Ese verano aprendí que, a veces, no sientes de inmediato los golpes más fuertes. Pasé el resto de junio disfrutando los pequeños detalles de mi vida simple y anodina. El señor Edward cumplió su palabra y logró inscribirme en dos cursos que comenzarían a fines de agosto, de modo que tenía mucho para leer antes de que iniciara el semestre. El joven Charles era divertidísimo, y me alegraba que Charlotte permaneciera como una adulta de poco menos de treinta años, convirtiéndose en la compañía que Lizzie tanto necesitaba.
Seguía saliendo a correr todas las mañanas, pero ya no iba hasta el pueblo, sino que tomaba Greenwich Road en dirección opuesta, hacia el sudoeste.
Los días eran largos y cálidos, hermosos, tranquilos. Amy vino de visita y se quedó un sábado a la noche para irse el domingo después del almuerzo. Trisha estaba en las nubes, feliz de trabajar sin descanso con Isaac y el resto de su equipo. La estaban pasando de primera, decía en cada llamada, especialmente de
El fin de semana largo me demandó un verdadero despliegue de acrobacia para mantener mi catastrófico estado de ánimo bajo control. De todas formas, fue genial. Los Blotter estaban felices, y Susan estaba tan entusiasmada que trabajó todo el fin de semana. “Mis” Blotter fueron los fantasmas más discretos de la historia. Habíamos acordado que se refugiarían conmigo en la casa de huéspedes si los Blotter vivos se ponían muy ruidosos, pero no lo hicieron. Ellos también estaban felices de volver a tener familiares en la mansión por primera vez desde que muriera Stephen, el hermano de Lizzie, y Casa Blotter quedara al cuidado de Grace.Llegaron el miércoles tres por la tarde, con el tiempo justo para descargar su equipaje y sentarse a comer la cena que les preparara Susan. En el comedor principal, por supuesto, aunque comían almuerzo y desayuno en la cocina.Insistieron en que me uniera a ellos el jueves y allí fuimos, en dos botes a motor rentados, a recorrer el Quabbin. Es
Ustedes ya saben que la síntesis no es lo mío, así que podrán imaginarse cuánto me costó atenerme a las cien o doscientas palabras que dijera Isaac. Quería que fueran algo especial, significativo, pero sin mostrar mis verdaderos sentimientos. Tenían que aportar a la historia que él quería contar, aun si lo contradecía. Un momento. Eso era algo que sabía hacer.Bien, así que contradecirlo, pero en un sentido positivo. Había dicho que se proponía contar una historia muy diferente a lo que mostrara durante los últimos diez años. Que siempre se había mostrado como el investigador temerario, desafiando a la oscuridad para desentrañar el misterio de turno. Las entidades oscuras eran los malos, y él era el héroe que llegaba a desafiarlos y salvar a la víctima de la semana, si había una. Había dicho que no haría nada de eso en su último episodio con Cazadores, sino más bien todo lo contrario.Si a eso le sumaba su rotunda negativa a dejarme ver siquiera una escena de lo que él
Regresé a la mansión el lunes, feliz por haber pasado dos días con Kujo. Y tres días después llegaron los dos últimos Cazadores, en una de sus típicas camionetas negras de alquiler. Ya era casi hora de la cena, así que los envié a dejar sus cosas y saludar a los Blotter mientras yo terminaba de cocinar y poner la mesa.Cuando se me unieron en la cocina, me di cuenta enseguida que se sentían incómodos conmigo. Como si no supieran bien qué decir y qué no.—Permítanme aclarar algo —dije, trayendo el pan de carne a la mesa. Me senté con ellos y hablé mientras les servía—. Sí, Bran y yo rompimos. Sí, todavía siento algo por él. Pero puedo escuchar su nombre y hasta hablar de él de una manera mínimamente racional sin sufrir una crisis nerviosa —sonreí—. Qué hacerle. Son cosas que pasan.—Son cosas que pasan —repitió Ted alzando su cerveza.Y brindamos los tres por las cosas que pasan. Cenamos hablando de los lugares que estaban investigando para su primera temp
