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꧁Capitulo 3 Olivia꧂

Uno de los guardias se acerca a nosotros, sonríe a su jefe y lo que dice, me hace querer matarlo.

—Ella es obstinada, hace un mes cuando la asaltaron le dijimos que debía evitar caminar sola.

Bruno me mira con intensidad y retrocedo un paso, no cambia su expresión. Normalmente—les quiero explicar—cuando algo lo molesta y se enoja, si me atrapa viéndolo dulcifica su mirada para que no me asuste. Esta vez sin embargo, deja en claro que está molesto. Pero no fue nada, trataron de asaltarme, que es diferente. Es más, ya ni siquiera pensaba en ello.

—¿Te hirieron?

—No, solo fue el susto.

—¿Dónde mierdas estaba Christopher?

—Según sé, —intervino el guardia—en una conferencia médica, está fuera hace dos meses. Y jefe, cuando le dije que había que reasignar a alguien en su sitio, Ryder dijo que él se haría cargo.

—Convócalo, lo quiero a primera hora mañana.

—Sí jefe.

Ellos estaban hablando en clave porque de verdad no lograba seguir la línea de su conversación. Solo entendí que debido al asalto, Ry estaba en problemas.

Por Dios… Oh, Dios… Ry estaba en problemas debido a mi imprudencia.

Un miedo visceral se me metió dentro de mí, porque sabía que ambos eran amigos, Bruno no era violento, sí, la parte teórica la dominaba, pero mi cuerpo parecía pensar diferente. A veces era como si tuviese otra yo dentro, una que tenía miedos que no parecían tener lógica.

—Olivia…

Bruno aparece en mi campo visual, me sujeta con ambos brazos y no me deja moverme. Manchas negras aparecen en mi campo visual y lo escucho llamarme, pero no puedo responderle.

—Ry…

—Nada va a pasarle, Olivia, sabes que no soy violento.

El guardia se aleja corriendo y vuelve con una gaseosa, que me hacen beber para que se me levante el azúcar. No puedo hablar, qué pena, un ataque de pánico. Bruno me ayuda a subir a su auto y nos alejamos. El viaje fue silencioso y por primera vez en lo que tenía de conocerlo, me percaté de la fuerte carga sexual que había entre ambos.

—Lamento el ataque de pánico.

—Pensé que estaban controlados, ¿Qué te ha dicho la psiquiatra?

—No he vuelto a verla.

—Oli…

—No estoy loca…

—Nunca lo he dicho. Ella es una buena amiga mía…

—Que me ha dicho que tengo desviaciones sexuales y que puede medicarme.

—¿Qué te dijo qué?

—Eso, y tengo las grabaciones. Porque me aseguro de grabar cada sesión para escucharla en casa.

—Pásame esas grabaciones, cariño.

—De acuerdo. Luego probé dos más y me decían cosas similares.

—Si quieres intentarlo de nuevo puedo acompañarte.

—No tiene sentido. Solo quiero que mi vida sea como antes.

—No quiero que lo nuestro cambie para mal, Oli. La mirada que te vi hoy, el pánico… No soy violento, nunca lo he sido salvo que me busquen Oli. Ryder me verá molesto, sí. Porque se le paga bien por un trabajo que no hizo. Le castigaré, sí, suspenderé su membrecía.

—No te entiendo—lo hacía, me sentía igual por eso estaba llorando, en silencio, sin que se notara porque de verdad me aterraba el perderlo, el que resultase que lo sexual era lo único que tendríamos en común—

Cuando llegamos a uno de los semáforos lo sentí mirarme, pero no voltee. No podía dejar que me mirara así, vulnerable. Condujo a su casa, no a la mía y no protesté, porque cada momento que pudiese tener con él, era valioso. Miré de reojo sus manos sobre el volante, su agarre de hierro mantenía una cierta estabilidad en el auto que me hacía sentir segura, confiada de que estaba con un hombre en total control de sus emociones.

Ya conocía su casa, es hermosa. Detiene su auto y abre el garaje, mientras esperamos a que abra, no suelta el volante, lo agarra con fuerza y eso me indica que hoy no está actuando igual que siempre.

Mete el auto y no me dice nada, no abro la puerta porque sé que él es un caballero y abrirla para mí, es su placer. Sin embargo no me abre, se recuesta desde fuera contra mi puerta cerrada y el pánico me gana, han sido demasiadas emociones y si me dice que no me verá más me moriré.

Así que las lágrimas, esas vienen por montones. ¿Por qué no lo acepto? Sabe de mis heridas, pero no las ha visto, no ha visto el horroroso mapa de cortes profundos que está tallado en mi piel y me aterra que me vea.

Abre mi puerta y me mira llorar y lo veo palidecer.

—No llores, cariño. Vamos bonita, me rompes el corazón.

Lo abrazo, me estrecha entre sus brazos y me lleva dentro. No hay nadie, solo llegan a hacerle la limpieza un par de días a la semana así que no me preocupa que alguien me vea así. Vamos a su habitación, me coloca en su cama y se mete conmigo. Son casi las tres de la madrugada y estoy cansada.

—Bruno, te amo. Pero hay demasiadas cosas que me asustan.

—Mi amor, mi niña. No hay ningún tipo de prisa, ¿lo entiendes?

—El sexo… me asusta contigo. Porque sabes de mis heridas, pero no las has visto.

—Confía en mí, déjame hacerte el amor esta noche, déjame entrar en tu corazón.

Nos desvestimos el uno al otro, hay prisa, hay ansias hay de todo menos miedo, no con él, no de él. Mira mis senos, parados, pequeños y erectos, listos para él y los introduce en su boca, estoy acostada y él sobre mí, en medio de mis piernas.

Me mira a los ojos mientras se frota contra mi piel.

—Dímelo Oli, di lo que anhela mi corazón.

—Te quiero… te necesito… Bruno.

—No hay vuelta atrás, empezaremos a ver el futuro como de ambos.

—Quiero un futuro contigo.

Entre en mí con cuidado y una vez dentro, pierde el control. Sus empujes son salvajes, su boca en mi mandíbula, su cuerpo aplastando al mío y amo la sensación. Sus manos agarran las mías y las colocan sobre mi cabeza. Le estoy dando el control total y mi plena confianza.

—Mi hada, mi hadita, déjate ir. Gime, grita para mí.

—Wolf… Dios…

—Vamos Oli, vamos…

—¡Es mucho!

El orgasmo nos da a los dos, siento su líquido caliente dentro de mí.

—Te amo Olivia, te amo con todo lo que tengo y más.

—Tengo que ir a trabajar. Necesito dormir un poco en mi propia cama.

—No has descansado, te mantuve despierta cuando tendrías que haber dormido.

—Esto… esto que pasó entre ambos, es mejor que dormir Bruno. Te amo y tenía miedo de que me fueses a pedir que me fuera.

—Por eso llorabas.

—Sí, mis emociones son fuertes y no sé si podría manejar el perderte.

—No voy a ningún sitio. Iré a hacerte el desayuno, báñate.

—Mi espalda…

—Luego la veré, hoy creo que has tenido suficientes altibajos.

◦•●◉✿♥    𝑀𝑒 𝑒𝓃𝒸𝒶𝓃𝓉𝒶𝓇í𝒶 𝒸𝑜𝓃𝑜𝒸𝑒𝓇𝓁𝑜𝓈, ¿𝒹𝑒 𝒹o𝓃𝒹𝑒 𝓂𝑒 𝓁𝑒𝑒𝓃?   ♥ ✿◉●•◦

꧁☬Nos vemos en el capítulo que sigue.☬꧂

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