—¿Y cuándo dices que vas a volver? — inquirió Emma desde el otro lado de la pantalla—. Y yo que moría de ganas de verte. Este mes pasó demasiado lento, mi amor.—Lo sé, también fue toda una odisea estar lejos de ti. Pero el viaje a New York no tardará más que unos cinco días.—Bueno, cinco días más no será mucho, ¿no? — se oía un poco desanimada y triste.Me parte el alma verla así. Solo Dios sabe cuán grande ha sido el poder humano que he hecho para no irme a Milán y engullirla entre mis brazos y exigirle que nunca más me deje solo por tantos días. La he extrañado en demasía. Aunque solo fueron tres días en los que compartimos cama y un solo espacio, todos estos días su dulzura y su calidez me han hecho falta. Ni qué decir de sus besos; sus labios se han convertido en el lugar donde siempre quiero estar.—Cinco días no son nada a comparación de un mes entero, mi amor. Ten por seguro que voy a recompensarte todo el tiempo que hemos perdido.—¿Sabes? — sonrió ladeado—. ¿Y si te llego a
EmmaEsos siete días de vacaciones fueron los que nos unieron más. Si antes lo amaba con locura desmedida, siento que ahora mi amor por él ya no tiene ningún fin o límite que pueda superarnos. Siento temor, pero trato de no pensar en ello y no dejarme llevar por lo que realmente tengo en el pensamiento. Sé que Lili ya no hace parte de su vida, más es una tortura constante saber que sigue ahí como el bicho fastidioso y exasperante que es. Es molesta, aunque trato de tener la paciencia suficiente, ella no coopera y lo único que ansío es golpearla como aquella vez en casa de los padres de Colin, cuando esa olla con el quemado se destapó.Con el pasar de los meses, nos hemos afincado más. Somos inseparables, casi como dos imanes que buscan desesperadamente hacer esa única conexión magnética. Ahora sí lo siento mío, aunque no me haya dicho que me ama con palabras, no deja de demostrarme cuan grande es su cariño y su amor por mí cada día. Y para mí es suficiente, porque no hay nada más lind
Llegamos a la clínica y le sacaron la muestra de sangre a Amelia de inmediato. Me sentí tan nerviosa como ella mientras esperábamos los resultados del análisis, pero con la esperanza viva de que esta vez sí tendrían esa noticia tan maravillosa que tanto esperan todos.—Que cómico, ¿no? — reí al recordar hace algún tiempo atrás—. Cuando Serena hacías cruces para que no diera positivo el resultado, y ahora mírate, rezando para que se les haga el milagrito.—Era diferente, en ese entonces no pensé que volvería a ver a Harper en mi vida.—El destino nos jugó como un ruleta y mira que girar a nuestro favor es la mejor de la suertes. A ti te dio tu príncipe azul y a mí me dio lo que tanto quería.—Bueno, tu obsesión estaba destinada a ser.—Pero fuiste la palanca que nos unió los caminos. Si no hubiera sido por esa noche loca en donde Serena hizo su acto de presencia, hoy en día seguiría suspirando por un imposible detrás de una pantalla.—Y todos seríamos tan infelices en la vida.—Supongo
Tomé su regreso como una mala señal, como de que algo muy malo iba a ocurrir en cualquier momento. Se veía segura de recuperar la vida que llevaba antes a toda costa y sin importarle nada. Aún en su mirada tenía la seguridad de que Colin saltaría a sus brazos tan pronto sostuviera a su hijo y se diera cuenta que sí es suyo.Desde ese día no he tenido paz. Sus palabras y, sobre todo, lo poco que pude apreciar del rostro del bebé, me siguen a dónde quiera que vaya. No fue mucho lo que pude contemplar de ese pequeño ser inocente, pero sí lo suficiente para estar segura que el padre es Colin por aquellos rasgos tan distintivos de su familia.La noticia de que Amelia y Harper serían de nuevo padres nos mantuvo distraídos por un par de días. Aunque le comenté a Colin, él aseguró a muerte que nunca regresaría con esa mujer si el bebé fuera suyo. Sé que no tengo nada porqué preocuparme, pero esa punzada de duda, incertidumbre y de que algo va a suceder no deja de rondar por mi cabeza ni un so