Como si no quedara nada por decir tras la conversación en el estudio, pasé todo el día siguiente filmando con los Cazadores, mayormente al aire libre, junto al Quabbin y en el bosque. Insistieron en hacer cuatro tomas diferentes de mi texto, más las tomas adicionales. A la hora de la cena estábamos los tres agotados y nos fuimos a dormir temprano. Nos despedimos a la mañana siguiente y no volví a saber de ellos.Agosto trajo otra visita del señor Edward y su familia durante el primer fin de semana.Y el cumpleaños de Brandon el dieciocho. Lo veía venir una semana antes, y decidí que me sentía lo bastante fuerte para enviarle un regalo sencillo, algo para que supiera que recordaba la fecha. Le hubiera enviado una carta por correo, pero no me atrevía siquiera a tratar de escribirle. Pasé varios días intentando decidir qué le regalaría.El viernes
—Brandon te necesita aquí —dijo Isaac volviendo a sentarse, y alzó una mano para evitar que lo interrumpiera—. No tiene nada que ver con el estreno. Tiene cirugía ocular el primero de noviembre.—Sí, lo acordó con su oculista meses atrás. ¿Y eso qué tiene que ver conmigo?Me enfrentó ceñudo, como si fuera un niñato consentido haciendo berrinches.—No me mires así, Isaac. Rompimos, ¿recuerdas? Hace casi medio año. Los tiene a ustedes y a sus chicas para que lo cuiden.—No, Fran. Nos hace dejar la ciudad ese mismo día para reanudar las filmaciones. Y respecto a sus chicas, ¿recuerdas que te dije que era imposible que hubiera vuelto con Serena? Pues tenía razón. —Resoplé y me gané otra mirada reprobadora—. Presta atención. Serena es una influencer y estaba baja en po
Pobre Lizzie. Bien, y pobre Charlotte. Necesitaba desahogar toda la angustia y el miedo que me causaran las novedades, pero no podía hablar con Trisha ni con Amy. Así que la pobre Lizzie tuvo que ofrecerme su hombro fantasmal para llorar a mares. Esas dos semanas fueron las más largas de la historia, y las pasé luchando contra mi urgencia por dejar todo e irme a Los Ángeles. De hecho, estuve a punto de hacerlo en tres ocasiones.La peor fue cuando Brandon encontró a Cake hablando conmigo y perdió el control. Me quedé en silencio y no descubrió que era yo, porque había perdido tanto la vista que no era capaz de discernir mi cara en pantalla. Pero se enfureció tanto, sospechando que Cake estaba hablando de él, que no sólo amenazó al hombrón, sino que hasta le arrancó el teléfono de las manos y lo estrelló contra el suelo, pisoteándolo hasta
El episodio abrió con una toma del drone volando sobre el Quabbin hacia mi playita, y luego sobre los árboles. La narración en off de Brandon tenía un eco ominoso que parecía acentuar su tono solemne cuando habló con claridad y lentitud.—Escondido en los campos de Nueva Inglaterra, lejos de multitudes y grandes ciudades, está el lugar que cambió mi vida para siempre: Casa Blotter.El drone aminoró la velocidad cuando alcanzó el jardín, para mostrar la antigua mansión victoriana en toda su gloria bajo un cielo muy azul y brillante.—Fue aquí que vi mi primera aparición.Cortaron a un montaje de ese momento de su primera investigación en la mansión, en la primera temporada del show, mostrando a Brandon que huía despavorido del dormitorio principal, luego de sorprender allí a Ann Marie.Entonces apareció Bra
Un rápido fundido a negro se abrió a una oficina desordenada, con varios escritorios cubiertos de pantallas, teléfonos, papeles, vasos descartables y hasta envoltorios vacíos de comida rápida. La decoración bastaba y sobraba para identificar el lugar. Las paredes estaban cubiertas de posters enormes de cada temporada de Cazadores, y había estantes llenos de placas y trofeos de premios. Era el cuartel general de la pequeña productora de Brandon.Alguien sostenía una cámara.¿Perdón? ¿Era capaz de darme cuenta que estaba sostenida por manos, no por un trípode? Quién lo hubiera dicho.Decía, una cámara filmaba a Brandon sentado al escritorio más grande, por supuesto, arrellanado en un gran sillón giratorio negro. De pie frente a él, al otro lado del escritorio, estaba Jeff, su segundo al mando. Brandon enfrentó la cámara con esa sonrisita que solía hacerme reír primero, y luego saltarle encima para besarlo. Oh, aquellos buenos tiempos en los que podía dejarme lleva