El fuego me quema por dentro, consume mi ser, lacera cada espacio en mi interior y aun muriendo mi último respiro es para pronunciar tu nombre.IsabellaSiento que me falta el aire, todo me da vueltas. Me dejo caer al piso con la espalda apoyada a la puerta, desde aquí puedo escuchar las voces de mi jefe y de esa mujer, pero tengo tantas cosas pasando por mi cabeza que me es imposible entender lo que dicen. Todo a mi alrededor da vueltas y un pitido agudo resuena en mis oídos mientras la vergüenza y la humillación se cierne sobre mí con pesadez.Mis ojos se llenan de lágrimas: amargas y saladas, es como si una tormenta hubiese estallado dentro de mí, me llevo las manos a la boca para evitar que mis sollozos se escuchen al otro lado, siento el retumbar de mi corazón en los tímpanos y un cosquilleo por toda la piel que se concentra en mi intimidad haciéndome consciente de mi brutalidad, de mi estupidez.La vergüenza me abraza con fuerza, ahogando los gritos internos que desgarran a mi a
Pecado, vergüenza, mentira, tú, yo, pasión, amor, dolor. ¿Qué nos espera? No lo sé, pero no puedo dejar de besar tu boca.IsabellaSigo sin poder procesar lo que acaba de decir mi jefe, solo puedo fijarme en cómo el rostro de la mujer delante de mí se desfigura por completo, perdiendo toda la belleza de la que hace gala. La mano de Alexander se mantiene firme en mi cintura dándome estabilidad y estoy completamente segura de que puede sentir el temblor del que soy víctima, mi corazón late acelerado y mis pulmones por más que se esfuerzan no consiguen tomar todo el oxígeno necesario para que yo no pierda la consciencia.Pero sigo en pie, escuchando sin escuchar.Quiero decir algo, intervenir en la discusión, pedirle una explicación a mi jefe, pero no consigo formular ni una sola palabra coherente en mi cabeza. Mis labios están sellados y siento la boca seca. La mejilla me duele, el cuero cabelludo me arde, sin embargo, es lo que menos me importa justo ahora.—No puedes juzgarme, Alexand
La tormenta se cierne sobre mí, pero la siento dentro. Donde un ciclón y un tornado luchan por acabar conmigo.IsabellaAbro los ojos queriendo estar en mi cama, queriendo pensar que lo que sucedió solo fue un mal sueño. Sin embargo, la voz de Rebecca me devuelve a la realidad. Maldigo mentalmente y me encomiendo a cualquier ser supremo que tenga el poder de sacarme de esta situación.—¿Te sientes mejor? —Su voz es suave, pero su mirada sigue llena de preocupación.Suspiro.—No sé cómo sentirme en realidad —confieso y ella asiente.—No te preocupes, llámame luego de que hables con Alexander. —Lo mira a él y luego a mí—. No haré nada hasta que tú no me digas que estás de acuerdo con el plan del imbécil de tu jefe —añade y se pone de pie.—¿Qué plan? —Me incorporo para quedarme sentada.—Él te lo explicará, nos vemos más tarde. —Me sonríe antes de darse la vuelta y caminar hacia la salida.Se murmuran algo que no consigo escuchar cuando ella pasa a su lado, para luego desaparecer, deján
¿Eres tú el lobo?¿Vas a comerme?Déjame el corazón, solo te pido, no lo destruyas, por favor.IsabellaLas palabras de mi jefe causan estragos en mi interior, es como si de verdad le importase mi situación cuando ambos sabemos que lo único que desea es llevarme a la cama. Me alejo disimuladamente de su lado, el aroma de su perfume, su aura, su manera de mirarme, todo en él, me asfixia.Aunque la verdad es que muero, porque de nuevo me tome entre sus brazos y me bese con la misma intensidad de antes. Debo de estar desquiciada para desear que se repita, cuando precisamente eso fue lo que nos puso en esta situación.—Necesito pensar bien en las condiciones que pondré, pero por lo pronto puede contar conmigo para continuar con esta mentira. —Un sabor amargo impregna mi paladar al pronunciar esa horrible palabra.Daría toda mi sangre para que todo esto sea verdad.—Puedo invitarte a cenar y me hablas sobre esas condiciones. —Se acerca cuál depredador provocando que mi corazón de nuevo se
