Derek Meyer
Podia darme cuenta lo empecinada que podía ser Julie Peterson. Tuve que convencerla que no se fuera en un taxi a mitad de la madrugada. Se duchó sola excluyéndome como si no existiera, tomó otra copa de Vino y se recostó en el diván de la sala como toda una Diva.
—Ven conmigo a la cama, Tsunami. No era mi intención haberte hecho enojar— me disculpe sin acercarme a ella, contemplándola cruzado de brazos.
— No estoy molesta— se defendió. Algo en su expresión me recordó a una niña malcriada. Se veía absolutamente adorable con su rostro altivo y su nariz perfectamente perfilada.
—¿Entonces porque no vienes a la cama? Se te ve incómoda ahí— dio un respingo y centro su vista a la ciudad, ignorándome una vez más.
Me recosté al marco de la puerta y la observé en silencio. Era una diosa preciosa, divina y yo había sido tan grosero como para humillarla por la misma pasión que yo no pue
Erika CamelSalí del departamento de Derek replanteándomelo todo, hasta si era necesario ser la dueña de una empresa y luchar con uñas y dientes por ser la número uno del mercado. A pesar de que el tiempo con él era absolutamente increíble, me confundía más a cada instante que pasaba con él. Me sorprendía, me inspiraba.¿Realmente valía la pena arriesgarlo todo, o tanto por ese hombre? La pregunta quedó dando vueltas en mi mente. Por una parte no, pero por otra… Si, absolutamente una y mil veces si. YQpñMe temblaban los pies con tan solo
Erika Camel Trato de no pensar en Mark, pero no deja de insistir telefónicamente, aún no olvido del todo el último día en que lo vi. Ese día terminamos definitivamente, ahora me doy cuenta que fue una sabia decisión. INICIO DEL FLASHBACK La cena está lista y Betty, mi dulce Nana, entra en el despacho donde estoy concentrada preparando mi discurso; para anunciar que mi padre ya bajó y espera por nosotros para que la mesa sea servida. Mark, mi novio está sentado frente a mi, leyendo la prensa desde su teléfono e ignorando descortésmente la presencia de la nana en el despacho. Hoy está aún más pesado que de costumbre. El que me haya negado a acompañarlo
Derek MayerYa ha pasado casi un mes desde que vi a Julie Peterson por última vez. ¡Un jodido y extenuante mes! No tengo idea cómo he logrado aguantarme y reprimirme tanto las ganas que me carcomen d e tener su lujuria en mi cama. Esa mujer ronda en mi cabeza noche y día, estoy a punto de pensar que estoy cerca de enloquecer del todo, solo por ella. La forma en que la pienso ronda la obsesión. Creí que al tenerla una vez más me curaría, pero al contrario, el morbo que me produce es mi m*****a enfermedad. He intentado no llamarla, sobre todo por la forma en que se marchó después de nuestro último encuentro en mi apartamento. No se despidió, ni me dio la oportunidad de hacerlo yo. Tan solo huyó de mi, después de entregarse como la mejor de las cortesanas o la amante más romántica.Es una bruja Sensual, que le puso un nombre extraño a mi pe
Derek Meyer Espero en silencio mientras que Dominico se lleva a Amaya con dirección a la clínica, para que desinfecte las marcas de las uñas de Rocci de su rostro. La pobre chica ha comenzado a llorar, y no puedo hacer otra cosa que sentirme molesto.Después de que mi ex prometida soltara semejante bomba atómica todo quedó en silencio. El hombre de seguridad se marchó disculpándose con gestos por haber puesto una mano encima de la que supuestamente sería la vasija para que el heredero de su jefe, mi heredero llegara al mundo.Haciendo un esfuerzo enorme por calmarme, camino hacia el bar de la esquina del despacho y le ofrezco un vaso de agua a Rocci para intentar que se relaje. La instó para que se siente y respiro profundo, no sé si quiera tener esta conversación. Si su historia es cierta, no debería estar armando estos shows por su propia salud y la de el bebé que lleva en el vientre.Regreso junto al escritorio y me re
Erika Camel Ha sido un mes difícil a nivel emocional, pero sencillo en el ámbito profesional. Mis negocios han marchado implacablemente inmejorables, por decirlo de algun modo. Ese es el beneficio de crear una corporación que trabaja como los engranajes de un reloj suizo, «si, de esos de los que le encantan a mi padre. Esos que tienen el valor de 200 salarios mínimos anuales» Es así, cada puesto en mi compañía tiene un fin, un propósito. Con los años, mis departamentos se han especializado, funcionando como células madres que se especializan y se transforman en nuevas células capaces de hacer lo que hace falta con exactitud. ¡Así que no!, no es el trabajo, o el exceso de este lo que me tiene sin dormir en las noches. Lo que me quita el apetito y me revuelve el estómago. Parezco estar detenida en el recuerdo de Derek Meyer, mientras la vida ha seguido. Julie ha trabaj
Derek Mayer—¿Señor Derek puedo entrar?— la voz de mi asistente me saca de mi concentración, pero me alegra mucho el que esté de vuelta. Levantó la vista y la veo llegar en ropa informal usando unos jeans y una remera Jlo. Camina muy despacio como si cargara algún tipo de resentimiento oculto por lo qué pasó con la loca desquiciada de Rocci. Lo cierto es que yo también estoy igual, ese día esa mujer súpero todo límite de lo posible. —Adelante Amaya— la invitó a pasar poniéndome de pie y esbozando una sonrisa forzada. Le debo una disculpa a esta chica del tamaño del sol, y se la pretendo dar todas las veces que sea necesario.En su rostro ya cicatrizado, las marca
Erika Camel Finalmente salí de casa con lágrimas en los ojos que me molestaba en ocultarle a Julie, más estoy segura que ella las vio. Ella antes me había visto llorar decenas de veces , pero no por un hombre«eso nunca... no hasta ahora» . Mas yo no podía hacer nada más, esto también era nuevo para mi. Así de fuerte me había pegado la foto de Derek junto a Rocci Drake en aquel restaurante. Y ahora, aquí estamos, como buena cornuda por decisión, ahogando las penas con alcohol. Llevamos tres horas en el night club Tango, tres horas de las cuales he bebido como un marinero borracho todo el tiempo, y he maldecido a mi destino la mitad. A mi camarada Julie, a ella con el alcohol no es muy difícil de convencer, también bebe como estibador del puerto. Mi despecho se ha apropiado de media botella de tequila y
Derek Meyer «¿Qué pasa contigo Derek Mayer?» me pregunto en voz alta, sin preocuparme porque alguien llegue a escucharme. Solo espero que las voces que gritan en mi mente no me respondan, pues sino esto se pondrá bien jodido. Caeré en cuenta que termine por enloquecer, con la triste convicción que ni siquiera estando desquiciado, tendré la compañía d ela mujer que necesito.Siento que la cabeza me va a estallar. Siempre me había sentido orgulloso de mi fortaleza mental, y mi resistencia ante los problemas, aunque esto fuera un talento adquirido con disciplina férrea y feroz entrenamiento, me hacía sentir diferente y seguro de mí mismo. Algo cambio en mi, no estoy seguro si fue desde la muerte de mi madre, o desde que metí en mi cama a cierto Tsunami de pelo negro.Este trimestre va siendo desastroso, si no acaba pronto va a exigir de mi, mucho más de lo que estaba dispuesto a entregar. «Esto costará mi e