El lunes después de Acción de Gracias, Trisha aterrizó en Casa Blotter después del almuerzo, cuando los Collins ya se habían ido. No me dio tiempo ni de saludarla.
—¿Viste la noticia? —exclamó, poniéndome el teléfono en la nariz.
Me eché hacia atrás para leer el titular y fruncí el ceño, tratando de entender lo que decía. Brandon Price dejará Cazadores luego de la próxima temporada. ¿Qué carajos?
Trisha vio mi cara de estupefacción absoluta y me empujó hacia el salón oriental.
—¿Se puede? —preguntó antes de empujarme dentro.
—Pasen.
Me hizo sentar en el sillón bajo la ventana y se fue.
—¿Estás bien, Fran? —preguntó Ann.
—Sí, sí, sólo sorprendida &m
Una semana. Eso fue cuanto pude resistir. Mi conversación con Amy sobre Brandon resultó ácido de batería en mi mente, corroyendo mi decisión de tener una vida libre de Cazadores.Era domingo por la tarde, y el mundo desde todas las ventanas estaba cubierto por el blanco más puro que hubiera visto jamás. Había estado nevando al menos un par de horas cada día desde que regresara de Pennhurst, y el único quitanieves a cargo de mantener Greenwich Road abierto no daba abasto.Tras el incendio en la casa de huéspedes, Mike había contratado a los mejores deshollinadores de todo Massachusetts, para asegurarse que a las chimeneas de la mansión no les diera también por los fuegos artificiales. Así que yo ahora tenía calefactores con llamitas pequeñas pero reales en la cocina, el salón oriental, mi dormitorio y el estudio.Domingo por la tarde, decía. Blanco hasta donde alcanzaba la vista desde el sillón bajo la ventana del salón oriental. Alabé la última obra de arte de C
Trisha se las arregló para volver a casa antes del anochecer del lunes. Había tenido que dejar su auto en Boston, tomar un bus a Worcester, otro de allí a Hardwick y caminar los cuatro kilómetros del pueblo a la mansión. Pero lo logró, y la agasajé con una buena cena, antes de mandarla a darse un baño relajante y dormir en su cama cómoda y calentita.Yo todavía estaba toda alborotada por la llamada de Brandon, pero lo hice a un lado para escuchar las aventuras de mi amiga en la nieve. El martes por la mañana, cuando Trisha bajó para dejar que Susan hiciera ruido en el segundo piso, yo ya estaba más calmada y se lo conté con aire casual.—Sí, me escribió anoche —dijo, luchando por pasar del estado parada al realmente despierta—. Unas pocas palabras: hagámoslo después de Año Nuevo. ¿Vuelves con él después de la fiesta?Buena idea. Si los caminos estaban abiertos, tal vez aceptara la invitación a pasar un par de días conmigo en Casa Blotter. Sería
Por supuesto que estaba en el baño cuando sonó el timbre en lo de Amy. No cualquier baño, sino el más alejado de la puerta. Les presento a mi sexto sentido. Crucé el apartamento apresurada, el corazón desbocado, e irrumpí en la sala. Apenas me detuve a cerciorarme que era él. Un instante después, caía en sus brazos abiertos.No reímos, no hablamos, no nos besamos. Nos quedamos ahí parados, abrazándonos con fuerza. Y fue tan extraño. Porque en ese momento en sus brazos, mi mejilla contra el pecho donde su corazón latía con tanta fuerza como el mío, sintiendo el peso ínfimo de su cara contra mi cabello, sentí que desde que saliera de puntillas de su habitación del hotel, había estado echando en falta algo vital que ni siquiera había advertido que me faltaba. Pero ya no. Ahora volvía a estar completa, plena.No sé cuánto nos demoramos así, un minuto o un año. Pero en algún momento él besó mi cabello y aflojó su abrazo, lo suficiente para que alzara la vista hacia él. Tan
