41. Definitivamente tienes algo allí

Leonora

Mientras esperaba que su mejor amiga llegara, se contentó con intentar calmar su respiración y ralentizar los latidos de su corazón. Sus manos recuperaron un poco de calor, pero todavía se movían con nerviosismo. Intentaba evitar mover el brazo en el que tenía la vía intravenosa con la hidratación que le estaban colocando y se sentía como una hazaña imposible. Sus pies comenzaron a moverse entonces, ella dejó que el movimiento regular la relajara y pudo hacerlo lentamente.

Eso hasta que una enfermera abrió la cortina de privacidad que tenían alrededor de la camilla donde la estaban atendiendo con otro kit de pruebas.

-No quiero más pruebas -negó ella con fuerza -necesito marcharme. Ninguno de los doctores me dijo que me harían más exámenes.

La mujer la miró con sorpresa y revisó la hoja que tenía en las manos con guantes.

-Aquí me piden dos pruebas más -ella le explicó los nombres, pero no los reconocía -y el nombre de la paciente es Leonora Balboa, ¿es usted?

-Sí, soy yo -asi
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