Al correr hacia la escalera tuve un atisbo de la gran habitación del primer piso, que se veía como si acabara de ser golpeada por un huracán, pero no le presté atención. Corrí escaleras arriba e irrumpí en el dormitorio. Me quedé petrificada apenas crucé el umbral. Mi corazón, que latía como si estuviera a punto de estallar, quedó detenido y todo dio vueltas a mi alrededor.
Brandon estaba en la cama, inconsciente, con un corte en la frente que sangraba sobre su cara y su camiseta. Cake estaba a su lado, levantando sus piernas para terminar de acostarlo.
—Se tropezó en la cocina y se golpeó la cabeza con la isla —jadeó Cake, sin aliento luego de cargar el peso muerto de Brandon por las escaleras.
No podía respirar. No podía pensar. No podía hablar. No podía moverme.
—¡Fran! ¡Tráeme una toa
Desperté a eso de las tres. Brandon dormía tan profundamente, que pude escurrirme entre sus brazos sin que se diera cuenta. Al regresar del baño oí ruidos en la planta baja. Entonces recordé la zona de desastre que era la sala cuando llegara. Me vestí y bajé atándome el pelo.Guadalupe había llegado mientras dormíamos, y su gran sonrisa al verme me desconcertó. Ella y Cake habían intentado restaurar un poco la sala, pero la gran habitación aún se veía como si nos hubieran visitado los muchachos de La Naranja Mecánica. La cocina todavía era un caos, llena de vidrios y tazones rotos, y vino y toda clase de cosas volcadas en el suelo. Y cuando digo toda clase de cosas, me refiero a que hasta había charcos de mayonesa. Así que me puse un delantal, guantes de goma y me dispuse a limpiar la zona de desastre número dos.Guadalupe y Cake c
A la mañana siguiente nos levantamos temprano. Brandon tenía que ayunar antes de la cirugía, pero no importaba, porque estábamos tan ansiosos que no teníamos apetito. Cake llegó cuando bajábamos. Se veía descansado y diez años más joven que la noche anterior.De camino al hospital, aproveché que estaba sola en el asiento trasero del auto para escribir varios mensajes. A Amy, para que supiera que había llegado bien a Los Ángeles y todo había salido bien con Brandon. A Isaac, para que supiera que ya estaba en la ciudad, yendo al hospital con Brandon, y que le avisaría cómo había salido la cirugía apenas lo supiera. Y por último a Harry, para pedirle que le recordara a Hugo que enviara toda su luz y a todos sus ángeles para que vinieran a echarnos una mano.—¿A quién le escribes tanto? —preguntó el con
Me incorporé sobresaltada al oír que Brandon se movía. Sus dedos se agitaron levemente y cubrí su mano con la mía, mi corazón latiendo con fuerza. Su cabeza se inclinó un poco hacia mí y entreabrió los labios.—Tranquilo —susurré.Intentó hablar y frunció el ceño.—Tranquilo, amor. La cirugía salió bien.Sentí que trataba de presionar mis dedos. Tomé su mano y la llevé mis labios.—Salió bien, Bran —repetí, por las dudas—. Vas a recuperar la vista.Su suspiro tembloroso me indicó que había comprendido. Su otra mano se alzó con lentitud a palpar el vendaje que cubría sus ojos.—Eso se quedará allí por varios días.—¿Salió bien? —musitó, mientras sus dedos exploraban el
Contra todo pronóstico, Brandon resultó el paciente más dócil y obediente del mundo. Creo que el susto de haber estado a punto de quedar ciego le dio un nuevo significado a esta oportunidad de recuperar su vista por completo. Jamás se quejó por la molesta crema que tenía que aplicarse directamente en los globos oculares, jamás olvidaba ponerse las gotas ni tomar las medicinas, dormía boca abajo, no se quitaba los protectores oculares en ningún momento.La primera semana fue obviamente la más difícil, mientras todavía tenía los vendajes. Sin embargo, su determinación de seguir las instrucciones del doctor, costara lo que costase, nos ayudó a adaptarnos con mucha más facilidad de lo que me había atrevido a esperar. Tal como dijera el médico, Brandon había estado bajo tanta presión durante las últimas dos semanas, que estaba ex
Todos los equipos regresaron a Los Ángeles un par de días después, a pasar las fiestas en sus casas, y Brandon decidió que se sentía lo bastante osado para agasajarlos con una cena en un restaurante donde solían reunirse.Sería su gran regreso a la vida social, poniendo fin a cuatro meses de reclusión y oscuridad. Y para dar relevancia a la ocasión, me advirtió que Cake le había pasado la información a un par de reporteros.—¿O sea que mis amigos estarán allí?—Imagino que sí. El problema es la veda que les impusiste. No quiero que te dejen fuera del informe. Al contrario: quiero que todo el mundo sepa que estamos juntos.Alcé la vista hacia él suspirando. Pero como me venía pasando en esa última semana, encontrar sus ojos enfocados en los míos me hacía tan feliz que no pude negarme.
