Desde el último encuentro con Chelsea, Fred no ha podido hablar con ella. Constantemente le envía mensajes pidiendo de las miles maneras sus disculpas, pero ella simplemente no le responde los mensajes. En algunos momentos se confronta a sí mismo sobre ello. ¿Realmente habia sido tan irrespetuoso como para que ella no le quisiera hablar? O ¿Era apenas una excusa que ella usaba para alejarse de él? Para Fred seguía pareciendo extraño que ella hibiese cambiado tan radicalmente. Mientras está pensativo, suena su móvil, desearía tanto que fuese ella…Mas no, al tomar su móvil observa en la pantalla el nombre de su padre. Atiende por respeto a lo que Erick representa en su vida.—Hola, papá. Sí, dime.—Hola hijo, veo tanta emoción en tu tono de voz que podría jurar no haber visto tanta felicidad en el mundo en un hijo al recibir noticias de su padre —Era evidente la carga de sarcasmo que el prestigioso multimillonario dejó ver en sus palabras.—Padre, no estoy para tus frases irónicas. Dim
Chelsea, respiró profundamente y salió detrás de ella. Caminó hasta la oficina, Stephanie la anunció con su jefe y ella entró.—Siéntese Srta Smith. Tenemos que hablar sobre un asunto bastante delicado. —El corazón de Chelsea se aceleró rápidamente, sus manos comenzaron a sudar. La mirada de Hugh esta vez era diferente y ek tono de su voz un tanto hostil.—Sí, señor Bullock, dígame…—Como ya le he dicho en diversas ocasiones a mi hijo, considero que usted es una de las mejores empleadas en el cargo de asistente que Steve ha tenido. —Chelse sintió como el alma le volvió al cuerpo con aquellas palabras— Pero… he sabido que durante esta semana, han tenido algunos inconvenientes y me gustaría escuchar su versión. —la pelirroja, colocó sus manos sobre el escritorio y entrelazó sus
Chelsea estaba teniendo sin dudas una de las peores etapas de su vida, jamás se había sentido tan desilusionada como ahora porque, su estatus amoroso podía caerse a pedazos, podía estar fatal, quedarse sola una y otra vez, pero, su trabajo, ese sí que no podía fallar y lo estaba haciendo.Estaba acostumbrada a ser felicitada por sus logros, a ser la mejor en lo que sea que hiciera, a que los demás se sintieran amenazados por ella y su eficiencia y eso, definitivamente, no estaba sucediendo en esos últimos días. Hugh Bullock la había llamado a su oficina a pedirle cuentas, le había dejado bien claro que si volvía a existir alguna equivocación estaba fuera de la empresa y eso no se lo podía permitir, no cuando su madre y la salud de la misma dependían de ese trabajo en el que estaba y por el cual se había esforzado tanto.Como si fuese cosa del destino, el nombre de su madre, Susane acababa de aparecer en la pantalla de su teléfono móvil.—¡Mamá! —Fue lo único que dijo; su madre nunca l
Chelsea se encontraba preparándole un té a su madre cuando su teléfono comenzó a sonar, era Fred quien la llamaba. Por un pequeño instante, pensó en rechazar la llamada pero luego recordó lo amable y paciente que ha sido con ella en esos últimos días, él no se merecía ser tratado con indiferencia. Siempre se preocupaba por ella, la llamaba, la consolaba cuando lo necesitaba en cambio Steve ni siquiera se molestó en preguntarle la razón por la que se había marchado de la empresa tan pronto esa tarde sabiendo muy bien que ella nunca lo hacía y, aún así su corazón lo deseaba, eso era algo que ella no entendía ni lo haría nunca, es curioso la forma de pensar de los seres humanos, somos máquinas demasiados complejas para ser comprendidas.—Hola Fred —dijo en cuanto respondió la llamada.—Hola hermosa, te llamaba para saber si quizás mañana te apetecía ir conmigo a tomarnos un café, claro, si tienes el día libre.—Fred, estoy en la zona norte en casa de mi mamá, tuve que venir hoy de imprev
