Sedúceme, conquístame; si así, hazlo así. Me estás quitando el aliento, te robas mi capacidad para razonar y me conviertes en un ciclón de pasión que solo ansia tus caricias.IsabellaMe quedo completamente muda al escuchar la declaración de mi jefe, mi boca se seca y mis ojos se abren de par en par, incapaz de articular palabra alguna, después de él, yo tengo el poder total en la empresa. Tiene que ser una broma de su parte, no puede estar hablando en serio, mi mente se niega a aceptar la magnitud de sus palabras. La sala de juntas se ha quedado completamente en silencio mientras los ojos de mi jefe me perforan sin piedad.Siento que su mirada me traspasa, penetra mucho más profundo de lo que le puedo permitir y ahora sí, se apodera de mi alma y me convierte en su cautiva.«¿Por qué tus ojos se oscurecen tanto, querido lobo?»Me quedo sin aire, necesito salir de aquí o voy a desmayarme.—Confío en mi asistente, me ha demostrado ser eficiente y eficaz, además de que ha aportado muy bu
Algo se rompió y se encendió en mi interior cuando tus labios me probaron. Es una luz que me conduce a la oscuridad, pero mis pasos se niegan a seguir el camino que tu voz le indica.IsabellaSostengo la nota en mi mano con fuerza, sintiéndome culpable de lo que sucedió, sintiendo que fui usada por un hombre que no vale nada, sintiendo un asco horrible en mi boca que aún conserva el sabor de sus besos. Al llegar al piso del estacionamiento, camino con paso firme hasta el auto donde el señor Torres me espera. Lo saludo al llegar y subo sin perder tiempo, cierra la puerta y rodea para tomar su lugar detrás del volante.—¿Se encuentra bien, señorita Turner? —Alzo la vista y sus ojos se cruzan con los míos a través del espejo retrovisor.La nota sigue en mi mano, es como si se hubiese adherido a mi piel.—No es nada, solo estoy cansada. —Fuerzo una sonrisa—. Sigo sin acostumbrarme a la rutina del señor Castle —añado y él asiente.—No se preocupe, cuando menos lo espere, irá a su mismo rit
Beber de tu boca el elixir de lo prohibido es lo que ha condenado a mi alma a solo vivir por un suspiro de tus labios, una mirada de tus ojos y una caricia de tus manos.A vivir por ti.AlexanderIsabella tiene que ser mía. Este deseo que siento hacia ella solo se extinguirá cuando la tenga debajo de mí, suplicando por más. Sus labios son tan suaves y su piel, su piel es como la seda. No sé cómo no la desvestí, muero por ver toda su piel desnuda, quiero admirar cada centímetro de su cuerpo.Deleitarme al ver como se torna roja con cada palmada, embeberme en sus gemidos y jadeos, ahogarme con sus fluidos. Estoy seguro de que mi dulce Isabella tiene el mejor sabor de todas, incluso que las Zorras con las que me acuesto. Por primera vez ansío arrancarle cientos de orgasmos a una mujer antes de llenarla con mi semen.No creo que pueda salir de ella al correrme, quiero ver como la leche sale de sus agujeros.—Lo siento. —La estúpida secretaria interrumpe mis pensamientos—. Vine a ordenar l
Obsesión. Obsesión. Obsesión. Deseo.Tú.AlexanderTener a mi madre en casa me complica los planes, no quiero que ella se meta en mis asuntos, pero sin importar cuanto se lo pida o le exija que no lo haga, ella hará lo que se venga en gana. Respiro profundamente antes de que el ascensor abra sus puestas en el vestíbulo del departamento, Rogert me comentó algo sobre el pequeño intercambio entre Isabella y mi hermana.Por lo que me dijo no fue tan grabe, sin embargo, mi dulce asistente no se encontraba bien después de lo que sucedió entre los dos. Yo mismo me encuentro alucinando con devorarla por completo, con sumergirme en su pasión y beber cada gota de su locura.—Alexander, bienvenido hijo. —Mi madre se cuelga de mi cuello con fuerza, la rodeo con mis brazos sintiendo su calor.Amo a mi madre y la extraño, pero estoy acostumbrado a mi libertad.—¿No debería de ser, al contrario, madre? Soy yo quien tiene que darte la bienvenida. —Me besa en la mejilla antes de soltarme.Mi familia n
¿Por qué tus ojos son tan negros y brillantes?¿Por qué tus labios me sonríen de esa forma?¿Por qué me siento atraída por el aroma de tu piel?Porque yo, mi Cenicienta, soy el lobo de esta historia.AlexanderAl entrar en la oficina, la fragancia de su perfume me golpea, embriagándome por completo. Me siento tentado a abrir la puerta que nos separan y terminar con lo que empezó ayer, pero resisto mis impulsos y camino hasta el escritorio. Una nota en papel amarillo y arrugado me espera tranquila sobre una carpeta. Tomo la pequeña nota, pero enseguida la aplasto con mi puño.—¡Isabella! —grito sintiendo cómo toda la habitación tiembla debajo de mí—. ¡Isabella! —Nunca pierdo el control de esta manera, jamás le he gritado a mis empleados, pero esto simplemente altera por completo todo lo que soy.Todo en lo que me he convertido.—Señor Castle —balbucea al entrar.—¿Qué es esto? —El terror se dibuja en su mirada, la veo tragar saliva e intentar responder, pero solo abre y cierra la boca.
