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꧁Capitulo 5 Olivia꧂

                                                        🅷🅾🆁🅰🆂 🅳🅴🆂🅿🆄🅴🆂…

Miro con atención el traje que me ha dado Bruno para esta noche y no sé cómo demonios me lo voy a poner. Una llamada de mi jefe me distrae lo suficiente aunque me llena de preocupación.

—Hola, Oli.

—Jeff, un gusto.

—Te necesito en la oficina ya mismo.

—¿Ya?

—Lo siento, una broma de mal gusto idea de Janice. Sé que vas de salida con Bruce Wolf. Te llamo por otra cosa y te pido que seas honesta, hemos adelantado la fecha del viaje y es la próxima semana. Toma libre desde hoy y hasta el martes.

—¿Y sobre qué quieres que sea honesta?

—Es un terreno difícil Oli. Quieren que veas una zona montañosa donde quieren poner un mirador. Han visto el portafolio con tus trabajos y han sido específicos,  te quieren para el trabajo.

—Iré, ¿Puede acompañarme alguien?

—Si, no hay problema.

Tras darme un baño relajante me visto y decir que me siento relajada sería mentir descaradamente. Este traje tampoco ayuda a mi estado de ánimo ya de por sí ansioso.

La parte de abajo deja mi culo al descubierto, soy la versión porno de Caperucita. Un hilo rojo entra en medio de la raja de mi culo, ligueros y tacones completan la parte de abajo. La de arriba—y por eso amo a mi amadísimo Bruno Wolf—es un corsé amplio que cubre mi espalda en su totalidad y al frente tiene una abertura que deja al aire mis senos. Obviamente llevo un abrigo.

Me ha enviado una limusina blanca, llena de deliciosos manjares, con una nota que decía, que debía comer la fruta que estaba ahí, no me quería con el estómago vacío, pero no lo hice. No quiero vomitar todo.

Una vez en el club, comprendo que dos cosas van a pasar, quizás, quizás. Me encuentro a las puertas repetir el mejor sexo de toda mi vida y tiemblo como una hoja en medio huracán. Ansío volver a ser de él, sentirlo dentro de mí. Y si es ahí con gente mirando, eso sería increíble.

Y quizás, quizás uno de mis peores miedos se manifieste y llegue para destruirme. Me aterra que Nicholas acepte estar conmigo porque se lo piden y no porque quiera. Y eso me aterra, porque si por medio segundo detecto que me mira con asco o lástima, moriré.

Wolf es mi otra mitad, me siento completa cuando lo veo. Y lo de hace unas horas… Wow, somos realmente compatibles.

Nick por otro lado, es parte de mis fantasías—sin saberlo, sin saber siquiera que existo, ya lo saben—en teoría, espero que pueda darme una noche increíble. Sé que les dije que llevaba poco tiempo trabajando, también les dije que he ido con Ry como observadora, pero hay algo más profundo.

Los recuerdos de lo que viví en ese club hace poco más de seis años, esos me ponen la piel de gallina. Porque por peor que fue mi experiencia, a grandes rasgos, fue también algo que me cambió la vida.

Aprendí a anhelar, me hice adicta a las relaciones carnales, algo más fuertes que las comunes y corrientes. Aprendí a amar el exhibicionismo, al saberme vulnerable y expuesta y cuando me tenía dónde quiso, fue un bruto, un salvaje. Fui llevada al cielo de la pasión, para luego ser brutalizada por quien—en teoría—sería la persona que me cuidaría.

El monstruo de mis pesadillas tiene nombre, me costó no solo mi seguridad, sino la confianza. No salgo del todo con hombres, no dejo que me toquen o que siquiera me miren la espalda.

O al menos hasta antes de hoy y solo mi mejor amigo Ryder me tocaba y tenía sexo conmigo—pues como sabe de mis heridas y las ha visto— eso me daba la confianza que se necesita en la intimidad.

Y eso me preocupa, pues Wolf dejó en claro sus intenciones y aunque sabe de lo sucedido no ha visto mi espalda y el sexo involucra piel con piel.  No por siempre podré hacer lo mismo que hicimos en la madrugada.

Pienso en lo que me pasó de forma objetiva, o al menos trato de hacerlo. Han pasado poco más de seis años y no debería permitir que me afecte, no de esa forma. Pero, lo curioso de las agresiones, es que los responsables nos dejan sintiendo pena, vergüenza e inseguridad. No me culpo o no del todo, por lo sucedido. Apenas tenía diecinueve años y mi ingenuidad me hizo confiar en quien no debía.

Pero como primero fue perfecto, no asocio mi trauma con el sexo pues no fui violada, fui golpeada hasta casi morir y forzada a realizar cosas denigrantes, era  su mascota y al decir eso, que era su mascota es que era exactamente eso.

Dormí en un patio, defecaba y orinaba en una caja de arena y era golpeada sino obedecía. Y aunque aquello fue algo terrible, no me dañó más de lo que estaba.

Sabía, sé, que mi necesidad de sexo no es normal. Una sola vez fui a ver a una psiquiatra. Era buena, muy buena y no me hizo sentir mal por ser como soy—claro que con consultas con un valor de quinientos dólares, no iba a decirme que soy un fenómeno—Me explicó que ese evento traumático me dejó con esa adicción. Traté de que entendiera que me gustaba desde antes, desde que el toque de ese dominante me hizo anhelar más y mantuvo su posición.

Para ella era NO normal que quisiera sexo todo el día, que me gustara que me vieran hacerlo y que entre más hombres pudiese tener mejor. Quería corregirme, drogarme para que lo que era una conducta enfermiza se eliminara. Trataría de corregir mi adicción al sexo.

Quizás tenía razón, pero lo hecho, hecho estaba, era adicta y la solución me la iba a dar el club.

Y regresar al club fue la cosa más difícil que he hecho.

◦•●◉✿♥    𝑀𝑒 𝑒𝓃𝒸𝒶𝓃𝓉𝒶𝓇í𝒶 𝒸𝑜𝓃𝑜𝒸𝑒𝓇𝓁𝑜𝓈, ¿𝒹𝑒 𝒹ó𝓃𝒹𝑒 𝓂𝑒 𝓁𝑒𝑒𝓃?   ♥ ✿◉●•◦

꧁☬Nos vemos en el capítulo que sigue.☬꧂

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