Charlotte Llegamos y nos esperaron con una copa de champagne para cada uno, nos ubicamos cerca a la piscina. Antes de eso nos permitieron ir a cambiarnos para poder estar mucho más cómodos. Al bajar, el señor Smirnov estaba con un puro en sus manos, nos invitó a sentar, para comenzar a platicar. Él era uno de los socios principales, él me indicó sentarme a su lado, para poder conversar. —Entonces Charlotte, queremos el cuarenta y cinco por ciento de las ganancias. Hablamos entre una o dos entregas a la semana, empezando. Nosotros te damos una parte de la mercancía y ustedes la procesan y la transportan —él dice, como si fuera así de fácil. —Es demasiado, no pueden exigir tanto si nosotros procesamos. Les había dicho por teléfono que les daría un diez por ciento menos que su propuesta. Así que no veo porque nos hacen venir para que las reglas del juego cambien —hablé, con voz seria, pero completamente firme. —No es demasiado, Charlotte quise que hicieramos negocios principalmente
CharlotteEl revuelo pasó luego de unas horas. Afortunadamente este sitio no era tan visible para los policías o para cada uno de los que estaban aquí. Salimos cuando los invitados comenzaron a desalojar la casa, era algo simple, sentían la amenaza con todo lo que había acabado de pasar. Caminamos por la casa, nadie lo echaba de menos, por lo visto no es tan bien querido por las personas con las que se rodea. Indiscutiblemente no podíamos pasar lo que quedaba de la noche en este lugar, era claro que corríamos el riesgo de que pudieran pasar en cualquier momento. Fuimos por nuestras cosas, buscaríamos un lugar cerca para podernos ubicar, me aseguraría que enviaran al menos una carga de mercancía de Smirnov para trabajar, al menos me encargaría de trabajar su mercancía, eso era lo mínimo que debía pagar por su traición, algo que no se perdona en este negocio es la traición. Sacamos nuestras maletas encontrándonos en el camino a las personas que se encargan del cuidado de ese sujeto.
CharlotteMe acerqué a ella, sus ojos brotaban de miedo, sus pupilas estaban completamente dilatadas. Analizo el desorden de mi oficina y de inmediato me imagino lo peor. Aunque recuerdo que ella dijo que todo estaba bien, no puedo negar que un mal presentimiento aparece —¿Qué sucedió? porque sencillamente no me respondes, te da miedo la reacción que pueda tener —dije, ella solo miraba a todo lado—. Solo que no deberías tener miedo, no soy un ogro —dije, guiñando mi ojo. —No, no pasó nada grave. Estaba dejando las cuentas listas del pedido que entregamos. —Ella se pone de pie, haciéndose a un lado para que pueda pasar a sentarme—. Tan solo fue que me confundí con algunas cosas —habla sin sostenerme la mirada. —Ah eso es bueno, porque en estos momentos estoy dispuesta a escucharte, para que te puedas retirar. Necesito todas las cuentas claras, ya sabes que no me gustan los rodeos. —Claro, ¿Quieres algo de beber? —pregunta con su cabeza abajo, como siempre la mantiene hacia mí. Su
CharlotteMis planes habían cambiado, liberar todo ese estrés que tengo en el momento en mi cabeza no será tan sencillo. Miro el mensaje, creo que el dueño de ese mensaje es el indicado para que eso suceda.Observó la dirección una y otra vez, formas de que me dijera que no iba a caer tan fácil, es difícil resistirse a la pasión que corre al menos de mi parte. Mi cabeza aún estaba caliente, la tradición es lo peor que puede existir en este negocio, y Nicol se encargó de ponerme a prueba y de eso no saldrá bien librada. Le envié un mensaje a Luciano, con la indicación de que esa traidora no salga de ese lugar al menos de que quiera hablar y decir la verdad, igual tengo que averiguar sí Julie de verdad tuvo que ver o simplemente fueron cosas que ella inventó. Una dirección era lo único que tenía, claramente este hombre me daba demasiada confianza, algo que no había ocurrido ocurrido con absolutamente nadie. Primero fui hasta la casa, ya que darme un baño era fundamental para poder ca