El fuego me quema por dentro, consume mi ser, lacera cada espacio en mi interior y aun muriendo mi último respiro es para pronunciar tu nombre.IsabellaSiento que me falta el aire, todo me da vueltas. Me dejo caer al piso con la espalda apoyada a la puerta, desde aquí puedo escuchar las voces de mi jefe y de esa mujer, pero tengo tantas cosas pasando por mi cabeza que me es imposible entender lo que dicen. Todo a mi alrededor da vueltas y un pitido agudo resuena en mis oídos mientras la vergüenza y la humillación se cierne sobre mí con pesadez.Mis ojos se llenan de lágrimas: amargas y saladas, es como si una tormenta hubiese estallado dentro de mí, me llevo las manos a la boca para evitar que mis sollozos se escuchen al otro lado, siento el retumbar de mi corazón en los tímpanos y un cosquilleo por toda la piel que se concentra en mi intimidad haciéndome consciente de mi brutalidad, de mi estupidez.La vergüenza me abraza con fuerza, ahogando los gritos internos que desgarran a mi a
Pecado, vergüenza, mentira, tú, yo, pasión, amor, dolor. ¿Qué nos espera? No lo sé, pero no puedo dejar de besar tu boca.IsabellaSigo sin poder procesar lo que acaba de decir mi jefe, solo puedo fijarme en cómo el rostro de la mujer delante de mí se desfigura por completo, perdiendo toda la belleza de la que hace gala. La mano de Alexander se mantiene firme en mi cintura dándome estabilidad y estoy completamente segura de que puede sentir el temblor del que soy víctima, mi corazón late acelerado y mis pulmones por más que se esfuerzan no consiguen tomar todo el oxígeno necesario para que yo no pierda la consciencia.Pero sigo en pie, escuchando sin escuchar.Quiero decir algo, intervenir en la discusión, pedirle una explicación a mi jefe, pero no consigo formular ni una sola palabra coherente en mi cabeza. Mis labios están sellados y siento la boca seca. La mejilla me duele, el cuero cabelludo me arde, sin embargo, es lo que menos me importa justo ahora.—No puedes juzgarme, Alexand
La tormenta se cierne sobre mí, pero la siento dentro. Donde un ciclón y un tornado luchan por acabar conmigo.IsabellaAbro los ojos queriendo estar en mi cama, queriendo pensar que lo que sucedió solo fue un mal sueño. Sin embargo, la voz de Rebecca me devuelve a la realidad. Maldigo mentalmente y me encomiendo a cualquier ser supremo que tenga el poder de sacarme de esta situación.—¿Te sientes mejor? —Su voz es suave, pero su mirada sigue llena de preocupación.Suspiro.—No sé cómo sentirme en realidad —confieso y ella asiente.—No te preocupes, llámame luego de que hables con Alexander. —Lo mira a él y luego a mí—. No haré nada hasta que tú no me digas que estás de acuerdo con el plan del imbécil de tu jefe —añade y se pone de pie.—¿Qué plan? —Me incorporo para quedarme sentada.—Él te lo explicará, nos vemos más tarde. —Me sonríe antes de darse la vuelta y caminar hacia la salida.Se murmuran algo que no consigo escuchar cuando ella pasa a su lado, para luego desaparecer, deján