A la mañana siguiente, Boston había desaparecido en la tormenta. Brandon había planeado que fuéramos de compras, pero saltaba a la vista que no podríamos siquiera salir del hotel. Así que decretó que nos quedaríamos descansando hasta el almuerzo, y luego iríamos al spa. No que fuera a negarme.Le robé una camiseta, todas ellas blancas o gris claro, imagínense, para llevar la bandeja con los restos del desayuno a la cocinita. De regreso al dormitorio, descubrí que se había puesto los bóxer sin mi permiso y se había sentado en la cama a escribir algo apresurado en un cuaderno gordo. Cuando me vio volver, me indicó que regresara a la cama y arrojó el cuaderno a su bolso.Pasamos el resto de la mañana abrazados en la cama, platicando, mayormente sobre las cosas que seguía descubriendo desde la limpieza. Después del almuerzo, tuvimos qu
Fue una suerte que ya fuera tarde, de modo que el restaurante estaba casi vacío. Lo cual equivalía a que sólo lo interrumpieron una docena de veces. Para ser sincera, había que respetarle su paciencia para saludar a cada persona, dejar de comer, pararse para una selfie o firmar un autógrafo. No parecía disfrutarlo ni molestarlo. Como que era parte de su trabajo, de su vida, y ya lo tenía completamente asumido.Después de otra tarde de pereza, me sorprendió con reservaciones para uno de los mejores restaurantes de la ciudad. Los limpianieves habían estado trabajando sin pausa durante los últimos tres días, y ahora que la tormenta había amainado un poco, se podía conducir con precaución. Esta vez nos sentamos en un reservado, a un costado del salón principal, y nadie vino a interrumpirnos.De regreso al hotel, comentó que tenía que hacer unas llam
Me costaba dar crédito a mis ojos cuando me paré ante el espejo de cuerpo entero. Brandon había contratado a una estilista para que se encargara de mi peinado y mi maquillaje para la fiesta, y ahora que le había agregado el vestido que compráramos el día anterior, me parecía estar viendo a otra persona. Honestamente, no tenía idea que pudiera llegar a verme tan bonita.Brandon se paró detrás de mí y apoyó sus manos en mis hombros, mirando mi reflejo de arriba abajo con su sonrisa más cálida.—Mira. Ahí tienes a mi modelo preferida —susurró en mi oído.Antes que pudiera responder, me rodeó la cintura con su brazo y se apretó contra mi costado para la típica selfie en el espejo. Entonces giró hacia mí y dejó que sus ojos resbalaran hacia mis labios.—Mierda. Debería permitirte llegar a la fiesta con el maquillaje intacto, ¿no?—Te conviene —repliqué, muriendo por besarlo.Alzó un dedo y se apresuró a ir a buscar algo en su bolso. Regresó con u
Mike había limpiado la entrada de autos hasta el portón, así que Brandon no tuvo inconveniente en acceder con la camioneta para estacionarla a pocos pasos del porche de la mansión. Por suerte me acordé de activar la app apenas me apeé, porque la puerta principal se abrió sola un momento después. Brandon vaciló, así que tomé su mano para que caminara conmigo.—¡Feliz Año Nuevo!— ¡Felicidades, mellizos! ¿Trisha no está?—Aún no llega.—¡Ven, ven!—En un momento.Brandon se había detenido con expresión suspicaz. Solté su mano para abrir la app SLS y le mostré las dos figuras de palotes, de pie en el porche junto a la puerta abierta. Dos adultos.—Deben ser Ann Marie y Edward —tercié—. Para
LIBRO 2: EL CORAZÓN DEL CAZADORSeguiremos regresandoHasta que lo comprendamosHemos estado aquí un millón de vecesNo te olvidaréYa no logro recordarme sin tiPero no puedo llamarte mía.—Daughtry, Call You Mine*LA TIERRA DEL INVIERNOCalificar lo que siguió como un momento difícil sería casi una ironía.Trisha me halló dos días después en mi cama, donde me había derrumbado cuando Brandon se fuera, y donde seguía cuando ella volvió a casa, haciendo lo único que podía hacer: llorar. Sólo me levantaba para ir al baño, y en una de esas ocasiones vi la esquina del edredón asomando del ropero. El edredón con el que Brandon y yo nos habíamos abrigado la primera vez que durmiéramos juntos, antes de liberar a Kuj