CharlotteEntramos al contenedor, este era uno de mis favoritos, aquí fue donde cometí uno de mis primeros “delitos” , lo invité a sentarse en una de las tantas sillas que habían, retiré las gafas de sol que tenía puestas, él estaba mirando con desconfianza, se veía completamente serio y unas cuantas gotas de sudor aparecieron en su frente. —¿Qué hacemos acá? —él cuestiona, su voz sale ronca. Pasa un escalofrío por mi cuerpo. Definitivamente, él deberá calmar esa sed que está creciendo dentro de mí, de alguna u otra manera. —Quiero mostrarte lo que sucede cuando alguien se entromete en mis asuntos. —Su rostro cambió. —Meterme en tus asuntos es ¿querer trabajar en conjunto contigo? porque si es así, te veo mal —dice como si me estuviera retandome—. Charlotte, creo que te equivocas conmigo. Parece que estás segura que puedes someterme a tus cosas, te respeto, te admiro. Sin embargo, solo quiero trabajar contigo, no quiero ser tu enemigo. —¿Te estás dando cuenta en la forma en la qué
Adriano Llegó a la casa lastimado, mis piernas me tiemblan y mi abdomen duele. Abro la puerta de la casa, me derrumbé cuando entré. Una de las mujeres del servicio me ayudó a levantar, mientras llamaba a uno de mis hermanos. En mi mente solo podía pasar la imagen de la hija de pu7a esa, cada día que pasa la odio más. Donato baja las escaleras y me ayuda a levantarme. Para luego llevarme hasta el sofá y pedirle a esta mujer que llame a un médico. —¿Esto te lo hizo ella? —cuestiona furioso.—Fue uno de sus gatos, pero ella dio la orden. —Frunzo las cejas.—Debería matarla de una vez por todas, esa mujer no merece ni un solo segundo de compasión —habla, para alistar su arma—. Te dije desde un principio que tu plan no serviría para absolutamente nada, sin embargo, preferiste conformarte con tus decisiones. ¿No te estás dando cuenta que lo estás haciendo mal? —me grita. Como puedo me levanto, en estos momentos el nivel de adrenalina se ha bajado por mi cuerpo, mi cerebro simplemente s
AdrianoLos detalles fueron claros y precisos, deberíamos enviar cinco toneladas, algo muy sencillo para mí. Porque es muy poco de lo que estábamos acostumbradas a manejar. La ventaja es que tengo los contactos para poder hacer todos estos movimientos, me preparé correctamente para poder estar listo en todo lo que se refería a esto.No fue muy difícil comunicarle a mis hermanos, porque no sé como ellos nos avisaron a todos. Enzo sería el encargado de manejar todo virtualmente, esa facilidad la tiene desde pequeño.Despache a Franchesca, con la promesa que celebrariamos este triunfo, estoy más que seguro que luego de esto, tendré a Charlotte en mis manos, ella va a confiar tanto en mí, incluso más de lo que confía en ella misma.Debo admitir que Franchesca está ahí, lado del cañón. No le importó venirse conmigo desde América, con tal de cumplir su sueño de modelaje y de vez en cuando ser mi fiel amante. Luego de un par de horas mis hermanos llegaron y vamos camino al lugar que ella no
CharlotteObserve todo desde una distancia prudente, este no era nuestro pedido más grande, era incluso uno de los más pequeños. Sin embargo, no estaba dispuesta a perder una gran cantidad de dinero por culpa de unos aparecidos. Análice la tenacidad de Adriano, maneja fluidez y liderazgo, creo que me sería muy útil tenerlo trabajando conmigo. Me gusta la gente así, llena de carácter. Que no se deja apaciguar por nada.Al ver que todo había salido de maravilla, espere que ellos se fueran de la casa para poder encontrarme con Luciano, él no estaba muy cómodo con todo esto, me acercó a él y me recibió con un beso apasionado. —¿Estás segura de todo esto, preciosa? Ten presente que no quiero que te lleguen a dañar. Charlotte sabes a la perfección que no voy a tolerar que alguien se acerque a ti solo por interés —él dice, recostandome sobre la pared. Su intimidad roza con la mía, mientras él susurra en mi cuello. Cierro mis ojos sintiendo como sus manos suben por mis piernas, luego se s
