Capítulo 42

Las horas pasaban con extrema lentitud. No sabía por dónde más caminar en esa clínica que me asfixiaba y me oprimía cada segundo el pecho. Ya la había recorrido por completo en tan solo unos minutos en donde quedarme a la espera no era una opción para mí. Por lo menos deambulando por los pasillos, mi mente no se cerraba en todo lo malo que podía llegar a suceder. Esa parte de mí estaba tan optimista como feliz y triste. ¿Por qué tuvo que pasar una desgracia como estas? ¿Por qué precisamente a una mujer tan buena y bondadosa como Emma? ¿Por qué cuando esa felicidad estaba por iluminar nuestra vida juntos? ¿Por qué a ellos; a mi mujer y a mi hijo?

Y entre más pensaba en ella y en mi hijo, más me sentía culpable y desdichado. Aunque no sabíamos de la existencia de un bebé, no puedo dejar de pensar en esa felicidad que hubiéramos experimentado si nos hubiésemos enterado a tiempo y no en esta situación tan triste y devastadora.

No era la forma de recibir una noticia. No sé ni cómo sentirme
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