Belinda miró a Irina dormida en su cuna y su corazón se llenó de ternura, aunque cada día ella crecía y ganaba peso, le parecía que aún era muy pequeña y frágil.—¿Está dormida?La joven levantó su rostro para encontrarse con los ojos curiosos de Andrea, había visto poco a su amiga en los últimos días.—Sí, se ha quedado dormida luego de comer —musitó Belinda, volviendo a su escritorio.—Es muy linda.—¿Qué esperabas? Es mi hija —respondió ella sin vacilar.Andrea sonrió y se sentó en la silla frente a Belinda.—¿Todo bien? —preguntó al ver el semblante de su amiga.La muchacha negó.—No pude continuar con el caso de Dereck, tu hermano rechazó nuestra ayuda —dijo.Belinda se puso de pie al escuchar las palabras de Andrea.—¿Cómo?—Dijo que podía hacerlo solo, aunque lo dudo. Él aprovechará la puerta que le has dejado en Nueva York —soltó con molestia.—Deja que haga lo que quiera, no voy a meterme en su vida, Abraham es mayor de edad. Un adulto que sabe lo que está bien y lo que está
Belinda miró a Alexander y luego a Irina dormida, ajena a lo que sucedía a su alrededor.—Es nuestra —susurró ella. Alexander asintió.—Es nuestra, Belinda —reiteró, dándole un corto beso.—Es hora de prepararnos y presentarla a nuestras familias —expresó ella con la voz ronca.Alexander asintió, aunque sabía que debía dar muchas explicaciones a sus padres, la más importante y la que deseaba dejar en claro desde ya, era que Irina no tenía más madre, que Belinda Ford.—Hablaré con Ana Lucia y le enseñaré los resultados, todo lo que viene ahora será un mero trámite, eres su padre biológico, no hay razones para que Irina vuelva al orfanato —dijo luego de un corto silencio.—Yo invitaré a mis padres a cenar —dijo Alex y Belinda asintió.—Yo veré a mi madre el fin de semana, ¿por qué no nos reunimos con nuestras familias el domingo? Contrataré el servicio de Catering para la hora del almuerzo —sugirió Belinda, ella podía cocinar, pero no era lo mismo hacerlo para Alexander y ella, que coci
«¿Embarazada?»Un silencio sepulcral se hizo en la sala de la familia Pol, Adam miraba a Andrea, esperando que ella le confirmara lo que había escuchado, mientras Taylor miraba a su novio y a su hija, los dos estaban... ¿felices?—¿No van a decir nada? —preguntó Vanessa, incapaz de soportar aquel silencio.—Lo que tengan que decirse no es asunto nuestro, Vanessa —pronunció Taylor con seriedad—. Vamos a dejarlos solos —añadió.Alec lo miró casi suplicante, pero Taylor no cedió, sabiendo la importancia que tenía para Adam y Andrea hablar a solas.—¿Por qué tenemos que irnos? —preguntó Vanessa.—Vamos… —Taylor no dio su brazo a torcer, ayudó a su hija a ponerse de pie, luego le tendió la mano a Alec.—¿Tenemos que irnos? —preguntó Alec al oído de su novio, él quería saber la reacción de su hermano. Alec no podía evitar preocuparse, pues conocía los sentimientos de Adam por Mina, rogaba porque el corazón de su hermano fuese de Andrea.—Vamos a enterarnos de todo, pero será luego d
«Sorpresa»Claro que era una sorpresa y de esas que dejaban en completo silencio a cualquiera, procesando lo que sus ojos estaban viendo.—¿Sorpresa? —preguntó Chelsea casi sin voz al ver a Alex y el pequeño bulto en sus brazos, estaba más que sorprendida.Alexander asintió mientras Belinda no dudó en ponerse de su lado.—Ella es Irina y es mi hija —dijo, el nerviosismo en su voz fue notorio y otra ola de “O” se escuchó por parte de la familia, excepto por quienes ya sabían de la existencia de la niña.—¿Tu hija? —Larry se acercó a Alex—. ¿Cómo que es tu hija? —le cuestionó.Alexander tragó saliva, tenía muchas cosas que explicar, demasiadas para ser sincero, pero la más importante era el asunto de su hija.—Es mi hija, papá, tiene dos meses de nacida y…—¿Por qué no sabíamos nada de ella? ¿Cómo fue? ¿Qué pasó? ¿Quién es la madre? —Chelsea bombardeó a Alex con preguntas, mientras le echaba los dos ojos a Irina, la pequeña se agitó en los brazos de su padre, como si pudiera sentir lo n
