DamiánHoy recibí mi cumpleaños de la mejor manera, teniendo en mi cama mi desayuno preparado por mi hermosa mujer. Jamás ninguna otra se había tomado la molestia de sorprender en mi cumpleaños como ella lo hizo esta mañana. Me pareció tan dulce de su parte. Hasta el más mínimo detalle que provenga de ella se vuelve importante para mí. Desafortunadamente, me tocó venir a la compañía y pasar el día aquí, no podía evitarlo debido a que tengo negocios en mente, qué deseo aprovechar. Pensé que a mi esposa eso le molestaría, pero me sorprendió cuando Nella me dijo que no había problema y que ella esperaría por mí.—Escucha, Damián, tengo una propuesta para el señor Evans, tengo entendido que su compañía está en banca rota, por lo que pretende cerrarla para siempre, el problema es que no podría permitirlo porque por más que esté en banca rota, es una compañía que nos podría beneficiar más adelante cuando se recupere. Así que quiero proponerle que tanto tú como yo paguemos todas las deudas,
Damián¿Puede haber alguien más sorprendido que yo esta noche? Muero por saber que otra sorpresa me tiene preparada mi esposa, incluso el resto de los invitados están como yo, ansiosos. ¿Que si ha sido mi mejor cumpleaños? Honestamente, sí, y eso que apenas está comenzando. Si así empezó, no me quiero imaginar cómo terminará. El grupo de personas se ubica a mi lado y comienza a palmear mi espalda y a decirme que soy un afortunado por tener como esposa a semejante mujer. Mi ego sube a un nivel muy alto, y es porque tienen razón. No me equivoque al decir que ella cambiaria mi vida.Mi cielo le entrega el micrófono a mi hermana una vez que termina de dedicarme esa hermosa canción. Antonella junta sus manos y me observa con timidez, esperando mi reacción. Lo siento, a veces suelo ser muy lento para expresar mis emociones. En realidad, nunca las expreso, únicamente lo hago con ella, y ya saben, me tomo mi tiempo. Tengo que darme a desear. “Buf”, es mentira. Con ella jamás me haría desear,
DamiánLlevamos varios minutos rodando. Ella se separa de mí y saca de su bolso una banda, lo que me hace pensar que mis ojos estarán vendados. Frunzo un poco mi ceño al no estar de acuerdo con que yo no vea nada, pero ella me mira con una cara que te dice “si te niegas, te mueres”, y pues yo quiero vivir, así que me dejaré vendar los ojos. No digo nada, y ella tampoco, solo siento cómo luego de tres minutos más la camioneta se estaciona. Antonella me ayuda a bajar para no caerme y caminamos un poco hasta detenernos.—Esto va para todos. Si alguien intenta arruinar la noche de mi esposo, quiero que disparen a matar, y si queda vivo, pues arránquenle las entrañas.Mis huevos suben hasta mi garganta por lo macabra que sonó. ¿Hablará en serio? No comprendo por qué está tan a la defensiva esta noche.—Así será, mi señora.Presiona mi brazo.—Bien, confío en ustedes, chicos. Ahora nosotros nos vamos y ustedes se quedan a cazar.Continuamos nuestra caminata. Escucho cómo las puestas se abr
DamiánTodo mi cuerpo está sudado y siento cómo tiembla. Antonella y yo hemos sobrepasado nuestros límites esta noche.Ya he perdido la noción, no sé qué hora es. Siento que la noche ha pasado lenta. Llevamos horas y horas entregándonos. Ella aún lleva puesta su tanga, botas y mallas. Ha sido excitante haberla hecho mía mientras vestía así. Mi cumpleaños ha sido maravilloso, y todo porque ella ha podido hacerlo posible.Se levanta y se tambalea un poco, pero, como es de esperar, recupera su compostura. Sube su pie y lo ubica en la punta de la silla. Capto su mensaje, así que bajo la cremallera de la bota y se la quita. Lo mismo hago con su otro pie. Cuando ya no las tiene, bajo su minitanga con todo y mallas.—¿Quieres un baño relajante en la tina llena de mucha espuma y conmigo dentro?Beso su pierna, me pongo de pie y la alzo.—Contigo quiero todo, mi cielo.Me observa feliz.Camino con ella sobre mis brazos hasta el cuarto de baño. Entro en la tina y la bajo. Ambos nos acomodamos c
