guardia de seguridad que me obligara a salir de Babilonia... Y simplemente no me creyó, con respecto a lo que pasó en la selección. Y... Dios, lo odiaba tanto... Y nunca quise un hombre como él.- Bebiste, te metiste donde no podías, invadiste su privacidad, que es algo que siempre le preocupó. Arruinó su auto nuevo. Y sabes que vendiste el abrigo solo para molestarlo. Sólo que a él no le importaba. Por el contrario, fue allí y recuperó su abrigo, aunque no lo necesitaba. Fuiste a su casa... A provocar. Sabía que era la mansión Casanova. ¿Y crees que “él” hizo cosas detestables?Bajé la cabeza y después de un rato dije:- Yo no creo en los cuentos de hadas, Salma.- No es un cuento de hadas... Después de todo, el príncipe no haría arrestar a la princesa... Tampoco pintarían su fachada con spray
Eran pasadas las 10 de la noche cuando sonó el timbre. Salma ni siquiera se había ido a trabajar todavía y Ben y yo estábamos decidiendo qué cenar.Ben fue a contestar y yo seguí mirando el menú de las tele-entregas de la vida.- Babi, hay un Anon en nuestra puerta. gritó, agarrando la manija, la puerta entreabierta.Me mire sorprendido:- ¿Anónimo 1? ¿Qué paso? - Me dirigí hacia la puerta. – ¿Quieres entrar?- No, señora Bongiove, gracias. Vine a traerles esto... A pedido del Sr. Casanova.- ¿Padre o hijo? Ben preguntó con curiosidad.- Héctor Casanova. - él explicó.Tomé el sobre y lo abrí. Mi corazón casi saltó de mi boca y comencé a dar saltos.- ¿Qué es? – Salma vino a nosotros.- Una entrada VIP, dije “VIP” al concierto de Bon Jovi. Primera fila... ¿Alguna idea? Abracé a Anon con fuerza y le di un beso. – Dile al Sr. Casanova que lo amo.- Está bien, Sra. Bongiove. Buenas noches.Se volvió hacia las escaleras y me detuve frente a él, impidiéndole salir:- Entiendes que era una b
- No estoy involucrada con él.- Héctor no tiene corazón. Es un hombre de 30 años con cabeza de 20. Inmaduro, poco realista, egoísta y egocéntrico. Y no cambiará... No a los 30.- No creo en el cambio, Sebastián. Viví ocho años con una persona que me prometía cambios... Y eso no sucedió.- Entonces, ¿por qué estás cruzando la línea roja?- No estoy... En realidad, pagando la chaqueta yo... Definitivamente pago mi deuda con él. No me siento bien con lo que hice. Quiero... Distancia de Heitor Casanova. Por eso... debo pagarte. Eso es lo que dice mi conciencia.Suspiró de nuevo. Mi teléfono sonó. Contestada:- ¿Señorita Novaes?- ¿Es por allí?- Esto es de la Clínica de Salud de la Mujer. Soy secretaria del Dr. Telles, quien lo atendió en el hospital, en su cólico agudo.- Sí...- Ya están listos los exámenes que solicitó y que le hicieron en el hospital. El doctor quiere verte hoy a las 5 pm. ¿Es posible?- Sí... allí estaré.- Bien, confirmado entonces. Si puedes traer tus exámenes ant
El doctor me miró y dijo serio:- Tu endometriosis está cambiando de nivel. Debido al dolor que sintió durante su período menstrual y que ella reporta como “normal”, que en realidad no lo es, más los exámenes, estamos entrando en la etapa de “endometriosis profunda”. Seguro que lo tienes desde hace mucho tiempo. Y no lo hizo... ¿Tengo razón?- Está correcto. Empecé el tratamiento no hace mucho. Y comenzó con medicamentos para el dolor. no lo hicieron Así que mi ginecólogo me recetó medicación hormonal. Y consideró... La extirpación del útero. – esa última frase me afectó de alguna manera ahora en los últimos días.- Doctor, ¿hay alguna forma de detener esto? – preguntó Héctor.Lo miré seriamente:- Héctor... Agradezco tu preocupación, pero no tienes que hacerlo. Es mi vida.- Bárbara, no seas tan egoísta. Yo quiero ayudar.- No necesito ayuda. Tengo dinero para pagar el tratamiento. Miré al Dr. Telles. - ¿Lo que necesito hacer?- Sí, su médico no se equivocó. Uno de los mayores proble
- ¿Por qué diablos no fuiste a North B.?- Porque no me creíste.- Barbara... Tenía que asegurarme de no ser injusto.- ¿Y desde cuándo te preocupas por las injusticias, Héctor?- Desde que te conocí.Me quedé quieto, las palabras se atascaron en mi garganta mientras mi cuerpo comenzaba a temblar involuntariamente. Decir que no me gustaba era mentirme mesa...- Apenas nos conocemos. Dije, casi sin voz.- Déjame conocerte mejor entonces.- Esto no va a funcionar y lo sabes, Héctor.- No te estoy pidiendo que te cases conmigo.- Lo sé... Se va a casar con otra persona. Tomé su mano y le mostré el anillo en mi dedo. “Eso es una señal de compromiso… Un maldito anillo que le confirma al mundo que tienes a alguien. ¿Cómo puedes ser tan engreído? Ni hablar de la rubia en medio del pole dance, que se llama “Cindy”. Siempre pensé que a Cindy la llamaban prostituta.Se rió con desdén:- ¿Incluso juzgas a las personas por su nombre ahora?- Al igual que me hiciste a mí... Me juzgaste por nada.-
Nuestro beso ahora era intenso. No había más ligereza, no había más dulzura. A veces mordía sus labios, pero mi deseo era morder cada parte de su cuerpo.Bajé con dificultad por mis labios hasta su cuello, porque de vez en cuando me volvía a acercar a su boca, besándome con voracidad y tardando mucho en soltarme. Arrastré chupones por su cuello mientras él gemía, deteniéndome en su hombro, que mordí en venganza por lo que había hecho la primera vez que nos tocamos.- Cuando pase el alcohol, tendrás una marca para recordar que esto realmente pasó, Héctor. - Yo hablé.- Se acabó el alcohol, Bárbara... Y no los recuerdos.- Tan vivo como el enfado que sentí contigo... - Acaricié su espalda, completamente desnudo, mientras le bajaba levemente el pantalón, dejando su ropa interior con la polla erecta debajo.- ¿Ya no te sientes enojado conmigo, “loco, descalificado”? Me tocó la nariz, bajó por mi cara y se detuvo en mis labios, donde besé su dedo.“Si no me provocas, no sentirás mi ira, pe