Alex y Belinda tuvieron unos días tranquilos, luego de tantos sobresaltos. Ana Lucia había realizado los trámites internos y externos para otorgarle a Alexander la custodia total de Irina, ahora restaba que Belinda pudiera registrarla como suya, pero para eso…—Ustedes necesitan casarse —dijo Ana Lucia.Alexander miró a Belinda.—No puedo hacerme la tonta, Alex, he trabajado los últimos dos años en este orfanato y, aunque yo puedo decir, jurar y asegurar que no voy a dejar a Irina, mis acciones valen más que mil palabras —respondió Belinda, tocando su mano—. Una familia establecida correctamente y amorosa es lo que siempre he buscado en las personas que han adoptado a nuestros niños, hoy no soy la trabajadora social, soy esa mujer, esa madre que busca darle un hogar a Irina —añadió.Ana Lucia asintió.—Soy el padre de Irina —refutó él.—Señor Cameron, ante nosotros y ante la ley es así, pero el caso de Irina fue reportado a las autoridades como correspondía, ante la ley, Belinda
Capítulo 110. Del odio al amor—¿Me quieres decir qué fue lo que sucedió? — La voz furiosa y cortante de Wilbert Cox hizo temblar a Lisa de pies a cabeza.La mujer lo miró extrañada; esta era la primera vez que Wilbert le hablaba en aquel tono. Ella levantó la cabeza y se encontró con sus ojos, dos pozos de enojo contenido. Lisa tragó y trató de arreglar el asunto con una vaga explicación que no convenció ni conmovió a Wilbert.—Era el día más importante para nuestras familias, Lisa. ¡Los medios de comunicación estaban atentos a todo lo que pasara en esta boda! —gritó, mesándose el cabello con frustración—. ¿Y me dices que todo fue producto de los nervios? —le cuestionó sin miramientos.—Lo siento, Wilbert. He estado bajo mucha presión. La organización de la boda, los invitados... «mi secreto», pensó, pero no lo expresó.—Has arruinado todo por lo que mis padres se esmeraron, ¡incluso invitaron a la familia Cameron para impresionarlos! —argumentó.Lisa titubeó al escucharlo. Así que h
Alexander esperó a que Lisa hablara, él estaba ansioso por echarla de su oficina, pero se contuvo. Si ella lo había buscado era por algo y quería saber el motivo.—Si no tienes nada que decir, te invito a marcharte de mi oficina, Lisa —el rostro de Alex no demostraba ningún tipo de emoción, sus ojos eran dos pozos fríos que hicieron temblar a la mujer delante de él, aun así, ella no se marchó.—¿Dónde está? —preguntó, su rostro se llenó de ansiedad— ¿Dónde está? —insistió.—¿Dónde está? No sé de lo que hablas, Lisa —expresó con una tranquilidad que no sentía.—A mí no me engañas, tú sabes dónde está, ¿por qué me la ocultas?—Estás perdiendo la cabeza, Lisa —dijo—. ¿Tu matrimonio con Wilbert Cox no es lo que esperabas y ahora vienes con este cuento de buscar a alguien? —preguntó pasando de ella y sentándose detrás de su escritorio.—¡¿Dónde está la niña?! —gritó con desesperación, Lisa no quería volverse loca y sabía que lo haría si Alex le decía que no la tenía.—¿Qué niña?Lisa tiró
«Sí, acepto»Los aplausos y vítores no se hicieron esperar, la familia celebró por todo lo grande la felicidad de Alexander y Belinda.Ella no tenía palabras, sobre todo, al ver a su madre entre los invitados, aquel detalle fue para ella el mejor de todos, pues Alex no se olvidó de ella.—Nunca imaginé que presenciaría este momento, Alexander llegó a casa y técnicamente me ha secuestrado —declaró Dina con una sonrisa de oreja a oreja.—Y por lo que veo a ti te ha hecho muy feliz ser secuestrada por mi novio —le discutió Belinda.—Para qué te digo que no, si sí, no podría resistirme ante un hombre como él —señaló, haciendo que Belinda sonriera y Alexander se sonrojara.—Estás poniéndomelo tímido, mamá —la acusó Belinda.Dina sonrió, le dio un fuerte abrazo a Belinda y otro a Alexander, deseándoles felicidad, antes de ser interceptada por Chelsea, alegando que tenían que ponerse de acuerdo para organizar la boda de sus hijos y Dina no tuvo ningún problema en atender la demanda de