Cuando estaban llegando a casa de Olivia, Amelia Sloan estaba fuera.
—No puedo…
—No te preocupes. Llámala y dile que querías ir a verla, pero te salió trabajo fuera de la ciudad. Esperaremos a que se vaya.
—Gracias, debe parecerte infantil mi actitud.
—La agradezco, Oli. Porque en este momento eres tan mía como de Nick y Bruno y si te dice algo no podré contenerme.
Amelia por supuesto no se tomó bien el que Olivia no la recibiera.
—No entiendo quien llevaría de gira de trabajo a una tullida.
Sí, Amelia gritaba lo suficiente como para que Christian escuchara.
—Madre…
—De verdad me avergüenzas.
—No ando trabajando sino con mis novios. Salgo con tres a la vez.
—Por Dios, Olivia, deja de soñar.
Y entonces Christian, que miraba la palidez en su mujer, la derrota, el dolor
Olivia despertó extasiada, desnuda en medio de aquellos hombres. Se movió, se bañó y los tres seguían dormidos. Bajó a la cocina y vio a Owen preparando la comida.—Buen día, Owen.—¡Señorita Olivia! Casi está listo el desayuno.—Aquellos siguen durmiendo.—¿Quiere empezar a desayunar?—No, los esperaré, pero si me tomaría una taza de café.—Puede ir allá a la arena. Hay unas cuantas sombrillas.—Suena perfecto.Un rato después no fue Owen sino Nicholas quien le llevaba el café.—Hola, pequeña.—Dormilones, de veras que parecen muertos cuando duermen.
Después de ese encuentro Ryder le presentó a Bruno, quien sostenía una relación con Christian y encajar con ambos fue sencillo. Los tres se veían algunas veces fuera del club, e invirtieron juntos para comprar la casa en la playa.Con Ryder no volvió a tener intimidad, para él, sus únicos hombres eran sus dos compañeros. Dejando de lado el viaje a los recuerdos del pasado, se puso de lado y retiró la cobija de encima de su durmiente compañero, este estaba boca arriba y su pene, ese era tan grande que no importaba si estaba dormido, se veía como si estuviese listo para la acción y días como aquel, dónde el trabajo de Nick iba a ser una mierda, necesitaba desfogarse.—Cariño…—Nick…déjame dormir…—Te necesito Christian.Sí, era un puto egoísta, Christian había llegado del tr
—Nicholas, ¿estás bien, muchacho?Ese era Malcolm Robertson, bombero de casi cincuenta y cinco años que desempeñaba el trabajo de capitán. Nick lo veía como a un padre—aunque tenía a su propio padre—porque Malcolm le había acogido bajo su ala cuando entró a entrenarse como bombero.—Capitán, es que uno nunca se acostumbra a cosas como esta.—Es duro, hijo. Porque ustedes fueron, en resumidas cuentas, testigos de un suicido, Nick.—Un suicidio asistido, porque los llevamos a eso.—Te equivocas, la culpa va a jugar en contra porque incluso pensarán que el haberles dicho que iban por una orden de desalojo, aceleró las cosas, pero todo lo que ustedes hacían, era tratar de prevenir una tragedia. Solo eso.—Mi parte lógica está con usted.—Te busca Ryder Grant, me ha pregunta
—¿Crees que la castigaré? No me vengas con mierdas como esa, necesito conocer qué cosas la hacen reaccionar, querer huir. Si huye mil veces, mil veces iré por ella.Mientras Nick iba por Olivia Ryder suspiró. Confiaba en él, en Bruno y en Christian, solo esperaba no tener que juntar los trozos del corazón de su amiga. Tras dirigirles una última mirada a las figuras que se hacían cada vez más pequeñas y que parecían no necesitarlo, se fue, sabiendo que la suerte estaba echada.Nick le dio alcancé a prisa y se sintió molesto, realmente molesto al verla cojear con intensidad. Así que pasó junto a ella y se acomodó bloqueándole el paso.—¡Detente de una jodida vez!—Nicholas…—Te estás lastimando. Entiendo que te asusta, que te sorprende que mi trabajo de dom incluya acompañarte
—Lamento mi comportamiento barbárico, mis bolas me gustan dónde están, soy Jason Curtis.—Hola, Jason, un gusto.Los bomberos se alinearon para verla y Olivia reía encantada, Nicholas, aunque estaba aliviado de verla superar su miedo inicial y abrirse a sus compañeros, parecía haberse comido un limón. Sin embargo, ella daba pasos hacia ganar confianza y no haría nada para que se sintiera asustada o incómoda.Para todos, la forma de actuar de su amigo no pasó desapercibida. Sabían de su relación con Christian, por eso era curioso.—¡Bueno, ya!, vayan a revisar el equipo.—Ya lo revisamos.—Vayan de nuevo, entonces.—Bien, bien…los dejamos a solas.Olivia se le quedó mirando fijamente y Nicholas supo que podría perderse en esos ojos azules. La miró con atenció
Olivia vio a Nick, era realmente grande, en la punta había humedad, estaba llena de venas palpitantes que le hacían agua la boca. Ya sabía lo que sentía tenerla dentro y lo añoraba.—Chúpame Olivia, pon tus labios alrededor de mi eje y muéstrame cómo lo haces.—Sí, señor.Las manos de Olivia eran pequeñas y delicadas. El temblor en ellas le indicó que no era experta, estaba nerviosa y asustada, pero le había obedecido. Le agarró la polla y cuando la puso dentro de su boca, demonios, fue intenso.—Sigue así cariño y me vendré en tu boca. ¿Dónde me quieres?—Dentro, no entiendo esta locura que me haces sentir, pero te quiero dentro.—No traje condones.—Me inyecto cada tres meses, te quiero sin nada, estoy limpia.—Nos vamos a llevar de maravilla, cari&ntild
Los primeros minutos hubo un cómodo silencio, luego charlaron con una facilidad sorprendente. Cuando ella estaba en su casa, Nick no le hablaba de cosas desagradables, por eso en aquel momento, dónde ella no podía escapar, sacó a luz el tema que le causaba dolor.—¿Por qué te agrede tu mamá?—Mis padres y yo no tenemos una relación.—¿Del todo?—No. Ellos querían que me casara con Ryder y cuando la cosa no funciono me dejaron en claro, qué tanto les había decepcionado—dijo frotándose la mejilla sin ser realmente consciente de que lo hacía—.—Oli, ¿aún te golpean?—Nick…—Quiero que me cuentes todo sobre tu vida, todo. Pero no solo a mí siendo tú dom. Quiero saberlo siendo yo, Nick solamente.—Mi padre me golpea.—Dem
—Estamos en la misma página. Vamos a verla pasado mañana, dile a Christian.—Nos organizaremos.Mientras tanto, Oli acababa de organizar algunos trabajos cuando Janice le aviso sobre una de esas visitas inevitables.—Olivia, tu mamá dice que te espera fuera, ya sabes que no se irá si no sales.—Y no me llamó ella porque…—Sabía que no le atenderías.Olivia se preparó para ir a ver a la inmaculada Amelia Sloan, una mujer realmente cruel, si hacía ruido con una silla le decía que la estamparía contra la pared y otras cosas en las que prefería no pensar y Thomas Sloan era un hombre violento, más de una vez recibió palizas brutales por no ser una estudiante modelo.Los días en casa eran un infierno, gritos y problemas cada segundo y aunque ellos la trataban bien cuando había invitados present