CharlotteNo tengo muy claro si él tenía algo planeado, solo que siento que a mi vida le hace falta este tipo de emoción… Fuimos directo a un bar, Fabrizio se ubicó a una distancia prudente de nosotros. Llegamos a una mesa, hice una llamada para que Luciano se encargará de todo, no quería errores, ni que una decisión impulsiva de mi parte hiciera que mi vida se descontrolara y todo fuese un caos. Adriano pidió una botella de vino tinto, también pedimos algo de cenar. Me sentía un tanto incómoda, rodeada de tantas personas, comunes y que claramente no conozco. —No debes preocuparte, este es uno de mis lugares favoritos desde que llegué. Nadie te conoce, actúa como una persona cualquiera —habla tan suave que me hace pasar escalofríos. Comenzamos a comer sin cruzar muchas palabras, sin embargo, el cruce de miradas no faltó. Cabe aclarar que estoy sumamente deseosa por él, y estoy muy segura que si se llega a presentar la oportunidad no la desaprovecharé ni un solo momento.—Adriano —
Adriano Mi boca emite palabras sin sentido, mi cuerpo reacciona a cada roce de su piel con mi piel de una forma desconocida para mí, sin presumir soy un hombre que está con cualquier mujer y ninguna se resiste, con aquellas son momentos de excitación en donde acaban con el orgasmo. Sin embargo, con ella… Es magnetismo. Es algo indescifrable, que me provoca querer descubrir. Por más que mis impulsos me dicen que me dejé llevar, mi cabeza intenta ponerse a la delantera y hacerse cargo de esto. La levantó del sofá, su piel suave me hace generar pequeños arrebatos en mi cuerpo, mis manos tienen vida propia ya que no se fijan de la orden que les doy. La beso, como si esto fuera un castigo para ella, no obstante, estoy más que seguro que es un castigo para mí, estoy seguro que al probar de ella, no habrá marcha atrás. Mis deseos son mayores, la llevo hasta mi habitación, la dejó de pie, contra la pared. Nunca estuve equivocado cuando le dije que sería su esclavo, así me tiene a veces, es
CharlotteSalir de allí era lo mejor que podía hacer en ese momento, me sentía como la mayor cobarde. Escapando de los problemas, pero sobre todo aceptando que Adriano era un problema para mí sin duda, y no hablo del tema laboral, es claro que el gran problema es todo lo que provoca en mí, ¿Cómo ocultar todo lo que me hace? Mi cuerpo me delata, no es difícil descifrar cada una de las cosas, en especial porque cuando estoy sin él, mi mente lo llama, mi cuerpo lo pide y, ahora que probé su cuerpo, ahora que me entregué al suyo, debo decir que no veo que haya marcha atrás, porque mi piel me delatara constantemente. Al llegar al lobby, Fabrizio se puso de pie, me observó de arriba a abajo y luego negó con su cabeza, caminó delante de mi, mostrando su notorio cambio de humor y disgusto evidente. Él abrió la puerta de atrás del carro, luego dio media vuelta para subir a manejar, mi cuerpo brotaba relajación y estrés al mismo tiempo, encendí un cigarro, mientras escuchaba una de las cancio
Charlotte Llegamos y nos esperaron con una copa de champagne para cada uno, nos ubicamos cerca a la piscina. Antes de eso nos permitieron ir a cambiarnos para poder estar mucho más cómodos. Al bajar, el señor Smirnov estaba con un puro en sus manos, nos invitó a sentar, para comenzar a platicar. Él era uno de los socios principales, él me indicó sentarme a su lado, para poder conversar. —Entonces Charlotte, queremos el cuarenta y cinco por ciento de las ganancias. Hablamos entre una o dos entregas a la semana, empezando. Nosotros te damos una parte de la mercancía y ustedes la procesan y la transportan —él dice, como si fuera así de fácil. —Es demasiado, no pueden exigir tanto si nosotros procesamos. Les había dicho por teléfono que les daría un diez por ciento menos que su propuesta. Así que no veo porque nos hacen venir para que las reglas del juego cambien —hablé, con voz seria, pero completamente firme. —No es demasiado, Charlotte quise que hicieramos negocios principalmente