Susan parecía ansiosa por hacer buena letra, o ver qué había pasado en el tercer piso, no estoy segura, y se ofreció a quedarse hasta más tarde para limpiar el estudio. Así que Mike tuvo que hacer a un lado sus planes de jardinería para ayudarla.
Después de almorzar, llamé a San Aloysius para cerciorarme que el padre Thompson estaría allí. Cuando me dijo que estaba esperándonos, ayudé a Brandon a cargar en su camioneta todo lo que necesitaría para la entrevista e intenté quedarme en la mansión, sintiendo que él todavía precisaba estar solo. Pero se negó de plano.
—Tengo todo el tiempo del mundo para estar solo en casa —replicó—. Así que ve por tu chaqueta, porque vienes conmigo.
—Sí, mi capitán —murmuré, dirigiéndome a la cocina. Cómo le gustaba ponerse dramático. Todo el tiempo del mundo para estar solo en casa. Sí, por supuesto. Saltando de cama en cama, el maldito.
Tan pronto salimos a Greenwich Road, me di cuenta que me estaba mordiendo la le
Lo seguí al tercer piso en completo silencio. Me hizo entrar al estudio y trabó la puerta. Bien, sin interrupciones. ¿Qué pasaba?Miraba a mi alrededor, asombrada de que la enorme habitación no mostrara el menor rastro de lo que había pasado, cuando sus brazos aparecieron a rodear mi pecho desde atrás. El roce tibio de sus labios contra mi piel me causó un escalofrío.—Ven —susurró en mi oído—. Quiero que aclaremos esto de una buena vez.Volví la cara hacia él y alcé la mano para deslizar mis dedos por su pelo corto, besándolo.—Te amo —murmuré.—Yo también. —Me soltó para ir hacia uno de los sillones—. Ven, sentémonos.—Suenas demasiado serio.No me gustó su expresión cuando arqueó las cejas. —Porque esto es serio.M
—¡Líneas Ley!Brandon y yo nos detuvimos a mitad de camino del segundo al primer piso cuando Trisha saltó fuera del comedor con una de sus exclamaciones.—¿Qué? —inquirió Brandon.Isaac sumó su vozarrón a las exclamaciones de mi amiga, si seré afortunada.—¡Líneas ley! ¡Corrientes de energía!—Amy dice que tal vez esto esté relacionado.—Oh, ya veo —murmuró Brandon.Terminamos de bajar la escalera y los otros dos nos dirigieron hacia el comedor, donde Brandon sacó su teléfono.—¿Filmaron la llamada con Amy? —preguntó, ya buscando el número de la médium.—Por supuesto —respondió Trisha ofendida.—Bien, filmemos ésta también, por si agrega algo que no les haya dicho a ustedes.
A la mañana siguiente, hice gala de mi fuerza de voluntad y me arranqué a mí misma de entre los brazos de Brandon antes que llegaran los Collins. Me vestí en el baño para evitar despertarlo, lo arropé y salí de puntillas de mi habitación. Isaac y Trisha todavía dormían también, de modo que la mansión estaba deliciosamente tranquila.La pelotita destelló apenas me detuve ante el salón oriental, y me dirigí a la cocina con Lizzie, Cristine y los mellizos, que seguían a su nueva tía a sol y sombra. Edward y Joseph se nos unieron un momento después.Quería saber cómo estaba Cristine, y mientras preparaba el desayuno, los Blotter me dijeron que a pesar de su profunda tristeza, se sentía bien recibida y contenida con ellos. Ver con cuánto ahínco trabajábamos para desentrañar lo que le había ocurrido alimentaba su confianza de que pronto hallaríamos una manera de que se reuniera con su familia.Me preguntaron por nuestras pesquisas y les conté lo poco que sabíamos en c
No nos detuvimos a discutirlo, pero tanto Isaac como Trisha y yo esperábamos que fuera Brandon quien decidiera qué hacer a continuación y cómo. Porque a pesar de que pretendía seguir en segundo plano, era quien estaba habituado a coordinar trabajo de equipo en situaciones raras.—Antes de decidir nada, tenemos que encontrar las dos estrellas restantes —dijo, molesto porque le endilgáramos la responsabilidad.Tenía razón, por supuesto, así que Isaac y Trisha salieron a buscarlas con las coordenadas del mapa, mientras Brandon y yo subíamos a ducharnos y quitarnos las ropas sudadas.—Ésta no era la idea —rezongó desde la ducha—. Se suponía que yo me limitaría a verlos a ustedes solucionar todo este lío.—Te dije que tienes este aura tiránica de líder nato que no puedes evitar —repliqué entrand
