Inicio / Romántica / Colores Violetas / Preciosa, lo siento
Preciosa, lo siento

Fase 4

Incidente violento: Durante una discusión el dominante agrede al dependiente. Se estremece, le pide perdón y promete no volver hacerlo. El agresor se vuelve más cariñoso, viven momentos de ternura y pasión. No tocan más el tema de la agresión, pero ya la barrera ha sido cruzada.

Alma tenía seis meses de embarazo, un embarazo que no era deseado por Anthony. Meses atrás, se enteró de su embarazo no planeado y gracias a los doctores no perdió a su bebé.

Quiere creer que Anthony, solo le cuesta verse como padre y espera que al nacer su pequeña todo mejore.

Esa noche venía del supermercado de hacer las compras, se le había hecho tarde para la cena. Y sabía que Anthony llegaría hoy de su guardia. Estuvo con su amiga Jazmín, que se iría del país esa misma noche, dicha amiga que ocultaba lo que vivía con Anthony por vergüenza. Después paso por la casa de sus padres, aunque no duro mucho en ella, por los recuerdos que atormentaban su cabeza. Sus padres se volvieron unos completos alcohólicos. Su pecho se sentía oprimido al ver lo que queda de su familia, mientras acaricia su vientre abultado con lágrimas en los ojos.

Al llegar por fin en su casa, nota que el coche de Anthony está aparcado en la entrada; su corazón late fuerte, no entiende si es por felicidad o por miedo de no haber estado en casa cuando él llegó.

No fue necesario abrir la gran puerta de color marrón. Estaba de par en par, entro lentamente dejando las bolsas en el piso. Mira a los lados y en el sofá está Anthony, con su traje militar y un vaso de whisky en su mano. Sus cejas están fruncidas y su mandíbula tensa.

Alma no logra articular ninguna palabra. Anthony, se limita nada más en desintegrarla con la mirada.

—¡Alma, tengo más de media hora que llegué y mi jodida esposa en vez de estar esperándome en casa, está como una puta mujer soltera en la calle! —escupe con rabia y se levanta de golpe del sofá su altura intimida a Alma y está solo comienza a temblar, sin poder evitarlo.

—S-se me fue el día, amor. Yo, estaba con Jazmín y después fui a ver a mis padres— le explica sin mirarlo a los ojos.

Se siente tan pequeña y vulnerable.

—¡Y una m****a!—La toma del brazo con fuerza, marcando sus grandes dedos en su piel blanca—, me importa una m****a tus explicaciones. Tú— Con su otra mano le da golpecitos con su dedo en su cabeza —, debes esperar a tu hombre en casa. Y más sabiendo que odió que salgas sola.

—Pero, Anthony. ¡Yo tengo derecho a salir también!—Levanta su voz, presa de la indignación —, no puedo estar cuatro días encerrada, hasta que tú regres...

Esa repuesta no fue del agrado de Anthony y no la dejo terminar hablar, ya que su mano se estampó en su mejilla, propinándole fuerte cachetada.

Alma, comenzó a llorar y se toca su mejilla que le arde. No puede creer lo que Anthony le ha hecho.

El nombrado se mantiene pasmado, tampoco puede asimilar que la haya golpeado.

La toma de sus brazos y la lleva a su pecho pidiéndole perdón.

—¡Alma, Dios! Preciosa, lo siento. No sé que hice. Esto no pasará más, lo prometo.

Alma solloza aún más, y decide creerle… y se funde en sus brazos, buscando consuelo.

Los días siguientes Anthony se portó como un caballero, la consentía y hasta llego acariciarle su vientre. Alma no podía con la felicidad que sentía, Anthony volvió hacer él mismo y para ella eso era suficiente.

Fase 5

Pasa nuevamente: Su cercanía emocional se deteriora, y ocurre otro incidente nuevamente, él agresor se vuelve arrepentir y comienza otra luna de miel y así, el ciclo se repite con mucha más frecuencia.

Habían pasado dos meses desde ese incidente del que no se volvió hablar. Alma estaba muy emocionada porque dentro de un mes tendría a su bebé y todo era perfecto. Ese día tenía una reunión familiar en casa de sus suegros, la madre de Anthony, estaba de cumpleaños.

Alma se caminó casi todo el centro comercial en busca del mejor regalo para su suegra. Dicha suegra que la detestaba, porque según ella le había quitado a su adorado hijo. Anthony era hijo único, ya que sus padres lo tuvieron siendo muy mayores.

La noche al fin llegó, Alma se vistió con un hermoso vestido holgado de encaje de color rojo, que caía con sutileza hasta arriba de sus rodillas. Tenía un escote en forma de V en la parte del frente, pero muy discreto también y una hermosa cinta de Swarovski, rodeaba su cintura y le acentuaba más su vientre de ocho meses. Espero sentada en el sofá por algunas horas, pero Anthony no llegaba, minutos después le llego un mensaje de Anthony que llamara un taxi que él, la vería en casa de sus padres.