En ti se condensan todos y cada uno de mis vicios. Pero eres inalcanzable y tan accesible a la vez, algo de ti domina todo de mí.AlexanderEs difícil mantener una actitud distante con Isabella, cuando lo único que deseo es arrancarle la ropa y saborear cada centímetro de su piel. Pero necesito que ella acepte seguirme en esta farsa, Laura significó mucho en mi vida, cuando era un imbécil cegado por los sentimientos, no le voy a dar el gusto de que piense que sigo aferrado a su recuerdo.Creí que no sentiría nada cuando la volviera a tener en frente, sin embargo, su presencia removió cada molécula de mi ser. Es como si todo lo que sentí aquel día lo hubiese revivido en el instante que cruzó la puerta: la rabia, la impotencia, el dolor, la decepción.No fue fácil aceptar que las dos personas en las que más confiaba me habían traicionado. Teníamos tantos planes juntos, esta empresa sería de los tres, juntos saldríamos adelante, pero… los malditos me clavaron un puñal en la espalda.Me d
Tu mirada es la de un ser corrompido hasta la médula, tu sonrisa la de un ángel caído en medio de las llamas del infierno, tu voz es el canto lujurioso de una sirena en pleno éxtasis celestial.AlexanderNo entiendo que es lo que sucede conmigo, es la primera vez que soy algo duro con mi mamá, por lo general la dejo hacer lo que ella quiera, pero justo ahora cuando se trata de Isabella, prefiero que se mantenga al margen de todo lo que sucede. Siempre hago las cosas a mi modo y siempre he tenido buenos resultados, esta vez no será diferente. Tendré todo lo que quiero.—Solo no quiero que te destruyas y destruyas a esa joven, ella no tiene la culpa de que aún tengas bien puestos los pantalones. —Su voz, aunque suave y serena, es un golpe directo.—No voy a dañar a nadie y menos a Isabella —afirmo, pero no estoy muy seguro de que ella no salga herida de todo esto.Tengo que ser claro desde el principio para que no se haga ilusiones. —De verdad, espero que tengas razón, hijo. —El timbre
Beber de tu manantial es lo que ansío. Perderme en tu piel es mi deseo. Saborear tu lujuria, mi anhelo. Gritar tu nombre, mi locura.AlexanderLas palabras de mi hermana continúan resonando en mi cabeza, yo le gusto a Isabella, eso lo sé, puedo sentirlo, verlo cuando la tengo entre mis manos. Su lengua me lo confesó cuando la acaricié con la mía la primera vez. Su cuerpo es tan expresivo y su piel tan receptiva, ansío conocer sus límites y saber cuánto puede resistir antes de correrse.En la sala de juntas estuvo a punto de hacerlo. Hubiese sido glorioso contemplar la forma en la que su cuerpo se liberaba sin haberle quitado ni una sola prenda de vestir. En poco tiempo llego al edificio donde vive Isabella. La fachada es modesta y limpia, me estaciono en frente y le escribo un mensaje para avisarle que ya estoy aquí. Me responde con un simple “ok”.Aún faltan diez minutos para la hora acordada, de los cuales solo tengo que esperar cinco para que salga y me hipnotice. Sin embargo, todo
Destruiría el mundo solo por ti, no temo manchar mis manos de sangre si con eso consigo mantenerte junto a mí.AlexanderLe dedico una última mirada a la pareja que ahora mantienen una discreta discusión antes de rodear y subir de nuevo. El ambiente dentro del auto es tenso, no sé cómo debo actuar o qué debo hacer para que no se sienta avergonzada o para que no se arruine todavía más la noche.—No tenemos que hablar de lo que sucedió, si no quieres hacerlo, Isabella. —Respira profundamente antes de alzar su mirada oceánica hacia mí.¡Maldición de nuevo me siento hechizado por ella!—Buenas noches, señor Castle —saluda y sonríe tímida—, no sabía que debía usar, espero haber elegido bien. —Lleva puesto un vestido negro y sobre este un abrigo del mismo color de sus labios.Asiento entendiendo que realmente no quiere hablar sobre lo que pasó. Es extraño que use abrigo en esta época del año, recién inicia el otoño, el clima es agradable, sin embargo, es lo de menor importancia en este mome