Ese debió ser uno de los momentos más embarazosos de mi vida. No es tanto lo que él me dijo, es que ha sido como un gatillo, algo en lo que me dijo me hizo sentir como acorralada.
No sé qué hay en sus palabras porque de verdad, no recuerdo que Timothy me haya dicho nada, así que no entiendo. Pero lo que me mata es la pena, estábamos teniendo algo increíble y ahora debe estarse riendo, burlándose de mí y puedo morir.
Mi instinto fue arrodillarme y pedirle perdón y antes de avergonzarme más a mi misma. Quería disculparme por arruinar su momento.
¿De dónde venía aquello?
Vestirme a la carrera fue difícil, mis manos temblaban y se sacudían sin que pudiese controlarlas. Gracias al cielo Ryder me escudaba.
Ryder… demonios, él querría que hablásemos y no podía, de verdad que no.
Me he puest
Bruno me mira con intensidad, sé que quiere que hablemos, pero no necesito hablar, necesito coger para olvidar.—Me dijiste que puedo tener a quien quiera.—Lo dije, si—me dice mirándome con intriga.—Quiero a Christian.—Christian es como yo, cariño. Es decir, no querrá solo un trozo te quiere entera y me lo hizo saber. Quiere una relación seria contigo.—Me vio una sola vez.—No, después de que te conocí hace un año es quien te ha vigilado cuando no puedo y cuando está en el hospital y no puedo, estaba Ryder contigo.—Me han cuidado.—Pensé que te sentirías molesta porque estabas bajo vigilancia.—Te preocupabas, él también. ¿se iba a quedar en silencio sin decirme nada?—Sí. Nosotros somos más que amigos, lo mismo con Nick.
Cuando estaban llegando a casa de Olivia, Amelia Sloan estaba fuera.—No puedo…—No te preocupes. Llámala y dile que querías ir a verla, pero te salió trabajo fuera de la ciudad. Esperaremos a que se vaya.—Gracias, debe parecerte infantil mi actitud.—La agradezco, Oli. Porque en este momento eres tan mía como de Nick y Bruno y si te dice algo no podré contenerme.Amelia por supuesto no se tomó bien el que Olivia no la recibiera.—No entiendo quien llevaría de gira de trabajo a una tullida.Sí, Amelia gritaba lo suficiente como para que Christian escuchara.—Madre…—De verdad me avergüenzas.—No ando trabajando sino con mis novios. Salgo con tres a la vez.—Por Dios, Olivia, deja de soñar.Y entonces Christian, que miraba la palidez en su mujer, la derrota, el dolor
Olivia despertó extasiada, desnuda en medio de aquellos hombres. Se movió, se bañó y los tres seguían dormidos. Bajó a la cocina y vio a Owen preparando la comida.—Buen día, Owen.—¡Señorita Olivia! Casi está listo el desayuno.—Aquellos siguen durmiendo.—¿Quiere empezar a desayunar?—No, los esperaré, pero si me tomaría una taza de café.—Puede ir allá a la arena. Hay unas cuantas sombrillas.—Suena perfecto.Un rato después no fue Owen sino Nicholas quien le llevaba el café.—Hola, pequeña.—Dormilones, de veras que parecen muertos cuando duermen.
Después de ese encuentro Ryder le presentó a Bruno, quien sostenía una relación con Christian y encajar con ambos fue sencillo. Los tres se veían algunas veces fuera del club, e invirtieron juntos para comprar la casa en la playa.Con Ryder no volvió a tener intimidad, para él, sus únicos hombres eran sus dos compañeros. Dejando de lado el viaje a los recuerdos del pasado, se puso de lado y retiró la cobija de encima de su durmiente compañero, este estaba boca arriba y su pene, ese era tan grande que no importaba si estaba dormido, se veía como si estuviese listo para la acción y días como aquel, dónde el trabajo de Nick iba a ser una mierda, necesitaba desfogarse.—Cariño…—Nick…déjame dormir…—Te necesito Christian.Sí, era un puto egoísta, Christian había llegado del tr
—Nicholas, ¿estás bien, muchacho?Ese era Malcolm Robertson, bombero de casi cincuenta y cinco años que desempeñaba el trabajo de capitán. Nick lo veía como a un padre—aunque tenía a su propio padre—porque Malcolm le había acogido bajo su ala cuando entró a entrenarse como bombero.—Capitán, es que uno nunca se acostumbra a cosas como esta.—Es duro, hijo. Porque ustedes fueron, en resumidas cuentas, testigos de un suicido, Nick.—Un suicidio asistido, porque los llevamos a eso.—Te equivocas, la culpa va a jugar en contra porque incluso pensarán que el haberles dicho que iban por una orden de desalojo, aceleró las cosas, pero todo lo que ustedes hacían, era tratar de prevenir una tragedia. Solo eso.—Mi parte lógica está con usted.—Te busca Ryder Grant, me ha pregunta
—¿Crees que la castigaré? No me vengas con mierdas como esa, necesito conocer qué cosas la hacen reaccionar, querer huir. Si huye mil veces, mil veces iré por ella.Mientras Nick iba por Olivia Ryder suspiró. Confiaba en él, en Bruno y en Christian, solo esperaba no tener que juntar los trozos del corazón de su amiga. Tras dirigirles una última mirada a las figuras que se hacían cada vez más pequeñas y que parecían no necesitarlo, se fue, sabiendo que la suerte estaba echada.Nick le dio alcancé a prisa y se sintió molesto, realmente molesto al verla cojear con intensidad. Así que pasó junto a ella y se acomodó bloqueándole el paso.—¡Detente de una jodida vez!—Nicholas…—Te estás lastimando. Entiendo que te asusta, que te sorprende que mi trabajo de dom incluya acompañarte
—Lamento mi comportamiento barbárico, mis bolas me gustan dónde están, soy Jason Curtis.—Hola, Jason, un gusto.Los bomberos se alinearon para verla y Olivia reía encantada, Nicholas, aunque estaba aliviado de verla superar su miedo inicial y abrirse a sus compañeros, parecía haberse comido un limón. Sin embargo, ella daba pasos hacia ganar confianza y no haría nada para que se sintiera asustada o incómoda.Para todos, la forma de actuar de su amigo no pasó desapercibida. Sabían de su relación con Christian, por eso era curioso.—¡Bueno, ya!, vayan a revisar el equipo.—Ya lo revisamos.—Vayan de nuevo, entonces.—Bien, bien…los dejamos a solas.Olivia se le quedó mirando fijamente y Nicholas supo que podría perderse en esos ojos azules. La miró con atenció
Olivia vio a Nick, era realmente grande, en la punta había humedad, estaba llena de venas palpitantes que le hacían agua la boca. Ya sabía lo que sentía tenerla dentro y lo añoraba.—Chúpame Olivia, pon tus labios alrededor de mi eje y muéstrame cómo lo haces.—Sí, señor.Las manos de Olivia eran pequeñas y delicadas. El temblor en ellas le indicó que no era experta, estaba nerviosa y asustada, pero le había obedecido. Le agarró la polla y cuando la puso dentro de su boca, demonios, fue intenso.—Sigue así cariño y me vendré en tu boca. ¿Dónde me quieres?—Dentro, no entiendo esta locura que me haces sentir, pero te quiero dentro.—No traje condones.—Me inyecto cada tres meses, te quiero sin nada, estoy limpia.—Nos vamos a llevar de maravilla, cari&ntild