LIBRO 1: LA SOMBRA DEL CAZADOREn lo más oscuro de la nocheEsperando que llegue la luzCuando los demonios en tu menteTe recuerdan el daño causado.Siempre hablando, tanto por decirComo un fantasma que acosa desde la tumbaY el cielo parece tan lejano.—Daughtry, Changes Are Coming.* * *Cien PalabrasTodos conocemos a Brandon Price. Sabemos que es innovador y temerario. Carismático, arrogante, seductor, y la larga lista de adjetivos que críticos y admiradores de todo el mundo compiten por endilgarle.Para mí, Brandon Price es el hombre que enfrentó sus miedos más profundos, que toleró un dolor indescriptible, sólo por ayudarme.Porque no necesitaba venir. Seamos realistas: hay cien lugares mejores para un final de temporada. ¿Los que me vienen a la cabeza? Waverly Hills, Trans Allegheny, Brushy Mountain State Pen. Todos ofrecen material para una temporada entera, y un final de temporada por todo lo alto.Pero él regresó a Casa Blotter. Y lo hizo sólo para ayudarnos, a mí y a la e
Me sorprendió ver entrar al abogado menos de cinco minutos después, un señor mayor con un traje impecable, una carpeta de cuero negro y una sonrisa agradable.—Señorita Garner —me saludó, con modales tan impecables como su traje—. ¿Té, café?—No, gracias.—Entonces al asunto que nos ocupa. —Se sentó a la cabecera de la mesa y descansó ambas manos sobre la carpeta antes de volver a enfrentarme—. Dígame, señorita Garner, ¿le habló su difunta madre de la señorita Grace Blotter?Asentí. Sí, mamá me había contado sobre esta señora, una renombrada profesora de literatura que fuera su mentora en la universidad. Pero no se me ocurría qué podía tener que ver conmigo. ¿Y cómo era que este abogado de ricos y famosos sabía que mamá había muerto?Imagino que mi cara me delató, porque Jenkins sonrió y se explicó con tono de abuelo leyéndole un cuento a su nieto.—Su madre fue la alumna preferida de la señorita Blotter, entre todos los estudiantes que tuvo durante sus décadas de docencia en Harvard,
Los pasos me despertaron a medianoche. Parecía que alguien recorría la galería del segundo piso, bajaba las escaleras y se alejaba hacia la biblioteca.Contuve el aliento, paralizada de miedo, mi corazón batiendo como un tambor. Hasta que recordé donde estaba: una casa revestida en madera por dentro y por fuera en el medio de la nada. No era un ladrón. Era la casa crujiendo. Me di la vuelta y seguí durmiendo.Me tomó un par de días aburrirme de explorar la mansión, revisar cada habitación, admirar la decoración y las pinturas, estudiar cada retrato de los Blotter, vagar por el bosque hasta el Quabbin. Sentía que era imposible cansarme de disfrutar el paisaje y llenar mis pulmones con ese aire tan puro que olía a árboles. La mansión también tenía su olor particular. A casa antigua, por supuesto, pero también olía a hogar. El hogar de alguien que no era yo, aunque me sentía cómoda viviendo allí.De lunes a sábado, Susan y Mike llegaban a las nueve y se movían con sigilo, limpiando y arr