CharlotteMis pasos eran firmes, tenía que mostrar la seguridad que quizá por dentro me faltaba. Creo que esta es la peor idea que Adriano pudo tener y es que todo está jodidamente decorado y hace que en mis emociones haya un revoltijo. Adriano sirvió dos copas, con su boca no decía absolutamente nada, sin embargo, con su mirada estaba buscando ponerme nerviosa y eso no era tan fácil de hacer o al menos eso era lo que yo creía. —Quisiera saber ¿A qué se debe todo esto? Porque hasta donde recuerdo, no hay ninguna fecha especial para poder hacer este tipo de cosas —le dije y él se acercó y extendió una de las copas sobre mi mano mientras dio un suave beso en la otra y a su vez subió su mirada.—No necesita haber un motivo para celebrar, no obstante, en esta ocasión sí que lo hay. Quiero agradecer todo lo que has depositado en nosotros, la confianza que nos brindaste ha sido incluso mi mayor motivación, bueno nuestra mayor motivación. —Él guarda silencio y da un sorbo largo—. En reali
Charlotte Esta vez fuimos hasta un pequeño apartamento que tenía, hoy era yo quien iba a poner las reglas y él, debió obedecerme en absolutamente todo. Le hice señas a la persona que me estaba acompañando que quedó en el carro para que me siguiera, fuimos en mi carro. A pesar de que las ganas están consumiendo mi cuerpo de una buena vez, tenía que ser coherente con mis actos, porque es claro que un mal movimiento, podría convertirse en una mala jugada para mí. Voy conduciendo, sin sentirme siquiera intimidada por las miradas constantes por parte de Adriano. Mi teléfono sonó, revisé la pantalla y Luciano marcaba de forma insistente. Respondí, evitando que Adriano pudiera escuchar algo de aquella charla que pudiera tener. —Estoy demasiado ocupada, habla rápido y dime ¿qué se te ofrece? —le dije mientras giraba, aún estábamos a unos kilómetros para llegar al apartamento.—Me enteré que encerraste a Nicol, ¿Pudiste encontrar algo? —él cuestiona con su voz baja, aparentemente como si
Adriano Quisiera poder decir que las cosas me están saliendo tal y como las planee, sin embargo, es todo lo contrario. Esa mujer de algún modo está ganando y no lo puedo permitir, está ganando metiéndose en mi cabeza. Dejó las cosas en mi mesa, mientras tanto, voy a servir un poco de agua. Escucho algunos ruidos provenientes del pasillo y eso hace que me ponga completamente alerta. Tomo mi revólver y lo cargo, luego voy despacio, abro la puerta lentamente hasta observar unos pasos, algunas personas girando al fondo del pasillo de nuestra casa. Sigo sus pasos, apresuro mi caminado, en pasos silenciosos, cuando los encuentro, apuntó haciendo que esas dos personas me miren, no obstante, bajo el arma de inmediato, mi hermano estaba pasado de copas con la hermana de Charlotte. —¿Qué significa esto? —Lo miré enfadado. —Una amiga, ella es Lía. ¿No te parece linda? —habla Enzo con su voz carrasposa. —¿Cómo estás Lía? —Estiró su mano. —Muy bien, mucho gusto. —La miró de arriba a abajo.
CharlotteCamine directo a la oficina, el ambiente era demasiado tenso para mi gusto. Espero la llegada de Luciano, mientras reviso las cámaras del lugar. Me sirvo una copa, me impacienta que alguien esté trabajando a mis espaldas, que alguien me esté traicionando y yo sea tan estúpida que no me de cuenta. Está semana no nos fue muy bien, la verdad tuvimos una venta de mercancía a muy bajo precio y eso hizo que hubiera un desbalance en nuestra contabilidad. Sonrió mirando mis piernas, imaginar las manos de Adriano pasar por mi cuerpo, hace que me erice por completo. Es uno de los mejores amantes que he tenido y sin duda es el que más me motiva a repetir, imaginar su boca recorriendo mi cuello, sentir su aliento contra mi piel, son cosas que me electrocutan completamente. —Charlotte… —giro mi cuerpo al ver como Luciano entró—. Estabas muy distraída ¿Estás bien? —¿Cómo quieres que lo esté? me robaron, no solo eso, alguien entró a una de mis bodegas y sacó a Nicol, como el gran salv