Larissa está ansiosa de hacerle saber a Chelsea que su relación con Steve cada vez está mejor, por lo que planifica su segundo ataque, invitar a Fred para que vaya en compañía de la patética asistente a la grandiosa celebración que hará para celebrar su cumpleaños y a donde estarán presentes las personas más importantes y pudientes de Manhattan.Muchos de sus invitados de la élite estarán en aquel lugar, especialmente blogueros, sus seguidores y aliados en sus programas, fotógrafos, medios y midias, modelos, actrices, todo una gama de personajes del mundo del arte y del espectáculo.Esa tarde, acompañada de su cuñado, ella asiste al atelier de uno de sus modistas preferidos, Giordano. Es uno de los más renombrados en el mundo de la moda citadina. Larissa siempre se ha entendido con Larry, y eso es un punto a su favor.Mientras ella, entra a la sala VIP, Larry observa una revista, en la que se anuncia la visita de Jean Vicent ese fin de semana. No puede evitar recordar aquellos instant
El desconcierto y la tristeza en el rostro de Chelsea es evidente, aunque Fred no lo quiera, podía notar cuanto la afectó aquella noticia.—Creo que es mejor que nos vayamos. —expresó él y ella asintió.Fred la rodeó con su brazo y salieron del lugar. No hubo preguntas ni comentario alguno. No había que ser muy inteligente para saber que ocurría. Fred condujo hasta el edificio, Chelsea sonrió brevemente y se despidió de él con un beso en la mejilla.—¿Estarás bien? —finalmente le preguntó.—Sí, todo está bien. Solo necesito descansar. —Bajó del auto y entró al edificio.En tanto, Steve toma del brazo a Larissa y la lleva hasta el pasillo.—¿Por qué hiciste eso? —la confronta visiblemente enojado.—¿Hacer qué Steve?—No te hagas la tonta conmigo, Larissa. ¿Por qué mentiste diciendo que nos vamos a casar?—Amor, no te enfades. Mi manager me dijo que mi canal estaba disminuyendo en ranking y que debía hacer algo para levantarlo y solo se me ocurrió decir que nos casaríamos. Además dónde
Ese domingo, mientras aún Steve dormía, apareció Larissa en la mansión Bullock; Hugh estaba desayunando solo. Larry aún no regresaba, pero eso no es preocupación para él, ya que con el estilo de vida de su hijo, no le resultaba extraño que amaneciera fuera de casa.—Querido suegro ¿Cómo estás?—Bien, Larissa. ¿Desayunaste? Acompáñame que estos hijos míos no aparecen por ningún lado.—Con gusto le acompaño, pero solo con café y sin azúcar.Hugh le hizo señas a la empleada para que se ocupara en atender dignamente a su yerna.Para él, ella es la esposa perfecta, desde hace dos años ds relación que lleva con Steve, siempre le ha parecido una mujer bonita, y sobre todo adinerada. Andrew Hamilton, el padre de ella, que aún vive en Londres, es un excelente inversionista en su empresa de traden.Mientras la empleada, le sirve el café, Hugh le pregunta por su padre:—¿Cómo está Andrew? ¿Cuándo viene a Manhattan?—Pues está feliz con la noticia de nuestro matrimonio y la verdad es que yo tambi
Steve está demasiado ansioso y preocupado, desde que llegó al hospital en la ambulancia con su padre, no ha tenido noticias de él y su condición. En su cabeza repite la maldita discusión una y otra vez mientras se siente culpable de lo que sea que le haya pasado a su padre, no tiene un diagnóstico pero sabía que el corazón de Hugh no estaba en las mejores condiciones, los años habían pasado y ya su padre no era un roble fuerte. Evidentemente las palabras y el tono que utilizó alteraron demasiado a su viejo. ”si le pasa algo a mi parte por mi culpa no me lo voy a perdonar jamás”, se repetía una y otra vez en su cabeza.Por enésima vez, Steve llamaba a su hermano solo para obtener el mismo resultado, no le atendía el llamado ¿Cómo podía ser tan despreocupado? En ocasiones sentía celos de su hermano, a él nunca le habían dado las mismas responsabilidades, como era el más pequeño siempre se le permitieron más libertades, mientras que Steve con veintiún años ya era CEO de la empresa de la