Salía de mi trabajo cuando recibí una llamada de Amelia. Con este embarazo lo único que quiere hacer es comer y seguir comiendo. No me molesta cocinar para ella y mi sobrino, pero en los últimos días le he tomado asco al olor que desprenden las comidas. Cada que cocino, debo tomar aire varias veces para no vomitar.En vista de mi falta de motivación hoy en la oficina y ese cansancio que no me permite dar un paso sin sentir dolor, mi jefe me envió a hacerme un chequeo médico. Además, estuve a poco de golpearme la cabeza ante el desmayo que sufrí. Por suerte el chupasangre de mi jefe estaba cerca y me tomó entre sus brazos antes del golpe.—Muero de hambre y ya acabé con lo que cocinaste para mí ayer — se quejó.—¿Dios mío, cuántos niños tienes por dentro?—Supongo que uno.—Pero come más que la plata al veinte — murmuré—. Hoy no podré cocinar para ti y mi sobrino, bebé.—¿Por qué? No me digas que te vas de viaje de nuevo.—No, ahora mismo estoy saliendo a la clínica del centro.—¿Por q
ColinLa mañana estaba tranquila, muy descolorida para mi gusto, pero al fin y al cabo se veía bonita a través del cristal. La altura del edificio hace que el cielo se vea más extenso, más luminoso por la la luz natural del sol. Pensé en mi Srta. E y le envié un mensaje que no fue de vuelto de inmediato. Su trabajo es tan demandante, así que le envié un te amo y un corazón negro antes de ver esa fotografía que me había enviado hace unos días de ella y Serena y que puse de fondo de pantalla.Se ven tan hermosas las dos. No mentía ni jugaba cuando le dije que siendo madre se vería hermosa.De pronto la imaginé, ella en cada etapa de embarazo e incluso me hice alguna de idea de cómo sería nuestro primer hijo.¿Es muy pronto pensar en hijos? Por más que me diga que no debo acelerar las cosas, ella me hace reafirmar con su amor y con todo lo bonito que me entrega día a día, lo mucho que quiero con ella.Suspiré, idealizando todo en mi mente y guardando esos sueños para cuando sea el momento
Las horas pasaban con extrema lentitud. No sabía por dónde más caminar en esa clínica que me asfixiaba y me oprimía cada segundo el pecho. Ya la había recorrido por completo en tan solo unos minutos en donde quedarme a la espera no era una opción para mí. Por lo menos deambulando por los pasillos, mi mente no se cerraba en todo lo malo que podía llegar a suceder. Esa parte de mí estaba tan optimista como feliz y triste. ¿Por qué tuvo que pasar una desgracia como estas? ¿Por qué precisamente a una mujer tan buena y bondadosa como Emma? ¿Por qué cuando esa felicidad estaba por iluminar nuestra vida juntos? ¿Por qué a ellos; a mi mujer y a mi hijo?Y entre más pensaba en ella y en mi hijo, más me sentía culpable y desdichado. Aunque no sabíamos de la existencia de un bebé, no puedo dejar de pensar en esa felicidad que hubiéramos experimentado si nos hubiésemos enterado a tiempo y no en esta situación tan triste y devastadora.No era la forma de recibir una noticia. No sé ni cómo sentirme
Desperté desorientado, perdido y sin saber muy bien en qué lugar me encontraba. Ante mis ojos se desplegaba una habitación muy blanca y fría. Lo único que cortaba el silencio eran algunos ruidos que no logré identificar del todo. Me sentía ligero, como si nada me doliera, pero con un vacío por dentro que no podía describir con exactitud.—Despertaste — esa voz suave e inconfundible era la de mi madre, tenía sus ojitos grises rojos y llenos de lágrimas aún así, me dedicó una linda sonrisa—. ¿Cómo te sientes, cariño?Traté de conectar mis recuerdos, pero nada venía a mi mente. Todo estaba muy difuso y revuelto en mi cabeza.—¿Qué me pasó? ¿Dónde estoy?Incluso mi voz salió extraña, como perezosa y cansada.—Estamos en la clínica. Has dormido por dos días enteros.¿Cómo es posible que haya dormido durante dos días completos? ¿Qué estoy haciendo aquí?—¿Y Emma dónde está? — levanté la cabeza, sintiendo poca fuerza en el cuerpo.—No puedes levantarte, mi amor — varias lágrimas salieron de