A la pobre Alma esto le afectaba, Anthony últimamente estaba muy misterioso, pero ella no quería ver la realidad y era que su príncipe azul, es un promiscuo.

Al llegar en casa de sus suegros está abarrotada de gente. Sus suegros son personas muy importantes. Alma llama la atención fácilmente, porque a pesar de su vientre de ocho meses, es una joven muy bella, blanca como la nieve, con unos ojos brillosos de color café, más su manera tan única y genuina de caerle bien ha todos.

Felicita a su suegra, con un beso y su suegro llega con otro un acompañante que se mantiene unos pasos detrás de él.

—¡Querida hija! ¡Pero que bella estás! —El Sr. Máncer, le tiene mucho apreció a diferencia de su amada suegra. Ella lo abraza muy fuerte, y besa su mejilla, lo ve como un padre —. Gracias, Sr. Máncer.

—Alma, por favor. Aníbal, dime Aníbal. Tenemos años siendo familia— sonríe, y sus arrugas se acentúan de una forma tan delicada.

Alma lo mira con tanto amor en sus ojos, piensa que su hija tendrá el mejor abuelo del mundo.

La Sra. Máncer, se mantiene rígida en silencio. Mirando la escena con desagrado.

—Por cierto, miren a quien me conseguí —El Sr. Máncer, se da la vuelta y atrae al joven que esta unos pasos detrás de él —, Cariño, te acuerdas de Max, el amigo de Anthony cuando estaba en la preparatoria, regreso hace poco al país y paso a saludar.

El joven saluda a la Sra. Máncer y su mirada viaja a Alma, que se sonroja sin querer, cuando la detalla con sus hermosos ojos de color plomo.

—Tú, hermosa dama. Debes ser el tesoro del imbécil de Anthony, que suerte tienen esa sabandija — ríe, divertido y Alma lo hace también, aunque Max era más joven que Anthony se volvieron buenos amigos, teniendo algo en común la lujuria.

—Mi nombre es; Alma, Alma Castillo.

Max se acerca y delicadamente pasa un mechón de su largo cabello negro, detrás de su oreja. Y besa su mejilla.

—Un placer, Alma castillo… — musita muy dulcemente, deseando dárselo en otro sitio.

En eso, un brazo pasa de manera brusca por el vientre de Alma y Max da un paso hacia atrás.

—Si no quieres consumir tus alimentos por una pajilla, mejor aparta tus asquerosos labios de mi esposa, Max — amenazó Anthony, Alma podía sentir como el miedo se apoderaba de ella y, el pecho de Anthony subía y bajaba atrás de su espalda.

—Vamos Anthony, cuando te volviste tan posesivo— bromea Max, porque en sus antiguas andanzas juntos compartían más que la comida; Anthony toma la muñeca de Alma muy fuerte —, desde que un imbécil babea por mi mujer en mis narices.

La madre de Anthony, interviene y su padre trata de llevarse a Max, al ver cómo se está saliendo de control su hijo.

—Cariño, tranquilo…, sabes quería conversar unos minutos contigo. Pero, antes déjame decirte que estás muy guapo —Le acaricia su mejilla.

Sí, Anthony era un hombre muy atractivo, de una altura sorprendente, musculoso y de un cuerpo muy bien esculpido, gracias a sus entrenamientos. Su cabello rubio estaba peinando hacia atrás y su traje negro le hacía ver como un mismo gánster.

—¡Cállate, madre! ¡Después hablamos! —La corta y mira a Alma con sus ojos azules, llenos de cólera —, tú, camina.

La lleva arrastra escaleras arriba y se encierran en el despacho de su padre.

—Anton, cálmate yo no hice nada, por favor…, cálmate —Alma le suplica, pero a él, no le importa sus explicaciones y la toma nuevamente con fuerza del escote de su vestido—. ¡Nada!, ¡no hiciste nada! ¿y esta m****a qué es?— destrozada su vestido y Alma tiembla entre sus manos. No puede creer que esté pasando otra vez, de manera protectora coloca sus brazos en su vientre, su bebé es lo único importante—, ¡Eres una provocadora, maldición!, ¡Mil veces te he dicho que solo yo puedo ver tu piel, más nadie! y mira, estás como si nada mostrando tus tetas.

La lanza con toda su fuerza contra la pared, y Alma cae al suelo adolorida y se le va encima tomándola por el cuello, volviendo a levantarla y golpear su cuerpo nuevamente con fuerza varias veces, dejándola sin aire en cada vez que impacta contra la pared.

—¡No, quiero ser así! ¡Tú tienes toda la culpa! — le grita y Alma ve todo borroso y sigue sollozando muy bajito—. Lo siento. Me duele —Se agarra la parte baja de su vientre con fuerza —, la bebé…

Es lo último que dice, cayendo desmayada con sus piernas empapadas de sangre.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo