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Capítulo 4: Llena de lobos a mi alrededor

Charlotte

Todo el camino mantuve mi mirada en el teléfono, quitando esa sensación que había percibido con estos hombres allí, porque tenía una sensación de haberlos visto mucho antes.  Observe la ventana, el cielo nublado anunciaba que pronto empezaría a llover.  

—Te veo muy pensativa, no has dicho nada desde que salimos de ese lugar. ¿No estarás pensando en aceptar la propuesta de esos hombres? —mira por el retrovisor mientras me habla —. Porque no fue muy difícil deducir sus intenciones, especial porque ví como te miraban. —Chasqueo con mi lengua, no puedo creer lo que estoy escuchando. 

—¿A qué quieres llegar con eso? Porque déjame decirte que tu jueguito de palabras no van conmigo.

—Charlotte, los dos sabemos todo lo que manejas, es muy claro darse cuenta que cualquier hombre estaría encantado por deslumbrarte y poder quedarse con tus cosas —comenta mientras gira el volante con brusquedad.

—¿Estás pensando o simplemente hablando en voz alta? Porque de ser así como tú dices, tú no estarías muy lejos de hacer eso. Luciano eres mi mano derecha, también eres mi amante ¿Crees y con lo que me acabas de decir, no voy a pensar lo mismo de ti? 

—Tu y yo nos conocemos desde pequeños, eso que dices no va al caso. 

—Simplemente veo que quieres quedar bien por encima de los demás, no soy estúpida sé como defenderme. Te puedo garantizar que mi sexto sentido está totalmente agudizado, cuando me di cuenta que hay una persona está queriendo aprovecharse de mí sencillamente lo acabaré o la acabaré —dije, mientras en mi rostro se encorva una sonrisa. 

—Te voy a dejar en tu casa, mañana temprano iré a la pista, uno de nuestros aviones despegará temprano, llevando suficiente mercancía así que debemos verificar que todo vaya en orden. —Muevo mi cabeza asintiendo. 

—Quiero que la seguridad aumente, no vamos a dejar que pues van a entrar meterse y dañar cualquier paso que yo de, ese dinero que se perdió en el incendio debemos recuperarlo de cualquier forma. En especial porque los americanos están esperando ansiosamente ese pedido, por más de que busquemos la forma de agilizar no vamos a tener esa cantidad lista para dentro de dos días. —Agarré mi frente, todo esto hace que el día se torne agrio.

—Contratar más personas para esto es lo que pienso hacer, sabes que podemos reclutar algunos de los turistas que llegaron, creo que tengo una buena cantidad de dinero podemos mostrarles que ese es el negocio hay que pueden entrar en sus vacaciones. Es algo que opino, porque así no le vas a quedar mal a esas personas, te pueden asesinar. —Él se detiene y me observa—. Solo quiero que cuentes conmigo, no quiero que nadie se aproveche de ti, siento la necesidad de protegerte.

—Haz lo que sea necesario, en fin… Ya me cansé de estar hablando contigo, siento que utilizas un tono bastante cargado para poder decir las cosas y hoy créeme que no estoy de ánimos para aguantar todo.

—Lo siento, solo que…

—No te pido tu opinión ni tus cuidados, entiende que tú solo eres alguien que colabora para mí y conmigo, no tienes un cargo importante en mi vida, no comprendo porque aún no lo has entendido. —Él cambia completamente su postura, de inmediato acelera a gran velocidad y sin siquiera mirarme.

Para mí es mejor así, es como si él quisiera meterse más al fondo en mi vida, eso es algo que no puedo tolerar y no debo permitir. 

Al estar al frente de la casa, bajé del carro dando un adiós frío. Él aceleró y se fue, es mejor así, no me gusta que se preocupen por mi. 

Al entrar a la casa siento un olor a tabaco fuerte, me dirijo a donde proviene. Allí está mi tía con la sala vuelta nada, algunas cosas rotas y ella en el suelo, la miro y paso de largo, ella me agarra la pierna, parece una indigente, me da vergüenza y lástima verla así. 

 —¿Qué quieres? —le pregunto sin mirarla a la cara, estoy agotada mentalmente como también soportarla a ella con sus estupideces. 

—¿Cómo que quiero? me enteré lo que hiciste, ¿Crees qué estoy bien? porque te puedo asegurar que no lo estoy, eres una infeliz mal agradecida, una persona que no le importa nadie más que ella misma. —Sonrió y luego suelto mi pierna de su agarre. 

—Creo que eso es un poco injusto, en especial si contamos que tu no haces nada para ganarte las cosas. Lo único que hice fue estar un poco más cómoda conmigo misma , con eso quiero decir que me cansé de mantener parásitos. Quiero que trabajes o hagas algo, no pienso seguirte manteniendo ¿Entendido? —Ella me mira e inhala su veneno.

—Eres peor de lo que me imaginé, tu padre dejó claro que debías mantenerme, que deberías hacerte cargo de mí. Recuerda que estoy lisiada, que no puedo hacer nada por mi misma.  No seas insolente y deja de hacer ese tipo de cosas. 

—Mira, lo que pasa es que me cansé de ver como utilizas para cosas banales el dinero de mi familia, el dinero que mi padre y yo hemos conseguido a lo largo de los años con mucho esfuerzo, así que agradece que aún te dejó vivir en este lugar que es tan sagrado para mí. —Ella se pone de pie y me mira con odio. 

—Tu padre dejó claro algo… 

—Mi padre ya está seis metros bajo tierra, lo que él pensaba o quería ya no me importa mucho, en especial si tiene que ver contigo. —Sus ojos se abren de par en par. 

—Eres una insolente, —busca la forma de darme una bofetada, pero yo la tomo del brazo y la lanzó al sofá—. Tu padre debe estar revolcándose en su tumba por tus palabras, por lo que has hecho y por todo lo que haces conmigo. 

—No te atrevas o te aseguro que no volverás a respirar mi mismo aire. ¿Entendiste? Adicional no hay que ser adivina para que puedas deducir porque hice esto, en tu vida vuelves a humillar a mi hermana, ella no está sola, yo estoy aquí y puedo demostrarte que soy capaz de defenderla con uñas y dientes. —Agarro unas mechas de su cabello acariciandolo, mientras que le sonrió en todo momento. 

—Ya entiendo porque tu padre era así, es porque tu y tu hermana son iguales a su mamá, todas zorras. 

Pase saliva, no puedo creer que se atreva tanto, con mi mano agarré su cabello desde la parte de atrás, lo jale con fuerza viendo como ella se quejaba de dolor. Apretaba mis manos, para poder ejercer presión hacia abajo y que su cabeza bajará al mismo tiempo. Saqué una pequeña navaja, la que siempre llevo en mi pantorrilla para ponerla en su cuello haciendo muy poca presión. 

—Tu vuelves a nombrar a mi mamá y te aseguro que te corto la lengua en pedazos, no me medire con lo que pueda hacer, simplemente lo haré como si fueras la peor de las cucarachas.

—Ya no más… Lo siento, perdón. Eres como una hija para mí y lo sabes, lo único es que tenemos nuestros choques como cualquier persona en su sano juicio —comenta y yo solo puedo mover mi cabeza a los lados negando. 

Esta señora jamás será como mi madre, aún no se me olvida todo lo que hizo por mi cuando era pequeña, que a pesar de que mi padre le daba todo, ella quería más, creo que toda ella me da repulsión, si no fuera por lo que sé, ya la hubiese botado a la calle como un perro sucio. 

—¿Perdón? es que no logro comprender a donde quieres llegar con eso. Esa palabra perdón, no sabía que existía en tu vocabulario, pensé que de tu boca solo salían insultos sin sentido. ¿Qué es lo que me quieres decir? —La jale con más fuerza, ella busca la forma de soltarse de mí, sin embargo, no la dejó, no se lo permito. 

—Que me perdones, no vuelvo a nombrar a esa mujer, ni tampoco a ofenderte. 

—Exacto, tu boca es muy sucia para que pronuncies su nombre, para que hables de ella ¿Está claro? —ella mueve su cabeza afirmando—. Ahora, vas a pagar por tu estancia en esta casa. Voy a buscar algo que puedas hacer y cuando lo tenga listo, te avisaré. —La solté. 

Ella tomó su cabello, para luego bajar su mirada ante mí. Chasquee con mi lengua y caminé rumbo a mi habitación. 

No puedo permitir que sigan pasando por alto lo que digo. Mire la hora, tenía mucha presión encima, mi cuerpo estaba tenso, necesitaba relajarme. Tomé mi teléfono y le marque a Fabrizio, le pedí que llegará en una hora, hoy iba a descontrolarme, necesitaba sacar toda la adrenalina que estaba en mi cuerpo. 

Me di un baño, el agua tibia caía por mi cuerpo mientras pasaba una esponja con los ojos cerrados, mi cuerpo necesitaba acción, debo decir que todo eso es una descarga para mi que hace que pueda trabajar y ser yo en mi mejor y mayor esplendor. Aplique crema corporal y maquillaje, mirando mi reflejo en el espejo sonrió, muchas veces aprovecho mi belleza para poder salirme con la mía, tengo muchos atributos que cualquiera quiera tener, sacar provecho de esto es algo que no dudo. Me coloco un vestido de seda, uno muy delgado y sensual, peino mi cabello y bebo una gran copa de vino tinto. 

Observé por la ventana cuando la camioneta se acercó a la casa, iré a visitar a mi gran amiga Nicol, ella tiene un bar en donde hacemos algunos trabajos también, no obstante, es el sitio adecuado para combinar placer con negocios. Bajo las escaleras, miro que ya todos están durmiendo y eso me da un toque de tranquilidad, no hay como salir sin verle la cara a nadie, eso sin duda haría que me indispusiera. 

Al salir la puerta del carro estaba abierta, Fabrizio mira al frente sin parpadear, paso por su lado sintiendo como su aroma entra por mis fosas nasales, muerdo el interior de mi labio y sonrió. Él entra por el otro lado y le indico por donde ir. 

Enciendo un cigarro, cierro mis ojos sintiendo como aquel humo repleto de nicotina se apodera de mí, siento un sacudón cuando Fabrizio frena de manera abrupta el carro.

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