Pasé el resto del día como una zombie. Ya que era obvio que mi cabeza no se aclararía mágicamente, decidí que al menos podía ser útil y me sumé a los Collins en el jardín, para ayudar en la tediosa tarea de limpiar todos los fragmentos de vidrio que cayeran en el césped. La aspiradora resultaba muy útil, pero sólo teníamos una, así que dejamos que Susan la usara, mientras Mike y yo nos poníamos gruesos guantes de trabajo para recoger a mano las filosas astillas que la aspiradora no levantaba.Mientras tanto, los otros tres habían hablado con Amy e intentaban salvar el contenido de las cámaras arruinadas. Lograron recuperar intacto el contenido de las tarjetas de memoria, y más tarde, Brandon me mostró que los instrumentos habían registrado una abrupta caída del campo electromagnético durante los dos segundos previos a la explosión.—Como el domo de un volcán que colapsa justo antes de la erupción —explicó.También dijo que el KII ya no detectaba campos electroma
Esa tarde, Isaac y Mike extrajeron las dos estrellas de la base de la verja. Ahora sólo quedaba una: el centro de la estrella en el estudio. Nos habíamos reunido todos allí, intentando decidir si sacarla y ya, cuando Brandon regresó con Amy y una respuesta del experto.—Cinco a siete años. Diez como máximo —dijo, dejando la estrella de hierro que se llevara en la mesa de la cocina—. No tiene suficiente óxido para haber estado enterrada más que eso.Todos se volvieron hacia mí, como si esperaran que enunciara alguna conclusión o algo así. Meneé la cabeza.—¿Pueden sacar la última? —pregunté—. Ya regreso.Antes que pudieran preguntarme nada, di media vuelta y salí por la puerta trasera. Sabía exactamente quién podía darme un nombre relacionado a esas malditas estrellas de hierro.Susan abrió la puerta de su casa sin ocultar su sorpresa de verme allí.—Necesitamos hablar —dije muy seria.Me invitó a pasar, visiblemente incómoda. Mike se
Me descubrí recostada en uno de los sillones del estudio. Brandon se había arrodillado a mi lado y se inclinaba hacia mí, su mano en mi frente sudorosa, sus hermosos ojos azules nublados por la preocupación. Trisha llegaba con un vaso de agua. Amy me observaba desde el otro extremo del sillón con Isaac, y ellos también se veían preocupados.—¿Qué ocurrió? —murmuré, sintiendo la cabeza pesada y confundida.—Volviste a desmayarte —respondió Brandon tomando el vaso que le tendía Trisha—. Permíteme ayudarte.Meneé la cabeza levemente. —¿Por qué tocarlos me hace este efecto? —le pregunté a Amy.—No lo sé, muchacha —respondió con una mueca—. ¿Te ocurre cada vez que los tocas?—No, no. Es sólo la segunda vez. —Me froté la cara
Fue uno de los mejores fines de semana de la historia. Brandon fingió no saber si irse o quedarse, así que tuve que hacer el sacrificio de convencerlo para que se quedara hasta el lunes.Mientras los vidrieros tomaban la mansión por asalto para reparar todas las ventanas dañadas, nosotros nos fuimos con Isaac y Trisha a comer a Worcester. Allí, Brandon finalmente les habló del proyecto de las corrientes telúricas y le preguntó a Trisha si le molestaría que él le robara el proyecto de las entrevistas. El maldito, como si ella fuera a negarse después de semejante oferta laboral.Isaac la codeó alegremente. —¿Lista para irnos de viaje, muchacha?Esos dos eran algo especial. Se habían entendido en octubre, y durante la última semana en la mansión, su vínculo se había hecho aún más fuerte. Tenían una química muy especial, carente por completo de tensión sexual, que prometía convertirse en una amistad sólida a pesar de la diferencia de edad. Eran los cómplices perfect