AntonellaNos acostamos a dormir como hace dos horas y media. Desperté porque mi teléfono comenzó a sonar. Damián está como una piedra, no se mueve de su lugar desde que tocó la cama y cerró sus ojos. No ha cambiado de posición. Muerdo mi labio cuando miro su gran cuerpo descubierto. Ahora comprendo por qué las mujeres se vuelven loca cuando ven a mi marido. Su físico y su cuerpo parece ser tallado por grandes dioses griegos. Es placentero pensar que todo ese cuerpo me lo disfruto, yo solita, apuesto a que sus antiguas amantes deben quererme muerta por saber que les he robado a su gran pervertido hombre. Me siento en la cama y muerdo la uña de mi dedo pulgar. Toda la habitación está horrible gracias a nuestro desastre. Sonrío como idiota cuando recuerdo la canción que le dediqué. Necesitaba transmitirle mi amor de esa manera. Quería hacerle saber que lo amo y que me he enamorado. Quise ser yo quien diera el primer paso. Sé que él lo dará cuando esté listo y seguro, y no quiero
DamiánTengo horas intentando comunicarme con Antonella, pero no me contesta. Sabe que me molesta cuando no coge el teléfono. Eso me desespera y me hace pensar lo peor. Me levanto de mi asiento y doy vueltas por mi oficina; trato de calmarme y no salir corriendo en busca de ella. Si llegara a salir y la encuentro así sea debajo de las piedras, el chaparrón de agua que le caerá por parte mía será fuerte.Centro mi intención en la puerta y no en mis pensamientos cuando veo que Trino, Alan y Renzo entran en mi oficina con una botella. No sé a qué deba todo esto, hasta donde recuerde no hay nada que celebrar. De igual forma no me interesa, solo quiero saber dónde se encuentra metida mi mujer.—¿Por qué esa cara de molesto? —Trino abre la botella para servir.—A ti que te importa.Respondo malhumorado, y me maldice.—¿Qué pasó Damián? —inquiere Renzo preocupado por mi actitud.—Tu hermana no responde a mis llamadas. Tiene el celular apagado. No sé dónde carajos está metida. Tengo toda la m
DamiánYa casi estoy por salir de la empresa. Firmo documentos, envíos, recibo correos y mando al carajo a todo aquel que me haga perder mi tiempo. Mi cielo me llamó luego de comprar su nuevo teléfono y quizá unos forros anti-Damián. Me comentó no hace mucho que ya iba de regreso en casa, cosa que me calmó bastante.Tengo muchos días recibiendo notas de amenaza que me ponen los pelos de puntas, en otra oportunidad de ser soltero no me importaría, pero ahora que tengo a Antonella no puedo ignorarlas. Es por eso que hoy perdí la cabeza cuando no supe nada de ella.No quiero que ella piense que estoy perdiendo el control y quiero tenerla encerrada en la casa, como bien dijo, había mejorado bastante en mis actitudes, pero desde que las amenazas se hicieron continuas no he podido evitar mostrarme posesivo y controlador.Quizás debería explicarle por qué estoy actuando de nuevo como un demente y eso la haría a ella tener más precaución al momento de salir.En fin, ya hablaré con ella luego.
DamiánIncómodo por lo que está sucediendo, le doy un beso a mi cielo, que duerme como lo que es, un angelito. Con cuidado, bajo su cabeza de mi pecho y me levanto de la cama para ir a la cocina por agua o quizá algo más fuerte. Al llegar abajo, saco una botella del estante, me sirvo en un vaso y lo bebo todo. Hago lo mismo un par de veces más. Necesito controlar mis nervios. Si ella me ve así, se preocupará y lo que menos quiero es que así sea. Por mi cabeza rondan muchas preguntas, entre esas cómo escapó y quién es el que le da información tan privada sobre mí. Me molesta. Me enfada cuando no tengo las repuestas que necesito. ¿Por qué todo esto cuando ella y yo íbamos de maravilla? ¿Por qué justamente ahora nos pasa esto? No quiero que mi vida o la de ella acabe aquí. Aún nos queda por vivir y ser felices.Vuelvo a servir otro trago. Cuando lo voy a beber, algo pasa por mis pies. Suelto el vaso, y este se quiebra en el suelo dándome el mayor de los sustos. Ya de por sí estoy nervi