XXIX
—Si te mueves de ahí me enojaré mucho —dijo antes de acercar su mano para tocar su frente, tenía la temperatura muy alta y estaba bañado en sudor—. Quédate acostado. —Ella bajó de la cama y él se apoyó en los codos para alzar el cuerpo.

»Lily, creo que nos vamos a tener que ocupar de esto un buen rato. Hay que bajarle esa temperatura que tiene, está ardiendo. —Lily asintió, Lucyan observaba en silencio cómo parecía ignorarlo mientras estaba tendido en la cama.

Lily salió de la habitación y Sophie tomó asiento en una silla mirando con reproche y algo de recelo, Lucyan parecía no muy complacido de que no pueda ser capaz de valerse solo. Pero estaba tan débil y fuera de la realidad que no podía gestionar alguna idea.

—Ni se te ocurra quejarte —dijo Sophie antes de que hablara—, no me mires así, es tu culpa por estar de testarudo. No te puedes mejorar si no te cuidas, así que tendrás que aceptar que lo haré yo, sin quejas, no tienes objeción que valga.

La expresión autoritaria y firme
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