121.

Ambos fueron a casa de Arturo para saber cómo se encontraba aquel pequeño, durante su camino muchas personas les daban obsequios y todas deseaban acercarse y tocar a Mariel. Acariciaban su cabello y sus manos deseando que su bendición también cayera sobre ellos

Al llegar a casa de Arturo la mujer ya se había marchado, y ellos entraron para hablar sobre su enfermedad ― Arturo, ¿el niño realmente se curó? ― le preguntó Oliver

― ¿Qué fue lo que pasó? Su madre llego aquí feliz y diciendo que la diosa lo había bendecido y que su hijo estaba sano ―

― ¿Y está sano? ― insistió Oliver

― Hice una revisión exhaustiva, ellos estuvieron aquí hace tiempo y por más tratamiento que le dimos no había forma de curarlo, su enfermedad aún es desconocida y solo le quedaban pocos meses de vida. La revisión de hoy, él parece estar sano, aunque no podría decirlo sin hacer otras revisiones con más tiempo ―

― Lo ves, te dije que podías sanarlo ―

― ¿Tu lo hiciste Mariel? ― preguntó sorprendido Arturo

― No estoy
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